Mujeres emprendedoras apuestan por el vino y la soya para salir de la pobreza

Por: Remberto Domínguez

Zoila Hurtado y Ana María Vivas son dos mujeres emprendedoras originarias del cantón El Espino, en San Pedro Perulapán, Cuscatlán; ambas se dedican a elaborar vinos de frutas, y productos derivados de la soya como horchata en polvo, leche de soya, carne de soya, y chocolatina. Estas mujeres iniciaron su proyecto en 2012, gracias a un capital semilla de $40 mil dólares, que les otorgó el Ministerio de Economía, a través de un concurso que realizó el Ministerio a cooperativas de mujeres emprendedoras.

Ana María Vivas es una empresaria que fundó la empresa «Felizoya», con un capital inicial de $30 dólares. Ella tuvo el apoyo de instituciones gubernamentales y locales como: la Alcaldía de San Pedro Perulapán, FISDL, Conamype, Cedemype, Ciudad Mujer, Ministerio de Trabajo, y el Ministerio de Economía.

A través del Plan el Salvador Seguro se está trabajando en el programa Emprendimiento Solidario en San Pedro Perulapán. En este municipio se han seleccionado grupos de mujeres emprendedoras, que están trabajando en una iniciativa de negocio, para darles capacitación en actividades para la vida, en temas empresariales, y posteriormente se les dará materia prima, herramientas y equipo para fortalecer su trabajo.

Zoila Hurtado es una emprendedora que está en la misma cooperativa de Ana María. Ella elabora vino de frutas llamado «Vinos la Llama Escondida» y los elabora de diferentes sabores como: de mango, jamaica, naranja, uva, manzana y tutifruti.

«La iniciativa de emprender este negocio surge a través de la necesidad del empleo y la pobreza en que estamos, es por eso que el negocio surgió al principio con 45 socios, pero se fueron saliendo al ver que las ganancias eran pocas, de ahí es que solo quedamos 10 personas en el negocio», dijo Hurtado.

La cooperativa cuenta con 25 mujeres emprendedoras en la actualidad, las que día a día sacan adelante a sus familias, considerando que es el único medio de ingreso que poseen, de hecho cada fin de mes se reparten los dividendos de las ventas obtenidas de los vinos y felizoya, lo cual les sirve, para llevar el sustento a sus familias.

Los productos que elaboran estas mujeres se distribuyen en ferias, agromercados, instituciones de gobierno, y en la venta de casa por casa. El objetivo de esta cooperativa es que el producto llegue a los supermercados, pero hasta el momento no cuentan con los medios necesarios para legar a ese segmento.

Para ello se necesita tener una planta de producción y que la empresa esté totalmente constituida, así suplir la demanda que las grandes empresas solicitan a sus proveedores.

La materia prima para elaborar estos productos es cien por ciento natural, la cual no lleva químicos y no daña la salud de las personas. Además Ana María relata que como pequeñas empresarias tratan la manera de comprar la materia prima a otras cooperativas pequeñas, ya que es una de las formas de poderse ayudar mutuamente como empresarios.