Hace más de dos horas que el micrófono del tribunal regional de Porto Alegre es ocupado por el juez Joao Pedro Gebran. Pero lo que ha dicho hasta ahora ya anticipa que votará a favor de la condena del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Según sus palabras “sobran las pruebas” que justificaron la condena a 9 años y medio de prisión emitida por el juez de Curitiba Sergio Moro. Puede ocurrir ahora que los otros dos colegas sigan esa tesis y decidan también sentenciar al líder del PT. Aun así eso no implicará que el político pierda su posibilidad de presentarse como candidato a la presidencia de su país. La decisión de inviabilizar su postulación le cabe exclusivamente al Tribunal Superior Electoral.
Y esta instancia cuenta con tiempo para expedirse: esa corte tendrá hasta el 17 de septiembre próximo para dar su veredicto definitivo. Incluso hay una chance posterior de acudir, después de esto, al Supremo Tribunal Federal (la Corte Suprema). No será para nadie una decisión simple, por su naturaleza inédita: un ex presidente, condenado, que aspira a presidir el país en un nuevo período.
Desde el punto de vista político, quien acertó con las declaraciones fue nada menos que el ministro de Hacienda Henrique Meirelles. El habló desde Davos, donde se encuentra participando del World Economic Forum.
“Lula lidera las encuestas porque las personas tienen una memoria positiva respecto de su gobierno. En esa época, la inflación estuvo bajo control, se crearon empleos y muchas personas entraron en la clase media”, dijo.
El propio Meirelles, que fue presidente del Banco Central en los 8 años de gobierno de Lula, aspira a postularse como presidenciable en las elecciones de octubre de este año.
Según expertos citados por el diario Estado de Sao Paulo, una condena en el tribunal regional de la capital gaúcha, “no deja al ex mandatario inelegible”. Sí en cambio crearía una “barrera” que deberá sortear en la Corte Electoral.
La sesión de hoy en Porto Alegre tiene por eje la acusación contra el ex presidente de haber recibido como «coima» un departamento en Guarujá por parte de la constructora OAS a cambio de contratos en Petrobras.
Para la defensa del presidente no hay pruebas, y pidió la nulidad del juicio. Para la fiscalía, Lula «lamentablemente cometió corrupción».
Tomado de El Clarín
