Por Liset Orellana
Bachata, merengue, salsa y un público que convirtió el estadio Cuscatlán en una gran pista de baile; así fue el concierto del dominicano Juan Luis Guerra y 4.40 durante su presentación en El Salvador «Entre mar y palmeras» tour.
Juan Luis Guerra demostró por qué es considerado uno de los artistas más relevantes y queridos por el público. Su calidad, su calidez y su sencillez hacen que su presentación sea una de las mejores en su género.
Antes de su concierto, los fanáticos disfurtaron de la presentación de la artista salvadoreña Karla González quien interpretó covers como «Qué agonía», entre otros.
En punto de las 9:30 pm de la noche del sábado, un sonido de olas y brisa marina anunciban la llegada al escenario del compositor, cantautor, arreglista, productor musical y empresario Juan Luis Guerra. Por supuesto, fue recibido con gritos y una ovación que hizo vibrar al coloso de Monserrat.
Con su tema «Rosalía» el dominicano de más de 1.90 m. de estatura apareció en medio de la banda y por una hora con 45 minutos deleitó a su público con sus éxitos más memorables.
Le seguirían La travesía, Niágara en bicicleta y un «medlye» de puros éxitos (Estrellitas y duendes, Muchachita linda, La hormiguita, Bachata en Fukuoka, Mi bendición, Frío frío y Burbujas de amor»)
La noche apenas comenzaba y una luna iluminada adornó el escenario de Juan Luis Guerra y 4.40. La noche perfecta para cantar a todo pulmón «Como abeja al panal», «Visa para un sueño», «El costo de la vida», «Ojalá que llueva café», «El farolito» y «Las Avispas».
Para cerrar con broche de oro este concierto y tras pedir «otra, otra», los artistas se despidieron de El Salvador con «A pedir su mano», «Bachata rosa» y la infaltable «La bilirrubina».