Por qué no sería lo mismo que se vaya Modric a que se haya ido Cristiano

Agencias

Vamos a ver. Que una cosa es que se vaya el máximo goleador de la historia del equipo, el que le mete cinco goles al Bayern, el que no para de marcar en finales de la Champions, el único capaz de plantar cara a Messi. Y otra muy distinta que se vaya Modric. Por ahí sí que no paso. Cualquier madridista entiende perfectamente a qué me refiero.

En cualquier otro momento, el rumor de que el Inter quiere a Modric produciría indiferencia, nadie se lo creería. Ahora… crea un poco de pánico, sinceramente. Haber vendido a Cristiano deja la sensación de que se puede ir cualquiera.

Pero ahí vamos. Modric no es cualquiera. Una vez superadas las reticencias iniciales de cierto sector del madridismo (que si no era español, que si Cazorla o Silva eran mejores, que si Song fue mejor fichaje, que si vaya apuesta de Mourinho…), Luka se ha convertido en un jugador fetiche del público blanco. Ningún jugador, ni Ramos, ni Cristiano, ni nadie, ha recibido un apoyo tan unánime, un cariño tan infinito, como el genio croata.

Modric representa el esfuerzo, el talento puesto al servicio del equipo, el jugador que nunca dice una palabra más alta que otra, el que se sacrifica cuando es necesario, el que no pone una mala cara el día que le toca banquillo, el que no acapara los focos ni cuando es el mejor (cosa que pasa a menudo), el que siempre piense en el equipo antes que en él mismo. Todo ello le ha supuesto la gratitud y el cariño infinito del madridismo. Incondicional, además.

Y si pide un aumento tras su estratosférico Mundial, el que será su último gran contrato, nadie lo merece más que él, un jugador que no ha cobrado hasta ahora acorde a su nivel. Florentino, se te perdona vender a Cristiano y no fichar a ‘nadie’, pero que se vaya Lukita… no.