Cómo la pólvora atenta contra la salud de las mascotas

Agencias

Sin entender que ocurre, sin poder elegir y sin siquiera disfrutar los espectáculos pirotécnicos los perros, gatos y otros animales domésticos, son sujetos a Quemaduras, Lesiones auditivas y/o Ataques de Pánico.

Lesiones auditivas: Los veterinarios advierten que si bien todos los animales son sensibles a los ruidos fuertes, los perros son los más afectados debido a su delicado sistema auditivo. Este temor tiene un origen innato y se explica por su sensibilidad ante estímulos sonoros intensos.

La capacidad auditiva de los perros (60.000 ciclos por segundo) se diferencia de la del humano (20.000 ciclos por segundo) por su gran aptitud para captar sonidos a altas frecuencias. En cuanto a la percepción de sonidos distantes, los perros pueden detectar un sonido débil a una distancia entre cuatro y cinco veces mayor que un ser humano. Todas estas características les provocan a nuestras mascotas “hipersensibilidad auditiva”.

Estos sonidos matan células sensoriales que se encuentran en los oídos y que no se regeneran dejando severas discapacidades auditivas. Los petardos alcanzan hasta 190 decibeles (una sirena registra 120) bastante más de los 85 decibeles que el oído de los perros puede soportar.

Quemaduras: La gravedad de las lesiones no dependen del producto que actúa (la pólvora, el calor o el fuego) sino de la intensidad de la explosión o del tiempo de contacto con el fuego, en general los animales domésticos sufren quemaduras al estar cerca de los artículos explosivos durante su detonación, estos desprenden trozos encendidos y caen sobre el cuerpo provocando quemaduras en la piel del animal, también suelen caer en los ojos provocando quemaduras y ceguera (estrellitas).

Ataques de pánico: A diferencia de sus dueños, tanto perros como gatos no suelen disfrutar de las fiestas. La concentración de gente y los elevados ruidos provocados por los fuegos pirotécnicos generan malestar en los perros y gatos de la familia que, estresados por los estruendos festivos pueden llegar a sufrir ataques de pánico:

Las reacciones suaves o de baja intensidad incluyen deambulación, temblor, encogimiento, inapetencia, intensos deseo de ingerir agua, deseo de estar en permanente contacto con el propietario.

Las reacciones más graves o de alta intensidad provocan gemidos, intensa salivación o babeo, jadeos prolongados y muy fuertes, eliminación y/o retención de heces u orina, correr en forma desenfrenada sin rumbo (escape frenético) tratando instintivamente de reducir su miedo, por lo general buscan un lugar oscuro, como bajo la cama o la mesa, aunque algunos salen disparados a la calle, también arañan o mastican barreras (fractura de dientes) y saltan a través de balcones, ventanas, vidriados o alambrados, provocándose heridas de suma gravedad, palpitaciones, taquicardia, sensación de insuficiencia respiratoria, falta de aire, náuseas, aturdimiento, sensación de irrealidad, provocar destrozos, ladrar furiosamente en el momento en que empiezan los fuegos artificiales o incluso a reaccionar en forma violenta contra las personas.

Quizá en los gatos no se genere los destrozos de puertas y vidrios que pueden ocasionar los perros exaltados pero su reacción por los ruidos es esconderse, ellos también padecen el estrés por los fuertes ruidos; lo que puede afectarlos también es el árbol de navidad si la naturaleza del felino lo lleva a intentar escalarlo o a mordisquear luces y adornos, en cuyo caso los veterinarios aconsejan que se impregne a esos objetos con vinagre u otra sustancia repelente.

Es recomendable que las aves, hamsters, conejos y hasta los peces estén protegidos dentro de la casa. Este tipo de mascotas pueden morir de asfixia por inhalación del humo despedido por los juegos pirotécnicos.

Que hacer para disminuir estos problemas, sea que deje a su mascota sola en casa o no (estos consejos sirven también para temor a otros ruidos):

Cree un lugar seguro para su perro, cuando escucha los ruidos que le asustan. Pero recuerde éste debe ser un lugar seguro desde la perspectiva del perro, no la suya. Si es posible, darle acceso a ese lugar que el perro considera seguro. Si trata de entrar a la casa, considere la instalación de una puerta para perros.

Si está tratando de meterse debajo de la cama, darle acceso a su dormitorio de manera segura y controlada. El “lugar seguro” puede funcionar con algunos perros, pero desafortunadamente no funciona con todos. Algunos perros se sienten motivados para estar inquietos y muy activos cuando se asustan y estar “escondidos” no les ayuda a sentir menos miedo.

Es recomendable que la habitación en la que se encuentre el animal, si es que lo va a dejar en una, sea una habitación amplia y cerrada, colóquele una radio o televisor encendido y un juguete o algo para morder. No deje de colocarle abundante agua y comida. En especial si lo va a dejar solo.

Distraer a su perro, Este método funciona mejor cuando su perro está empezando a tener ansiedad. Anímelo a participar en una actividad que capte su atención y lo distrae de su temor. Iniciar esta actividad cuando aún no está mostrando un comportamiento temeroso, para esto esté atento a su perro.

Trate de capturar su interés haciendo algo que realmente disfruta. Por ejemplo jugar con la pelota en un área a prueba de escape que sea segura para usted y su perro, o tal vez practicar algunos comandos u órdenes que el perro entiende y conoce para que se mantenga distraído o distraída.