¿Quién norma el periodismo?

Recién asistí y presencié desde la barda, en Facebook, un serio debate sobre quienes realmente debemos llamarnos periodistas. El punto en discordia partía de la afirmación  que ser comunicador institucional no es lo mismo que ser periodista y que tampoco podía ser periodista un presentador.

El post, abrió una gama de opiniones y todas con un toque de realidad. Por ejemplo alguien sostenía que si el cartón universitario dice que eres periodista, es porque eres periodista aunque no ejerzas o labores en las comunicaciones de una empresa que venda pan francés.

Otro colega sostenía el argumento que eres periodista únicamente cuando estás activo en la profesión, obviamente respeto su punto de vista, pero tampoco creo que sea una realidad absoluta.

Viendo lo interesante que se presenta este debate, he decido por mi propia cuenta meter mi “cuchara” en él, lo que no significa que yo tenga la razón, quizá esté más equivocado en mis razonamientos, pero es lo que pienso.

Lo primero que se debe decir es que la palabra periodista está ligada a la ocupación de una persona que escribe artículos para un periódico, y si nos ponemos papistas esto dejaría fuera a los comunicadores institucionales, a los camarógrafos, a los reporteros de televisión y también a los presentadores.

Un periodista que no ejerza tampoco podría dar clases de periodismo en una universidad porque no tendría la solvencia dado a que no está activo en la profesión.

Tampoco es cierto que una persona deba ostentar el título de periodista solo porque escribe un artículo una vez por semana en un diario, y sobre todo en E Salvador donde esta linda profesión ha sido profanada.

Para mí, toda persona que tiene título de periodista ejerza o no es periodista. También lo es quien  tenga conocimientos universitarios sobre este tema. Lo que no es válido es que abogados, deportistas o de cualquier otra profesión pueda ejercer el periodismo y se le llame como tal.

Ahora, en el caso del presentador lo ideal sería que fuera periodista y en muchos casos lo es, pero lamentablemente acá se apuesta por rostros y no por conocimientos.

Para evitar estos debates, urge, pero urge una instancia que no solo regule y acredite al periodista sino que también abogue por sueldos justos y pare el flujo del periodista hacia la política partidista.