Estados Unidos, listo para recibir a su presidente más impopular

Estados Unidos va a ser hoy testigo de su ritual más importante, el sagrado cambio de poder. Una gota de oficialidad y pompa en un proceso político sin precedentes, que ha roto el escaparate de las formas y dejado boca abajo a los observadores más sagaces. El magnate Donald Trump recogerá el testigo del hombre al que intentó deslegitimar con un bulo racista, Barack Obama, para iniciar un Gobierno “impredecible”.

A primera hora, los matrimonios Trump y Pence asistirán a misa en la Iglesia Episcopal de San Juan. Después, a las 9:30, rodeados por el ajetreo de la mudanza, los Obama recibirán a los Trump para tomar un té en la Casa Blanca y subirse a la comitiva que los llevará directos al Capitolio.

En esa limusina, la magia. El emperador que se va y el que viene, el escritor y el promotor inmobiliario, la calma contra la tempestad, dos hombres perfectamente asimétricos que se han odiado en extremo.

«Al mediodía, junto a su mujer, en presencia de líderes religiosos, expresidentes, Hillary Clinton, y después de que su vicepresidente haya sido investido, Trump jurará el cargo sobre dos Biblias: la de Abraham Lincoln, usada por otros presidentes, y la que le regaló su madre en 1955 al terminar la escuela. Un cañonazo marcará la transición en la democracia moderna más antigua.

Nunca antes un presidente electo había sido tan impopular, al menos desde que se hacen encuestas. Solo el 38% de los estadounidenses tiene una “imagen positiva” de Donald Trump, frente al 67% que veía bien a Obama en 2009, el 50% a George W. Bush y el 63% a Bill Clinton. Politólogos consultados reconocen que jamás han visto nada igual.

Su impopularidad no solo se mide en encuestas. La policía calcula que vendrán a presenciar la jura unas 900.000 personas de fuera, la mitad de quienes dieron la bienvenida a Obama en 2009, y hay registradas un centenar de manifestaciones a favor o en contra del nuevo presidente. Más de 60 congresistas demócratas boicotearán el evento y algunos, como el referente de los derechos civiles John Lewis, representante de Georgia, lo consideran un líder “ilegítimo” por la influencia de Rusia en las elecciones.

El propio Trump ha quitado importancia al boicot. “Está bien, porque necesitamos muchos asientos”, declaró a Fox News. “Espero que me den sus entradas”.

28.000 policías velarán por la seguridad este fin de semana; decenas de manifestaciones ya han recorrido la capital y para el sábado está planeada la ‘marcha de las mujeres’, que espera reunir a 200.000 personas y repetirse en otras 300 ciudades del país.

Hoy empieza una etapa desconocida: el acceso de la primera persona sin experiencia política ni militar al trono de Estados Unidos, el hombre más viejo y también el más rico. Alguien que no ha dejado regla sin romper y que en solo unas semanas de transición ya ha moldeado la presidencia a su medida, cuestionando viejas alianzas o presionando a empresas multimillonarias directamente en Twitter.

“El problema para él y para el país es que sus opiniones no parecen haber sido revisadas, o atemperadas, por asesores moderados”, explica el profesor Aberbach. “Ha dicho cosas que enfadan mucho a la gente, por ejemplo respecto al futuro de la OTAN. Es algo muy peligroso. Y parece que continuará haciéndolo”.

Se espera que Trump dé un discurso más breve de lo habitual, de unos 20 minutos, que el desfile presidencial sea más corto y que solo acuda a una fracción de los eventos tradicionales. De todos los bailes planeados este fin de semana, el recién investido presidente participará en dos: el oficial y el del saludo a las fuerzas armadas.

Mientras, disimulado entre la multitud, un hombre estará presente durante todo el proceso. Es el custodio del maletín nuclear, que llegará al Capitolio siguiendo a Barack Obama, y lo dejará siguiendo a Donald Trump.

Tomado de El Confidencial