Los retos de Daniel Noboa para sacar a Ecuador de la tormenta narco

El candidato presidencial de Ecuador por el Partido Acción Democrática Nacional, Daniel Noboa, habla con sus partidarios después de conocer los primeros resultados de la segunda vuelta presidencial en Olón, provincia de Santa Elena, Ecuador, el 15 de octubre de 2023. - El heredero del imperio bananero Daniel Noboa, de 35 años, tomó lidera las elecciones presidenciales de Ecuador sobre su rival socialista Luisa González con el 52 por ciento de los votos emitidos, según la autoridad electoral. (Foto de MARCOS PIN/AFP)

Por Paola LÓPEZ y Santiago PIEDRA SILVA

El presidente electo de Ecuador tiene un desafío colosal. Poco experimentado en la política y exitoso empresario, Daniel Noboa aspira a sacar el país de la tormenta de la violencia narco y llevarlo a los viejos tiempos de aguas tranquilas.

Propuestas como implantar un sistema de jurados exclusivos para delitos graves, militarizar las fronteras con Colombia y Perú -los mayores productores mundiales de cocaína- y crear barcos prisiones para los reclusos más violentos le dieron el voto del 52% de los electores con un clamor unánime : más seguridad en medio de la guerra entre carteles.

La pregunta es si Noboa podrá frenar el terror que vive Ecuador, que pasó de ser en pocos años un país de relativa paz a territorio de operaciones de carteles de México y Colombia que, asociados a bandas locales, introdujeron también cruentos métodos criminales: cadáveres desmembrados. , incinerados o colgados de puentes.

Entre 2018 y 2022 los homicidios se cuadriplicaron hasta alcanzar el récord de 26 por cada 100.000 habitantes, y aumentaron los secuestros, extorsiones, balaceras.

Estos son los retos que deberán encarar el nuevo mandatario de 35 años, hijo de uno de los hombres más ricos del país y con una fugaz experiencia política en el Congreso.

1. Controlar cárceles

Uno de los primeros síntomas del repunte de la violencia fueron las masacres simultáneas en cuatro cárceles en febrero de 2021, por choques entre bandas rivales. Desde entonces, al menos 460 reclusos han muerto en enfrentamientos, algunos transmitidos en vivo por redes sociales.

Imágenes de cuerpos destazados a golpe de machete y cadáveres ardiendo bajo fuego dan cuenta del descontrol dentro de las prisiones, convertidas en centros de operaciones del narcotráfico.

En ese contexto, la propuesta de aislar a los reclusos en barcos cárceles, bajo la vigilancia de agentes de seguridad «altamente corruptibles», corre el riesgo de fracasar, dice a la AFP Renato Rivera, coordinador del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado.

Las instituciones vinculadas a la seguridad no confían entre sí, los funcionarios podrían ser captados por el crimen organizado y «las soluciones se van a convertir en un problema adicional», añade.

Además surgen dudas sobre el respeto de los derechos humanos de los presos y el alto presupuesto que exigiría esa transformación del sistema carcelario.

«Esto es algo que yo creería que va a tomar bastante tiempo» para implementarse, señala Rivera.

2. Depurar fuerzas de seguridad

Los narcos operan y se fortalecen con la anuencia de algunos miembros de la fuerza pública, coinciden expertos.

«Es indispensable una muy agresiva, rápida y eficaz depuración de las fuerzas de seguridad que evidentemente están infiltradas por el crimen organizado», comenta David Chávez, analista político de la Universidad Central.

En Ecuador es habitual que en grandes operativos caigan policías y militares vinculados a organizaciones criminales.

Estados Unidos incluso retiró en 2021 y 2022 visas a altos oficiales de la policía, jueces y empleados judiciales, con el argumento de combatir la corrupción y el crimen organizado.

Pero la población aún confía en las Fuerzas Armadas, sostiene Rivera.

El gobierno saliente de Guillermo Lasso aprovechó ese apoyo de los ecuatorianos para ordenar numerosos estados de excepción que le permiten desplegar soldados en calles y prisiones.

Sin embargo, una militarización «sin objetivos claros» tiene «impactos marginales» en el combate a la inseguridad, matiza Rivera.

3. Reforzar Inteligencia

El servicio de inteligencia en Ecuador ha sido botín en medio de pugnas políticas. Considerado un aparato de espionaje en contra de opositores durante el mandato del expresidente socialista Rafael Correa (2007-2017), fue reestructurado por los gobiernos de derecha posteriores.

Es «un sistema de inteligencia totalmente debilitado que no está previniendo, no está generando alertas» para combatir el crimen y reducir las muertes, señala Rivera.

Para el experto, la tasa de homicidios es el principal termómetro con el que será medido el nuevo presidente.

Si logra «reducir en al menos dos o tres puntos la tasa de homicidios o cortar esa tendencia al alza, puede tener resultados exitosos en 17 meses» de gobierno, explica.

Noboa fue elegido por un breve período, hasta mayo de 2025, para completar el mandato de Lasso. El impopular presidente saldrá de manera anticipada luego de disolver el Congreso y convocar a elecciones para esquivar una posible destitución en un juicio por corrupción.

Los esfuerzos del nuevo gobierno para detener los asesinatos deberán centrarse en las zonas más desangradas por el narco como la ciudad portuaria de Guayaquil (suroeste) y la frontera con Perú, sugiere Rivera.

Expertos estiman que Ecuador podría cerrar este año con el récord de 40 homicidios por 100.000 habitantes, más que México o su vecina Colombia «que han tenido una historia criminal mucho mayor y de mayor datos», señala el analista.

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