El protocolo de seguridad del Parlamento británico será revisado

Agencias

Las calles que rodean las Casas del Parlamento británico se volvieron a abrir al público este viernes, pero con una enorme presencia de agentes armados y robustos coches policiales en todas las calles. A diferencia de lo que ocurría antes del atentado, las puertas de las verjas del Parlamento estaban cerradas por completo y tras ellas había policías con subfusiles automáticos.

El protocolo de seguridad del Parlamento será sometido a revisión, sobre todo para debatir si los guardias que están más cerca de la calle deben pasar a estar armados. La tradición policial inglesa es que la policía armada es algo excepcional, que se preserva para casos muy concretos. En 2014 se planteó armar a los vigilantes de las puertas y la mayoría de los diputados lo rechazaron en una encuesta, alegando que se crearía «una mala atmósfera».

Mark Rowley, el jefe antiterrorista de Scotland Yard que hace de portavoz tras el atentado, ha anunciado que se revisará el dispostivo, pero recordó que «el actual es fruto de un acuerdo de muchos años con el Parlamento y está cuidadosamente equilibrado para ser proporcionado y no excesivamente intrusivo». Keith Palmer, el policía de 48 años que murió acuchillado, no iba a armado. Masood fue abatido por el escolta del ministro de Defensa, que se encontraba allí casualmente y evitó que atacase a un segundo agente.

El punto más débil de la verja del Parlamento es justamente aquel por el que entró Masood, la puerta de Carriage Gate, que casi siempre está abiertapara que pasen los miembros del Gobierno con sus coches. Una solución podría ser que siga habiendo allí policías desarmados, pero con compañeros armados en un segundo plano. Otras voces proponen peatonalizar todo el perímetro del Parlamento, algo que ya defendió en su día el alcalde Khan.

Por otra parte ha aparecido un vídeo en el que se ve cómo se llevan a Theresa May hacia su coche para evacuarla del Parlamento tras escucharse los disparos que redujeron a Masood. En las imágenes hay un instante en que la primera ministra camina en sentido contrario a donde está el Jaguar al que tiene que subirse y es orientada por sus escoltas tras un lapso de duda. Con una cierta hipérbole, algunos medios han querido ver en ese titubeo un fallo en la seguridad de la premier.