Un abogado de una acaudalada familia del sur de Estados Unidos, Alex Murdaugh, fue condenado este viernes a cadena perpetua por haber asesinado a su esposa y a su hijo, en un caso que mantuvo en vilo al país.
El juez Clifton Newman condenó a Murdaugh, de 54 años, descendiente de una familia de jueces y abogados, a dos cadenas perpetuas consecutivas por los asesinatos perpetrados en 2021 en Walterboro, una pequeña localidad rural de Carolina del Sur.
En un tono sosegado pero firme, el juez habló un buen rato dirigiéndose a él antes de pronunciar la condena. Calificó de «no creíbles» las afirmaciones del abogado caído en desgracia y le dijo que seguramente «ve a Paul y a Maggie por la noche cuando intenta conciliar el sueño». «Estoy seguro de que vienen a visitarle», soltó.
«Todo el día y cada noche», respondió el pelirrojo Murdaugh, vestido con uniforme penitenciario.
Esposado y con grilletes en los tobillos, Murdaugh clamó de nuevo su inocencia. Su hijo Buster, que declaró en su defensa, estaba en la sala.
«Soy inocente. Nunca haría daño a mi esposa Maggie ni (…) a mi hijo», dijo.
«Puede que no hayas sido tú», respondió el juez. «Puede haber sido el monstruo en el que te conviertes cuando tomas 15, 20, 30, 40, 50, 60 pastillas de opioides».
El fiscal Creighton Waters instó al juez a imponer el castigo máximo, cadena perpetua, a un hombre al que llamó «manipulador astuto».
«La depravación, la crueldad, el egoísmo de estos crímenes son asombrosos», dijo Waters. «Violó la confianza de tantos, incluidos sus amigos, su familia, sus socios, su profesión y, sobre todo, Maggie y Pablo».
Durante la sentencia, el juez recordó que la familia de Murdaugh «controló la justicia en esta comunidad durante más de un siglo» y «muchos han recibido la pena de muerte, probablemente por una conducta menor» que en este caso.
Hasta tal punto que en la sala de audiencias había un retrato de su abuelo que el magistrado ordenó retirar.
El jueves, en menos de tres horas de deliberación el jurado lo declaró culpable de haber matado a tiros a su esposa Maggie Murdaugh, de 52 años, y a su hijo Paul Murdaugh, de 22, el 7 de junio de 2021 cerca de la perrera de su extensa finca, bautizada Moselle.
«La prueba de culpabilidad es abrumadora», afirmó ese día el magistrado. Murdaugh escuchó el veredicto de pie, impávido, aunque sin parar de parpadear.
Se le acusa de haber robado enormes cantidades de dinero de su despacho de abogados, a amigos e incluso al hijo de su ama de llaves, y de haber ejecutado a sus familiares para evitar ser descubierto.
El caso fascinó a Estados Unidos, donde el documental «The Murdaugh Murders: A Southern Scandal», se encuentra entre los más vistos de Netflix, con 40 millones de reproducciones la semana pasada.
– «Drogas» –
Durante todo el juicio, cadenas de información transmitieron en directo el desfile de colegas y amigos defraudados, quienes contaron como Alex Murdaugh les robó millones de dólares.
Murdaugh reconoció estos fraudes, que atribuye a malas inversiones y a una adicción a los opiáceos, y por los que será juzgado posteriormente.
Las sombras sobre Alex comenzaron después de que una joven muriera en un accidente de un barco pilotado por su hijo bajo los efectos del alcohol en 2019. La justicia se interesó por el estado de las finanzas del padre para saber si podía pagar los posibles daños y perjuicios.
El fiscal afirma que Murdaugh asesinó a sus familiares para ganar tiempo antes de intentar suicidarse. A principios de septiembre le pidió a un cómplice que lo matara para que su hijo recibiera 10 millones de dólares de un seguro de vida. Pero la bala apenas lo rozó.
Según el fiscal, Alex Murdaugh se sirvió de su experiencia profesional para manipular la escena del crimen, cambiarse de ropa y borrar el historial de conversaciones, afirmó el fiscal. También «fabricó una coartada» al visitar a su madre senil y realizar llamadas justo después del crimen, aseguró Waters.
Pero en un video grabado por su hijo minutos antes de morir, se escucha la voz de su padre, a pesar de que él siempre negó haber estado cerca de la perrera ese día.
La semana pasada el acusado reconoció haber mentido, pero dijo que se debía a una paranoia provocada por su dependencia de las drogas.
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