Mario Guevara, periodista: “Me hice tatuajes alusivos a la mara y probé las drogas, pero tuve la bendición de reaccionar a tiempo”

Mario Guevara

Por Santiago Leiva

De niño y adolescente los únicos seguidores que Mario Guevara tenía eran sus vecinos en Apopa: Él era “el reporterito del crimen” y toda vez que había un hecho delictivo en su comunidad corría y tocaba puerta por puerta reportando la noticia para evitar que le ganaran el mandado. “Cuando me preguntan que cual fue la primera vez que hice periodismo yo caigo en cuenta que fue en Apopa. Yo le digo a las personas que ahí empecé a hacer periodismo, me decían metiche y chismoso, pero la verdad era un tipo de periodismo porque yo corría a pasar la noticia. Sí, yo salía corriendo: !oigan mataron a un señor! y detrás de mi iban los vecinos a pesquisar. Era parte del periodismo que ya lo traía en la sangre”, relata.

En la actualidad, Mario mantiene pendiente de sus noticias y reportes, solo en redes sociales, a más de 300 mil seguidores a lo largo y ancho de los Estados Unidos. Guevara es un osado, periodista salvadoreño, que cansado de la delincuencia decidió buscar su “sueño americano” en tierras norteamericanas y casi 15 años más tarde da por hecho que es un sueño cumplido. “Considero que yo ya alcancé el sueño americano, estoy haciendo lo que me gusta y me pagan por eso”, dice.

Mario está radicado en Atlanta, Georgia, y escribe para el periódico Mundo Hispánico, pero tiene un amplio nicho de mexicanos y otras nacionalidades latinas pendientes de sus cuentas en Facebook donde reporta con imágenes y vídeos con historias humanas y redadas que ejecuta  ICE (Immigración and Customs Enforcement).  “A mí me gusta el peligro, mi tipo de cobertura preferida es la que tiene riesgo. Me gusta sentir la adrenalina y por eso es que hago mucha noticia relacionada con la policía. Gracias a eso he cubierto tiroteos en vivo y en directo y he cubierto redadas de las autoridades”, manifiesta con orgullo.

De la época de vocero para sus vecinos en Apopa ha pasado mucho tiempo, pero su espíritu competitivo sigue vigente. “No  olvide que lo vio primero aquí” es la frase célebre con que cierra cada reporte que realiza para Mundo Hispánico. El periodista Mario Guevara es mi personaje de la semana.

 

Mucha gente deja el país en busca del “sueño americano” y vos en Atlanta, Georgia, eres un periodista exitoso, ¿has conseguido tu sueño americano?

Para ser honesto yo me considero un hombre muy afortunado no solo en el aspecto familiar y personal, sino profesionalmente porque desde que llegué a este país Dios me abrió las puertas para poder seguir trabajando en lo que me preparé. Mi sueño siempre fue ejercer el periodismo y el fotoperiodismo y Dios me lo ha permitido desde que llegué. Así que yo sí te puedo decir que he alcanzado el éxito, obviamente hay más planes de futuro, pero si me considero una persona exitosa en todos los aspectos.

¿Has logrado tu sueño americano?      

¿El sueño americano?, sí yo podría decir que lo alcancé. Yo considero que sí lo alcancé. Obviamente te digo, sé que todavía hay proyectos a corto y largo plazo, pero yo considero que ya alcancé “el sueño americano” porque estoy haciendo lo que me gusta y me pagan por eso. De paso he podido ser instrumento de bendición para mi familia y para otras personas. Yo creo que ese es un tipo de “sueño americano” y me considero afortunado por eso.

¿Qué te queda por hacer, llegar a un medio más reconocido?

Fíjate que sí, yo desde que estaba en El Salvador por alguna razón siempre me veía en el Washington Post, pero obviamente eso es más difícil por la cuestión del idioma, de escribir y entender el inglés perfectamente. Pero si te digo: desde que estaba muy jovencito y era un novato, yo me veía en el Washington Post y ese sueño no lo he dejado atrás. Estoy seguro que algún día voy a tener la oportunidad aunque sea de experimentar con ellos y decir misión cumplida. Esa es una de las cosas que me faltan en mi carrera periodística.

En Mundo Hispánico haces periodismo escrito y  periodismo visual en redes sociales…

Definitivamente. La tecnología, multimedia y las plataformas nos han obligado a meternos de lleno a experimentar en otros aspectos. Para mí el tema de los vídeos fue algo nuevo porque yo empecé escribiendo. Mi primer editor que tuve fuiste vos, vos me editaste mis primeras notas y me dijiste como cambiar entradas. De esa época han pasado 16 años y todo ha cambiado drásticamente, a estas alturas esas notitas que aprendí a escribir se han transformado en vídeos y cuestiones gráficas. Así que como todo se ha transformado me ha tocado a la fuerza hacer vídeos. Yo nunca me imaginé pararme frente a una cámara, agarrar un micrófono y hablar.  Al principio temblaba frente a la cámara; hacía un millón de entradas y salidas porque me salían mal, según yo. Pero me di cuenta que la gente no esperaba un periodista de esos que están en televisión sino conocer los reportes de Mario Guevara. Así que yo reporto al natural como lo veo y ya no tengo que preocuparme y afanarme por lucir impecable y usar el vocabulario más perfecto del mundo, al contrario. Pues exploré esa posibilidad y déjame decirte que le he sacado provecho (a mi naturalidad) y así es como me estoy defendiendo.

Por tus constantes giras estatales me atrevería a decir que quizá conoces más Estados Unidos que El Salvador… 

Efectivamente gracias a Dios. Un día de estos estaba analizando eso y creo que he visitado la mitad del país, la mitad de Estados Unidos. Puedo decirte que quizá conozco más Estados Unidos que El Salvador. Aquí me han mandado a trabajar a estados que ni siquiera me acordaba su nombre.  He visitado de 23 a 25 estados en los últimos años.

De Mundo Hispánico pareces el periodista estrella ¿cómo se logra ese éxito en el Norte?

Jejeje bueno. Honestamente Santiago, yo creo que la forma de tener éxito la aprendí allá en mi país. Los periodistas gringos no avanzan mucho porque quieren mantener su alto raiting de profesionalismo y se les olvida ser ellos.  Yo creo que el éxito se lo debo a ser autentico, yo me considero una persona autentica natural. Si a mí me toca entrar a una casa donde no hay muebles y sentarme a comer en el suelo con ellos lo hago sin problemas. Si me toca tomarme la foto con un indigente porque el indigente quiere conocer a un periodista yo voy sin problemas, y si me toca hacerlo con el gobernador del estado igual. Yo creo que la clave está en eso, entre más tú te hagas del pueblo es más fácil tu crecimiento. Si hablas como ellos, si comes como ellos, si caminas como ellos y te relacionas con ellos te ganas el cariño de la gente y eso te hace crecer. Esa ha sido la clave de mi éxito, el haberme hecho al mismo nivel del pueblo. Pero eso no es nato de mí, ese lo aplique En Salvador por la gente con la que trabajé entre ellos Santiago Leiva y Francisco Campos, gente que me aconsejaba y yo veía que eran común y que sus profesiones no los hacían más que nadie. Por eso es que he logrado superarme en Estados Unidos porque decidí seguir haciendo lo mismo que hacía en El Salvador.

Es decir seguís manteniendo la misma mística del periodismo salvadoreño en Los Estados Unidos…

Literalmente. Lo mismo que aprendí.

Y valla que te ha funcionado, en Atlanta eres figura pública…

Déjame decirte que después de grandes periodistas, en uno de los análisis que hicieron yo salí como uno de los periodistas con más seguidores en Los Estados Unidos, y para mí es un privilegio porque eso representa la confianza que la gente me tiene. Son más de 300 mil seguidores los que tengo en mis dos cuentas de redes sociales.

¿En Facebook?

Sí, y para mí es un logro enorme saber que más de 300 mil personas me siguen y no solo en Georgia. Donde quiera que he ido ha llegado gente al hotel a tomarse una foto con migo o invitarme a comer. Estuve en Nebraska y ahí llegaron unas personas a invitarme a comer unos tacos y yo fui con ellos después de mis coberturas. Eso para mí es éxito, es un logro que la gente de otros estados me reconozcan y me sigan. Yo he aprendido a no hacer diferencia de nacionalidades, la mayoría de los que me siguen son mexicanos.

¿Cuál consideras la cobertura más importante que has hecho?

Fíjate que yo he ido a dar chalas a escuelas e iglesias y generalmente me hacen esa pregunta sobre cuál ha sido mi mejor cobertura. Y yo te puedo decir, como periodista, que ninguna cobertura es más importante que otra. Cualquiera diría que cuando he estado con cinco o seis presidente es lo más relevante para mí, pero en realidad no. Yo he hecho entrevista a gente  que no tiene nada y gente tan normal que para mí son tan importantes como otras. Si te puedo decir que a mí me gusta el peligro, me gusta el riesgo, me gustan las coberturas de riesgo. Yo no puedo hablar de cual cobertura es más importante que la otra, pero si te puedo decir que mi tipo de cobertura preferida es la que tiene riesgo, me gusta sentir la adrenalina y por eso es que hago mucha noticia relacionada con la policía. Gracias a eso he cubierto tiroteos en vivo y en directo aquí, y gracias a eso he cubierto redadas de las autoridades. (Me gusta) ponerme el chaleco antibalas y sentir que algo puede pasar. Ese es el tipo de coberturas que me emocionan, pero son importantes también las notas humanitarias, ir a hospitales a cárceles y visitar presos para dar voz a esos detenidos que básicamente están en el olvido.

Te has vuelto experto en migración ¿cuál es tu estatus en Estados Unidos?

Bueno yo gracias a Dios gozo del beneficio de un permiso de trabajo temporal que es renovable cada dos años, así que eso me da suficientes privilegios para estar aquí cómodo y seguro. Y sí definitivamente te digo, para no ser ciudadano estadounidense, en coberturas, me he metido en la boca del lobo porque soy el único en todo el país, y te lo digo con mucho orgullo, que ha grabado redadas de inmigración en vivo y en directo no planeadas. Todo eso lo he logrado por el hecho de levantarme a las 5:00 de la mañana a patrullar las calles. Yo le llamo patrullar en mi carro aunque obviamente no soy policía, pero así lo he logrado.

Asumes el rol de cazador de noticias

Jejeje pues básicamente jejeje. Todos esos momentos de adrenalina son los que me han puesto en el lugar donde estoy. Un día que cubrí una redada de immigración logré más de seis mil seguidores ese día.

Hace unos años, en 2013, viviste tu propio calvario migratorio ¿eso ya quedó en el olivo, es pasado?

Gracias a Dios sí, pero no puedo dar por sentado que todo esté en el olvido al 100 por ciento porque en este país todo immigrante está en riesgo de ser deportado, incluso con residencia permanente, un error mínimo, una falla o descuido que cometas te puede costar la deportación, así que no puedo decirte al 100 por ciento que es cuento del pasado, que ya estoy salvado. Yo en lo personal me siento tranquilo porque me considero una persona de bien que está contribuyendo a este país, que está respetando las leyes y pagando mis impuestos.

¿La amenaza de deportación es lo peor que ha vivido en tierras norteamericanas?   

Sí definitivamente. Fue duro vivir en carne propia la pesadilla que había reportado por muchos años. Había reportado de otras familias y que de repente me tocara fue duro. Esa ha sido una de las peores historias personales que he vivido y no solo en Estados Unidos sino en mi vida en general. Imagínate venir huyendo de mi país, y saber que ahora no iba a volver solo sino con mi familia y con niños pequeños fue algo duro. Me dio miedo, inseguridad e incertidumbre el hecho de pensar en volver porque ya me adapté a la seguridad y estilo de vida que Estados Unidos da. Te digo fue un momento muy difícil y especialmente por los niños pequeños. Yo decía no quiero que mis hijos estén expuestos a ser reclutados por las maras. Eso en serio dolió mucho, pero gracias a Dios ya se superó esa etapa.

¿Qué te pasó, te llegó de repente orden de deportación?

No, no, no lo que pasó fue que cuando yo llegué a este país, basado en todo lo que había vivido en El Salvador yo decidí solicitar asilo. Le dije al juez: mira soy periodista en El Salvador he trabajado para tales medios, tengo a mi familia aquí, allá fui víctima de la delincuencia, me atacaron varias veces y necesito refugio en este país…

¿Y qué sucedió?

Pues yo consideraba que con eso iba a ser suficiente (argumento), pero el juez consideró que no. Considero que El Salvador es un país democrático, que es un país que ya no está en guerra y que no podía darme asilo porque la delincuencia me quería matar porque aquí también hay delincuencia. Y pues no me dio el asilo, el juez negó mi petición y el departamento de immigración me dijo: tienes 60 días para abandonar este país sino te vamos a deportar. Ahí empezó la batalla legal y gracias a Dios la ganamos. Gracias a Dios después que nuestros abogados apelaron, immigración misma dijo: este immigrante está contribuyendo aquí, y ellos mismos decidieron cerrar mi caso administrativamente y dejar atrás la deportación.

Ese 2013 fue tu peor año…

Definitivamente, pero por misericordia de Dios las autoridades de este país nos dieron la oportunidad de quedarnos y aquí estamos.

¿Qué tanta persecución sufriste en el país, qué te obliga a marcharte?

Fíjate que yo gracias a Dios, a diferencia de otros immigrantes  no vine huyendo por la pobreza y la miseria como le toca a la mayoría tristemente. Yo gracias a Dios desde que el Diario Co Latino me abrió las puertas y después me contrató LA PRENSA GRÁFICA  tenía un trabajo estable y con buen salario. Tenía mi vehículo para transportarme, podía tener se podría decir, lo que cualquier salvadoreño hubiera deseado. Simplemente lo que ocurrió es que en LA PRENSA GRÁFICA me mandaron a cubrir noticias sociales y hubo manifestaciones donde me atacaron y los manifestantes la agarraron contra mí y cada vez que me veían la agarraban contra mí y me golpeaban. Entonces ya estaba con esa inseguridad que no podía trabajar a gusto porque le caía mal a ciertos grupos. Y eso me pasó varias veces porque ciertos grupos decían que yo trabajaba con la Policía y eso era mentira obviamente. A eso hay que sumarle que sufría continuos robos, asaltos a mano armada. Mira sufrí tantas cosas allá en El Salvador en los últimos años que yo finalmente tomé la decisión de decir vámonos a buscar una vida mejor en un país estable. Eso nos animó a venirnos como a muchísimos salvadoreños y como todavía está ocurriendo hoy en día. Todos los días llega gente huyendo de la delincuencia y las maras. Ahora tristemente ya este país no considera eso para darte estadía legal.

¿Te fuiste por tierra con tu familia?

No, fíjate que gracias a Dios nosotros teníamos visa  de turista. En ese tiempo mi familia era mi esposa y mi hija mayor, mis dos hijos nacieron acá.

Vos creciste en Apopa, ¿cómo fue tu niñez, cómo fue tu adolescencia en Apopa?

Yo nací en Zacatecoluca, pero de niño nos mudamos a Apopa. Apopa siempre ha sido el dormitorio del gran San Salvador, pero en aquella época era un lugar donde vos podías caminar y salir a andar en bicicleta, sin embargo de repente empezó a cambiar para mal. Hubo un momento en que Apopa se había vuelto cueva de ladrones, te robaban por todos lados y de repente había “toque de queda”. Y fíjate que cuando yo estaba adolescente comenzaron a llegar los pandilleros deportados de Los Estados Unidos.  En la colonia que yo vivía levantaron  una “Clica” y yo me uní a la “Clica”.

¡En serio¡

Sí yo forme parte de la “marita” hasta que reaccioné y me di cuenta que eso no era futuro para uno. Así que gracias a Dios continué mis estudios y me gradué. Me casé joven, pero gracias a Dios terminé mi bachillerato y pude ir a la universidad. Pasé cuatro años y medio trabajando de día y estudiando de noche, pero así logré que me abrieran las puertas. Pero sí mi adolescencia fue un poco difícil porque me crie sin Papá y sin Mamá. Mi Mamá estaba acá en Los Estados Unidos y mi Papá por otro lado así que me crie básicamente solo con tíos y abuelitos. Fue difícil, fui víctima de acoso de otros estudiantes, los más grandes me robaban las gorras que me enviaban todo eso lo viví de joven. Me tocó estar envuelto en muchísimas peleas para defender lo mío. Me pegaban unas palizas y solo yo sabía que era llegar a la casa y bañarme temblando de las grandes golpizas. Pasé muchas cosas de niño y de joven ahí en Apopa. Gracias a Dios que eso fue temporal, fue la etapa de los 14 a los 17 años. De los 18 en adelante empecé a madurar y a pensar lo que quería ser en la vida. Yo siempre quise ser periodista, hacer esto que hago. Fíjate que cuando me preguntan que cual fue la primera vez que hice periodismo yo caigo en cuenta que fue en Apopa. Allá en Apopa cuando veía algo yo salía corriendo a contarle a los vecinos.

¡Ahh!

Sí yo salía corriendo: !oigan mataron a un señor! y detrás de mi iban los vecinos a pesquisar.

Eras el “chambroso” del barrio jajaja…

Yo le digo a las personas que ahí empecé a hacer periodismo, me decían metiche y chismoso, pero la verdad era un tipo de periodismo porque yo corría a pasar la noticia. Hasta se me reventaban las “ginas” (chanclas de hule) cuando iba corriendo, pero yo les tocaba las puertas a los vecinos cuando había un muerto o le estaban robando a alguien. Yo les pasaba la voz, era el vocero…era parte del periodismo que ya lo traía en la sangre.

Con la “Clica” no te involucraste en serio…     

Me brincaron y pasé todas las pruebas. Probé las drogas. Gracias a Dios que no pasé de probarlas…

¿Cómo lograste salir, no es fácil dejar una pandilla?     

Fíjate que tuve la suerte, tuve la bendición de que en aquella época no estaba tan corrompido como ahora. En aquella época lo de la “mara” era de irse agarrar a pedradas con los del otro bando y a lo mucho un “trabón”. Eran robitos de te voy a robar el reloj. Para dejar el grupo yo les dije que me iba a mudar a estudiar y no les gustó, pero como no estaba tan corrompido no tuve tantos problemas gracias a Dios, y fue rápido para que me olvidaran.

Entiendo que ese tema es parte de tus charlas en los colegios…

Correcto, es parte de mis charlas porque durante ese tiempo que estuve ahí. Imagínate me tatué, me hice los tatuajes alusivos a la “mara” probé las drogas. Ósea hice las cosas que cualquier pandillero haría, y eso hoy lo estoy usando para testificar y decirle a los jóvenes que no lleguen ahí porque no todos tienen la bendición que yo tuve. Yo tuve la bendición de reaccionar a tiempo y dejar esa vida atrás. En cuestión de un año o año y medio me di cuenta que no era la vida que quería.

Caer ahí para luego testificar ¿crees que estaba en los planes de Dios?

Definitivamente. Y estoy convencido que es un plan de Dios y por eso es que me identifico tanto con los jóvenes. Yo creo que es un plan de Dios y no solamente para otros jóvenes sino para mí familia. Mis hijos no andan de vagabundos en la noche, son muchachos sanos porque han visto lo malo que yo viví y se los he expuesto.  Ellos saben que tatuajes en esta casa solo yo y que las drogas no deben probarla. Les he hablado de manera transparente y me ha servido. Así que son planes de Dios, no puedo cambiar mi pasado, pero si lo estoy usando para bien.

Me decías que tu ilusión es llegar al Washington Post ¿cuál era tu sueño de niño?

Mi sueño de niño era hacer periodismo, Veía a los periodistas reportando la lluvia, soñaba con eso y lo logré. Así que las coberturas que hago todos los días son mi sueño de niño. Mira cuando entre a Atlanta entré con visa y al poco tiempo se me venció la visa y me quede sin documentos. El inglés no sabía hablarlo apenas sabía decir: mi “name is Mario”, pero una vez yo pasé frente al edificio del “Atlanta Journal Constitutions” y dije: algún día voy a trabajar aquí. Le dije a mis hijos: no sé cómo, no tengo papeles y no hablo inglés, pero un día voy a trabajar aquí, y mira resulta ser que Mundo Hispánico le pertenecía al “Atlanta Journal Constitutións” y me contrataron. Así que déjame decirte que soy un visionario y algún día lograré los sueños que me faltan.

En tu trabajo vos viajas a todas partes, pero entiendo no podes viajar a nuestro país…

Puedo salir a donde me dé la gana, hasta me aburre viajar, pero no puedo viajar a mí país, ahí si definitivamente estoy atado, pero estoy bendecido porque mi familia y mis amigos me pueden venir a visitar. La mayoría de mi familia está aquí y los que no, me vienen a visitar. Así que no siento la necesidad de viajar a El Salvador. Si alguien me diera un boleto para ir a El Salvador lo pensaría mucho, primero por lo que viví allá y segundo porque aquí tengo todo.

¿Hay algo que te impida legalmente?

No puedo viajar a El Salvador porque si viajo legalmente le estaría diciendo a Estados Unidos te mentí. Pedí aquí refugio porque no podía vivir allá y ahora estoy viajando de turista, de paseo. Es como decirle a Estados Unidos te mentí y eso me arriesga a que me deporten.