Un viaje desde el corazón y los sueños

Lenny Castro Argüello

Natalia Elizabeth Cordero nació en El Salvador a inicios del 2000, o a finales según el punto de vista, corría el mes de septiembre cuando iluminó la vida de sus padres, quienes por aquel entonces eran residentes de la carrera de medicina en la Universidad de El Salvador.

Su belleza física como espiritual se ve y percibe cuando hablas con ella, en cuanto te cuenta que está buscando hacer realidad sus sueños en Estados Unidos y que está siguiendo el legado de su madre, quien dejó este mundo cuando Natalia aún era una niña, divisas que en ella hay una fuerza y determinación que solo los resilientes pueden tener.

Con una voz dulce e inocente contó a El Metropolitano Digital qué hace lejos de casa, en un viaje que inició desde su corazón y buscando convertirse en la mujer que ve en sus sueños.

La travesía

El viaje de Natalia comenzó este 2019 cuando fue aceptada en el City College de San Francisco para estudiar diseño de interiores, pero en su mente inició antes, después de graduarse del Instituto Ricaldone como bachiller en diseño gráfico.

Desde que inició su educación intermedia estaba buscando cómo encontrar un camino que la llevara a estudiar fuera de El Salvador. Los primeros pasos fueron clases de inglés.

Aun no estaba segura si EE.UU. sería el destino, pero de lo que no dudaba es que ser bilingüe la llevaría a algún lado. Con el apoyo de sus padres cada sábado, durante más de seis años, gastó sus mañana en obtener los conocimientos que la llevaran a dominar otra lengua.

Cordero, como la llamaban en el instituto, recuerda que su madre, Herminia Elizabeth, desde muy pequeña la animó a perseguir sus sueños y que siempre viera más allá.

La progenitora plantó una idea que solo fue creciendo con el tiempo y su padre le ha dado el apoyo incondicional para alcanzar esas metas.

“Mi mamá siempre me dijo que tenía que superarme, que tenía que llegar más alto que ella…Estoy buscando un nivel de estudio más alto, entonces,  que en el de mi país, en especial porque la carrera que yo quiero (diseño de interiores)  no está bien desarrollado en El Salvador”, explicó Natalia.

Previo a la decisión de salir de El Salvador el destino fue poniendo todas las piezas en su lugar.

Un par de años antes, una hermana de su madre, su tía, partió a vivir a los Estados Unidos, ya que contaba con la ciudadanía. Desde su migración la idea de que ese país sería el destino de estudios de Natalia se cristalizó.

Ya cuando Natalia terminó su bachillerato y después de discutirlo con su padre, tomaron la decisión que viajara por vacaciones a San Francisco -lugar de residencia de su tía- y explorara posibilidades.

Destino: San Francisco City College

Después de conocer algunos posibles centros de estudio y ver requisitos, San Francisco City College fue la mejor opción. El siguiente movimiento en su marcha era encontrar la forma de cumplir todos los requisitos.

Natalia, reconoce que cumplirlos y el proceso de aplicación fue muy difícil, en especial si eres extranjero. Está el tema económico, las promedios de notas; luego el tema de la visa y finalmente la vivienda y el transporte.

Sin embargo con mucha ayuda, de su familia y amigos de ésta, fue superando uno a uno hasta poder lograr su aceptación.

Esta chica salvadoreña, pertenece a la clase social que obtendrá por herencia únicamente sus estudios.

El dinero nunca ha sido abundante. Sobre los hombros de su padre recae la manutención de Natalia y la de su hermana.

Con grandes sacrificios y mucho amor,  papá y otros miembros de la familia están ayudando para que Natalia obtenga su herencia profesional y cumpla sus sueños, de ahí que ella sabe que tiene que aprovecharla al máximo y que sobre sus hombros recae una gran responsabilidad.

La senda y su entorno

Sus primeras clases han sido, nuevamente, inglés puro y duro. Acá se ha podido dar cuenta que lleva mucha ventaja sobre sus otros compañeros que vienen de Alemania, Asía y otros países.

Sus bases han dado sus frutos, después del receso de vacaciones de Navidad comienza de lleno con las materias relacionadas a su carrera.

Todo es una mezcla de sentimientos agridulces, por un lado la emoción de estar viviendo sus sueños y por otro la añoranza de la familia y amigos.

“Nunca antes estuve lejos de mi papá y mi hermana, eso es lo más difícil, también el hecho que tenés que acostumbrarte a un nuevo estilo de vida.” Cuenta Cordero.

Ella dice que en su nuevo lugar de residencia hay que aprender nuevas reglas, desde lo más básico como saber cómo moverte en el transporte público, los tiempos que son más largos; hasta la forma de comunicarte.

Y al final del día, cuando pone su cabecita en la almohada desea un abrazo de papá, su abuela (que es como su madre) y su hermanita.

Natalia reconoce la suerte de estar en el extranjero con su otra familia, como la llama ella, una familia que la ama y la cuida. Sin embargo siempre hay un vacío en su corazón por los que están lejos.

Con los días el sentimiento es más manejable, pero es que cuando uno observa más allá de la edad puede ver que Natalia aún es una niña que ahora está creciendo a pasos gigantes lejos de casa y que el hecho de crecer le duele.

Durante toda la entrevista, los sentimientos de esta connacional estaban a flor de piel, hubo momentos en que su voz se quebró  en especial cuando hablaba de sus padres, hermana y abuela y el apoyo sin condiciones ni imposiciones que éstos le han dado.

Cuando se le pregunta cómo ha sido el apoyo de su familia, su respuesta es franca y en sus palabras sencillas de joven y cargadas de emoción dijo “No me puedo quejar, ha sido lo mejor que he tenido incluso para poder continuar, no voy a mentir, en algún momento tuve dudas y pensé que me podía quedar estudiando en El Salvador sin arriesgar mucho pero yo quiero salir adelante y mejorar el nivel de mi familia.”

Natalia está agradecida con cada uno de los miembros de su familia que han hecho posible que ella pueda vivir esta etapa de su vida, pero siente algo más especial por su papá, quien ha demostrado tener una fe sin precedentes en ella.

“Él ha aceptado todas mis decisiones, y dice que si yo me propongo algo sabe que lo voy a lograr,” dijo.

Y luego con mucho cariñó habló de uno de sus pilares “Mi abuela quien me dijo que tenía que ser fuerte si me decidía a estudiar fuera ¡y cuánta razón tenía! Luego están mis tías que siempre me dan la fuerza para seguir y mi hermana que me extraña mucho y yo a ella”. Expresó.

Entre las cosas que más extraña esta la vida en el colegio y sentir que pertenece a un lugar, pero sabe que la distancia es actualmente un pequeño sacrificio para alcanzar sus metas.

La diversidad

Cada día que pasa Natalia comprueba que San Francisco fue la mejor opción, cuenta que en el tiempo que ha estado allí y aunque ha sido corto, le ha servido para darse cuenta de la importancia que le dan a la diversidad cultural.

“San Francisco es una ciudad que respeta las diferencias. Acá nunca me han discriminado por hablar español como en otras partes de los Estados Unidos”, explicó Natalia.

Una de las vivencias que ha podido experimentar es la solidaridad y la amistad de personas de diferentes nacionalidades que al igual que ella están conociendo su nueva residencia.

Logros

Entre los logros que ya enumera como satisfactorio está que pasó con éxito las primeras unidades valorativas de inglés académico que se interponían para entrar de lleno en lo que será su profesión.

“Obtuve mucho más de lo que necesitaba para pasar el examen y eso me llena de satisfacción porque mi plan está saliendo como quiero y aunque no es fácil sé que si lo puedo lograr.” Destacó.

Entre los planes de Natalia está la especialización y en su mente el plan perfecto sería obtener un trabajo dentro de El Salvador o poner su propia empresa.

Espera que El Salvador mejore las condiciones laborales para atraer a profesionales jóvenes como ella que se están labrando un futuro para mejorar su calidad de vida y la de su familia.

Una de las cosas que a ella le asusta es que al terminar la carrera no pueda trabajar en el país, ya que eso significaría migrar para culminar sus sueños, pero la esperanza está ahí y ella con todo el corazón desea poner al servicio de su país su talento.

Pero si lo anterior no se da, no se cansará de buscar su espacio hasta brillar con luz propia.