Agencias
Dentro de un mes, Michael Schumacher cumplirá cinco años desde su grave accidente de ski en los Alpes franceses. Desde entonces, el mayor campeón de Formula 1 de todos los tiempos lucha por su vida y para recuperarse de sus lesiones cerebrales. El hermetismo acerca de su estado ha sido siempre inmenso, algo poco habitual con los grandes deportistas y celebridades que sufren accidentes similares.
Gran culpa la tiene Sabine Kehm, la agente del heptacampeón y de la familia Schumacher. Ella asegura que el sueño de Schumacher era un día “estar desaparecido” y que “no le llamase” salvo una urgencia. Por eso, ella dice que ha mantenido el hermetismo frente a los medios.
La gran novedad acerca del estado de salud del piloto alemán se ha dado a conocer gracias al arzobispo alemán Georg Gänswein. El cura dio un relato sobre su experiencia visitando a Schumacher en el hospital: “Hablé primero con Corinna Schumacher y su madre. Entonces, un terapeuta sacó a Michael Schumacher a la sala de estar. Me presenté y le dije que era un aficionado secreto, que muchas veces asistí a sus carreras. Y le dije lo impresionado que estaba con su habilidad para conducir a velocidades tan increíbles”, recordó.
Gänswein continuó con su relato: “Me senté y le agarré de las manos. Es la cara familiar de Schumacher, la de siempre. Sólo que ahora es un poco más rellena”.
“Él siente que las personas están a su alrededor, cuidándole… Gracias a Dios, manteniéndole lejos del público y la prensa. Una persona enferma necesita discreción y comprensión”, asegura el arzobispo.
