El duelo de mañana entre Real Madrid y Bayern de Múnich es una final anticipada para ambos. Para los blancos porque buscan alzarse de nuevo con la Orejona y para los bávaros porque quieren conquistar el triplete. Tanto es así, que como en toda final que se precie hay un morbo especial que no es otro que el de la vuelta de James al Santiago Bernabéu.
El colombiano tan solo estuvo dos temporadas en el conjunto blanco pero dejó huella en la afición. Después de llegar tras el Mundial de Brasil en 2014 que el encumbró como estrella a cambio de 80 millones, James no supo conservar esa vitola de supercrack y fue perdiendo su sitio dentro del equipo.
Cogió las maletas y se marchó rumbo a Múnich con billete de ida y vuelta (Se fue cedido aunque el Bayern ya ha confirmado que abonará el pago de su fichaje) y el destino ha querido que menos de un año después, vuelva a pisar el Bernabéu. Esta vez con otra camiseta y toda una vuelta de semifinales de Champions League.
Fue el 14 de mayo de 2017 cuando el jugador cafetero se despidió de la afición madridista en el que parecía su último partido en su estadio. Frente al Sevilla y jugándose la Liga, James salió en el once titular y tras una hora de partido fue sustituido por Casemiro. Fue entonces cuando el colombiano se dirigió al centro del campo y, ovacionado por el público, devolvió los aplausos emocionado.
Una despedida que se confirmó el 11 de julio de 2017 cuando se hizo oficial su marcha del conjunto merengue. Nueve meses después James puede hacer que su vuelta sea explosiva si consigue eliminar al Real Madrid de la única competición en la que está vivo. Algo que le restaría cariño de la afición blanca para ganarse el papel de héroe en Alemania
Tomado de Mundo Deportivo
