Foto cortesía de Tulio Galdámez
Al llegar la noche; La muerte, El Cadejo, La Chancha, El Cipitío, La Sigüanaba, El gritón de media noche, El padre sin cabeza y El duende aparecieron dando gritos y empujando la Carreta Chillona en Tonacatepeque.
Así inició una de las tradiciones más coloridas en ese municipio, que atrajo a cientos de turistas nacionales y extranjeros el 1 de noviembre.
Como todos los años, Tonacatepeque celebró el Día de la Calabiuza y en sus calles los niños dijeron: Ángeles somos, del cielo venimos, pidiendo ayote para nuestro camino, mino, mino.
Unas 14 Carretas Chillonas y 400 jóvenes y niños, participaron en el tradicional festival, con ingeniosas vestimentas que representaban a los personas míticos salvadoreños.
«Trabajamos como dos meses en la carreta y usamos materiales naturales .Yo tengo varios años de participar en esto», expresó José Edgar Urbano.
Trascendió que las autoridades municipales solicitarán a la Asamblea Legislativa que ese día sea declarado como Patrimonio Cultural Intangible.
