Muere a los 96 años la última princesa de Hawái dejando sin cerrar la disputa por su enorme fortuna

Foto cortesía @royalworldthailand

El palacio Iolani, situado en el centro de Honolulu, ha anunciado la muerte a los 96 años de Abigail Kawānanakoa, considerada princesa de Hawái. Abigail era bisniesta de la última monarca de este territorio de Estados Unidos, el único del país que tiene un Palacio Real, la reina Lili’uokalani. Tras su muerte, la princesa Abigail deja pendiente una disputa por controlar su enorme fortuna por la que ella llevaba luchando desde hace cinco años.

El patrimonio de la Princesa venía a través de uno de sus ancestros, James Campbell, un empresario irlandés que se convirtió en uno de los mayores terratenientes de Hawái y que hizo fortuna en las plantaciones de azúcar. Se estima que la Princesa tenía cerca de 200 millones de euros de los que no podía disponer.

El origen de la lucha de la princesa hawaiana por su fortuna hay que buscarlo en el año 2017 cuando sufrió un derrame cerebral. En aquel momento, su abogado, Jim Wright, quiso gestionar el fideicomiso y se empeñó en demostrar que el accidente cardiovascular de Abigail la había incapacitado mentalmente y no era capaz de adminsitrar su dinero.

Un juez nombró al First Hawain Bank, la entidad financiera más grande y antigua de Hawái, como supervisor de las finanzas de Abigail. Desde entonces, ha vivido con el dinero que le ha administrado este banco. 

Ante la jugada de su letrado, la princesa Abigail decidió prescindir de los servicios de Wright y en un intento de asegurar su herencia decidió casarse con su pareja, Veronica Gail, de 69 años, que no se ha separado de ella en sus últimos momentos.

La muerte de Abigail Kawānanakoa, siempre con su chihuahua sobre su regazo, ha sumido al archipiélago en una enorme tristeza y el gobernador, Josh Green, ha ordenado que las banderas ondeen a media asta en los edificios públicos de la isla. Era muy querida por su pueblo y formó parte activa de la vida de Hawai donde donó importantes sumas de dinero a causas benéficas, sociales o culturales. Se da la circunstancia que Abigail nació en 1926, el mismo año en que nació Isabel II y ha muerto a la misma edad que la monarca británica.

La princesa Abigail no tenía un título oficial, pero era el recordatorio vivo de la monarquía de la isla y un símbolo de la identidad nacional que perduró después de que la Corona fuera derrocada por un golpe de Estado de los terratenientes estadounidenses en 1893, siendo sustituida por un gobierno provisional y, posteriormente, por una república. La anexión a los Estados Unidos de América de Hawái se produjo en 1898, aunque el territorio no obtuvo la categoría de estado hasta 1959. 

La extraordinaria vida de  Abigail Kawānanakoa comenzó cuando tenía seis años y fue adoptada legalmente por su abuela, la princesa Abigail Campbell Kawānanakoa, con la intención de que siguiera siendo heredera directa ante una posible restauración del reino. Se educó en una escuela en Honolulu, en la Escuela Americana de Shangahái y en la Escuela Secundaria Notre Dame en Belmont, California. Asistió al Colegio Dominicaco en San Rafael (Califronia) y estudió en la Universidad de Hawái. Fue una experta amazona y era propietaria de varios ranchos.

Su abuelo fue el príncipe David Kawānanakoa, sobrino de la reina Kapi’olani, esposa del rey Kalakaua, que se casó con Abigail Campbell en 1902. Cuando el rey Kalakaua murió, su hermana, Lili’uokalani, se convirtió en reina y en la última monarca del reino de Hawái.

Si la monarquía no hubiera sido abolida en la isla, la hermana de la última reina, la princesa Ka’iulani, la habría sucedido porque Lili’uakalani no tuvo hijos.

Finalmente, Ka’iulani tampoco tuvo descendencia. Es por tanto, el príncipe David,  abuelo de Abigail, también su padre adoptivo póstumo, quién habría sido designado como sucesor más directo al trono. Como tuvo varios hijos, sería uno de ellos o uno de sus descendientes los que estaría actualmente en el trono. La princesa Abigail habría sido, por tanto, prima segunda o sobrina nieta del Rey o la Reina.