Trump reconoció a Peña Nieto que México no pagará el muro

Agencias

Si la construcción del muro a lo largo de toda la frontera con México fue el principal gancho electoral de Donald Trump ante sus fervorosos seguidores, que el vecino del sur asumiría su coste constituyó el complemento ideal, la perfecta provocación, que aún mantiene en público.

Sin embargo, la filtración de la primera conversación con su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, poco después de ocupar el Despacho Oval, reduce ahora aquella proclama a un simple cántico de campaña. Durante la charla telefónica de aquel 27 de enero, el presidente Trump no sólo asumió que México no pagaría la nueva construcción, sino que exigió a Peña Nieto que fuera poco desafiante en su negativa, bajo amenaza de romper relaciones: «No puedes decir a la prensa que México no va a pagar el muroentonces no puedo volver a reunirme con vosotros más, porque yo no puedo asumir eso».

El nuevo presidente de EE.UU. reconocía ya que había ido demasiado lejos en sus promesas y se justificaba con esta frase: «Llevo dos años diciéndolo, y toda mi gente lo dice también, y por eso tengo una especie de obligación política de decir que México pagará el muro, tengo que hacerlo».

Tras la conversación, Peña Nieto cumplió con el requerimiento de Trump y eludió pronunciarse abiertamente sobre el muro, algo que fue transmitido a la prensa como un «acuerdo para no volver a hablar públicamente» sobre el polémico asunto.

Trump se estrenó con su promesa el mismo día de junio de 2015 en que lanzaba su candidatura a la nominación republicana. Entonces, su ruidosa irrupción con insultos a los mexicanos que cruzan la frontera con EE.UU. disparó una tensión con el país vecino que protagonizaría toda la campaña.

El momento álgido fue a finales de agosto del pasado año, cuando el ya candidato a la presidencia se trasladó a México en su avión privado y fue recibido por Peña Nieto, todo ello de manera sorpresiva, lo que granjeó duras críticas al mandatario, acusado de dar cobertura a las amenazas de Trump. Para entonces, su equipo de campaña ya había dado a conocer que barajaba diversas fórmulas para forzar a México a pagar el muro, entre ellas un bloqueo a las remesas, el dinero con el que los emigrados a EE.UU. mantienen a sus familiares del otro lado de la frontera.

La conversación telefónica entre ambos presidentes,  desvelada ayer por el Washington Post que ha accedido también a la transcripción de la que mantuvo Trump esos días con el primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, refleja una notable diferencia en el tono y el lenguaje, mucho más diplomático y sin compromisos expresos en el caso de Peña Nieto. El mandatario mexicano, seguramente con la tranquilidad de saber ya que la financiación del muro no iba a ser el caballo de batalla para su gestión que esperaba, se limitaba a ser comprensivo en sus respuestas a Trump y a expresarle que entendía su «posición crítica».

Para entonces, su interlocutor le había asegurado también que encontrar fondos para costearlo desde su propia Administración no le iba a suponer ningún problema. Además de mostrar abiertamente una necesidad de que Peña Nieto entendiera su situación: «Seguramente, este el problema menos importante del que tenemos que hablar, pero, políticamente, podría ser el más importante».

Sin embargo, de puertas afuera, Trump se resiste a abandonar una provocación que tan bien reciben sus acólitos, que contemplan a México como origen de sus males. Hace menos de un mes, durante la última cumbre del G-20, en la que ambos presidentes volvieron a reunirse, la «cordialidad» con la que ambos definieron su reunión no impidió que el presidente estadounidense volviera a sostener que México «pagará el muro».