Real Madrid-PSG: intrahistoria de una remontada loca e histórica

Foto Real Madrid

Por MARIO CORTEGANA | MARCA

Volvió el Real Madrid de las grandes noches europeas y lo hizo, para mayor regocijo del club y de la afición, ante un rival a cuya filosofía, la de club-estado, se opone y a cuya estrella, Mbappé, quiere en sus filas. Para ello mezcló filosofía, fútbol, épica y ayuda popular.

El discurso de Ancelotti, que antes del 1-0 en París ya había avisado de puertas para dentro que esto era a 180 minutos, puso la primera piedra de la clasificación. «Soy optimista, aunque tenemos que mejorar en la vuelta. ¿Motivos para creer? Que jugamos con 11 más 50.000», dijo en el Parque de los Príncipes. Y la entidad desplegó sus recursos para que aumentara la capacidad de un Bernabéu trascendental para la misión.

La resaca se afrontó sin dramas. Se optó por la autocrítica, con diferentes reuniones en Valdebebas para analizar lo ocurrido. No había que señalar a nadie, sino aprender de los errores. Tampoco flagelarse con las bajas, caídos por sanción Casemiro y Mendy, dos fijos, sino apostar por el talento de los disponibles.

Los resultados acompañaron, 3-0 al Alavés, 0-1 al Rayo y 4-1 a la Real, pero las sensaciones no tanto. La esperanza sólo se descorchó frente a los vascos, en la antesala del día clave, con la grada pidiendo el sábado a la plantilla que saliera de los vestuarios para sellar su comunión de cara al miércoles.

La afición no falló, paralizando la ciudad por un sentimiento. Se vieron imágenes casi de otra época, de la antigua normalidad. Y los futbolistas salieron enchufados, en un inicio prometedor que sin emargo fue perdiendo fuerza como la gaseosa una vez abierta.

Ancelotti y el factor corrector

El 0-1, de nuevo Mbappé, al que se quería mostrar lo que le espera, heló el campo. No había funcionado la alineación, con Carvajal saliendo en la foto de otra cita gorda, Asensio perdido e impreciso, y Kroos demasiado justo tras su lesión.

Tras el descanso no prendió la chispa, o al menos no lo pareció. El incendio se formó en el 57′, con un doble cambio. Camavinga y Rodrygo zarandearon a sus compañeros con su ímpetu y provocaron temblores en la comodidad parisina.

Modric, al que inexplicablemente no se ha llamado para la renovación, se puso el traje de gala y se lució, especialmente en la asistencia a Benzema. Vinicius amenazó sin parar, asistiendo también a Karim, que prolongó su leyenda con un hat-trick memorable,Fede se desató…

Nacho tapó cualquier fuga, Lucas secó a Mbappé y Militao y Alaba… Militao, sobresaliente incluso con la cojera, y Alaba demostraron que, si no son la mejor pareja de centrales del mundo, ahí, ahí están. Desde atrás lo vio Courtois, héroe en Francia y en la primera mitad del Bernabéu. Un Bernabéu extasiado con Ancelotti y sus chicos, que, mientras Al Khelaifi y Leonardo montaban un lío en los vestuarios, ya miraban a cuartos. ¿Y si sí…?