#NosotrasParamos

Desde 1977, el 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. Pero en aras de ser muy sinceros, no es un día en que las mujeres debamos recibir ni flores, ni chocolates, ni felicitaciones por ser mujeres. Lo que se requiere es señalar un día en el calendario en que se reflexione sobre la desigualdad que enfrentamos las mujeres por el hecho de ser mujeres. De hecho, también se nombra como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, pues los primeros registros de movilizaciones en favor de los derechos de las trabajadoras datan de 1857. No, no estamos pidiendo mejores tratos que los hombres: estamos pidiendo los mismos accesos, las mismas oportunidades. Este año, además, se ha propuesto algo diferente. Este año #NosotrasParamos

La propuesta es que esta vez haya un paro internacional. Argentina, El Salvador, España, México y Polonia son algunos de los 35 países cuyos colectivos se están sumando a la iniciativa que arrancó hace ya cuatro meses. Recuerdo que lo vi pasar (en Facebook) allá por noviembre, en publicaciones del movimiento argentino #NiUnaMenos. Sonaba tan lejano… Ahora, en algunos periódicos se está explicando a qué nos referimos con este paro, y hago eco aquí de la propuesta de España: “está dirigida a los cuidados, al empleo y al consumo”, de las 12 a las 12.30. Esto es, durante media hora, no trabajar, no cuidar a alguien más y no consumir, pero a la vez concientizar (y esto es lo que me parece más importante): hablar con alguien más, explicarle lo que pedimos, lo que buscamos, lo que queremos. Tuitear o publicar en redes que apoyás el paro subiendo una foto tuya (con o sin cartel) y sumándote a los hashtags de la campaña, porque también hay conciencia de que no todas podrán unirse, pero queremos visibilizar a quienes creemos que esta también es otra manera de luchar por un mundo más igualitario.

Y es que la brecha salarial entre hombres y mujeres (que realizan el mismo trabajo) es del 24 % a nivel global [así lo reconoce  ONU Mujeres]. Aún no podemos acceder en igualdad de condiciones a puestos directivos, sea a nivel estatal o a nivel institucional. Aún se habla, como si de un avance se tratara, de que los hombres ya “nos ayudan” a las tareas del hogar, porque se sigue asumiendo que esas nos corresponden a las mujeres, y como buena ayuda pues nosotras tenemos que estar agradecidas y no exigir un 50 % del apoyo en esa distribución de tareas. Aún se espera que las niñas jueguen principalmente con muñecas y cocinitas, o al salón de belleza. Que desde pequeñas amemos el color rosado y dejemos que los hombres, cuando crecemos, nos abran la puerta de la casa y de su carro. Aún no se ve normal que nosotras nos abramos la puerta, o que seamos nosotras las que manejamos el carro, o que seamos las que pagamos la cuenta. Aún no es seguro para nosotras viajar solas en el bus, en el metro, o en la calle sin riesgo de que un hombre te diga cosas incómodas, intente acercarse demasiado o se masturbe viéndote, o viendo a tu amiga (sí, ese “viajar solas” aplica tanto para una sola mujer como a dos o tres mujeres viajando juntas). Es mucho lo que queremos visualizar con el #NosotrasParamos

Sabemos que son cambios que requieren tiempo y, sobre todo, educación. No solo para las nuevas generaciones, sino para nosotros mismos, los adultos, los más grandes. Y en esto las iniciativas que se van articulando entre lo que ocurre en la calle y lo que ocurre en el espacio digital sirven como un megáfono: ahora podemos hablar con más personas al mismo tiempo, podemos romper la barrera espacio-temporal e impactar en otros que no conocemos. Podemos dialogar, disentir y seguir buscando puntos de encuentro aprovechando esta ‘autocomunicación de masas’, como la llama el sociólogo Manuel Castells. Y este es un buen momento para utilizarla, para comunicarnos un poco más.

Y por eso creo que es importante unirnos a esta campaña. Un tuit no subirá el salario de las mujeres en el mundo, una foto en Facebook no nos blinda del #AcosoCallejero. Pero nos visibiliza. Nos reúne en una acción concreta, en un mensaje, en una petición. Nos identifica. Porque esa es una de las fortalezas de las redes sociodigitales, señalan Paul Gerbaudo, Javier Toret y su equipo, o Silvia Lago Martínez, entre otros investigadores: que se habla, se convoca y se actúa tanto en calle como en la red. Nos recuerda que no estamos solas, que nos tenemos las unas a las otras, que estamos haciendo eco de esa sororidad que tanto necesitamos, y que hay muchos hombres que nos acompañan y apoyan en esta lucha. Nos recuerda que hace 128 años se graduaba apenas la primera mujer, Antonia Navarro, como ingeniera topógrafa en una universidad de El Salvador. Que hace apenas 64 años “la mujer mexicana adquiere plenitud de derechos civiles y políticos”. Y eso nos da esperanza para creer que dentro de 64 años, dentro de 128, ya no habrá necesidad de decir que #NosotrasParamos o que #VivasNosQueremos

Ojalá que estos hashtags, estas palabras, estas propuestas sean semillas que nos lleven hacia un mundo cada vez más igualitario, más inclusivo para cada ser humano.