El Sevilla, una década dorada en Europa

Cuando el Sevilla ganó su primera Europa League, allá por 2006, nunca imaginó que su periplo europeo en los siguientes diez años iba a ser tan brillante. Aquel título cambió para siempre el sino de un conjunto aguerrido y con talento al que siempre le había costado dar el paso final. Creer de verdad en que podía ser grande. Codearse con alguno de los mejores equipos del mundo de tú a tú.

De la mano de Monchi, el auténtico cerebro deportivo del club, el Sevilla fue amasando éxitos sin reparar en las ausencias. Dando importancia al grupo. A la idea de equipo. Aprovechando el beneficio dejado por las ventas para volver a hacer grande al club. Así siguieron llegando los títulos, incluida una Supercopa de Europa ante el Barcelona, al que desnudó en Mónaco con un genial Kanouté. Episodios que forman parte indeleble de la historia del club andaluz.

Una década generosa en títulos, pero más aún en sensaciones. Sentimientos. Como la final que le ganó al Español un año después en la tanda de penaltis, el último título oficial de Antonio Puerta. Recuerdos que salpican estos diez años de alegrías y tristezas, en los que el Sevilla ha sabido siempre sacar la lectura positiva. Reconstruyendo las filas con sabiduría y con paciencia. Alves, Kanouté, Navas, Adriano… figuras que pasaron por Sevilla y que aún llevan ese escudo en el corazón. Jugadores que tuvieron que abandonar el club para seguir creciendo, pero que se llevaron para siempre el alma teñida de blanco y rojo.

Sobre el césped del St. Jakob Park de Basilea, emergió ese espíritu de superación que ha llevado al Sevilla a convertirse en uno de los grandes de Europa. Acostumbrado a lidiar con las dificultades, el equipo español le dio ayer una parte de ventaja al Liverpool. 45 minutos que aprovecharon los ingleses para irse al descanso por delante y soñar con reverdecer viejos laureles en una competición que no ganaban desde 2001.

Acunados por el «You’ll never walk alone», los aficionados del Liverpool disfrutaron del descanso sin saber el vendaval que se les venía encima. Alguno, aún fuera de su asiento, se perdió el empate eléctrico de Gameiro. Una jugada a la velocidad de la luz fabricada desde el saque de centro. Vértigo puro que encendió la mecha. Se retorcía Klopp en la banda, consciente de lo inoportuno del tanto, incapaz de encontrar soluciones para frenar el ímpetu sevilllista.

Un capitán emocionado

Empujaba el equipo de Emery, pero lo hacía también la grada, entregada ya a su equipo. Convencida de que el triunfo era cuestión de tiempo. Fue Coke el que confirmó el idilio del Sevilla con este torneo que nadie ha ganado más veces. Dos goles, sus dos únicos tantos en toda la competición, que le hicieron llorar sobre el césped y que confirman al Sevilla como el amo y señor de la Europa League. Goles que borraron del campo al Liverpool y que se celebraron en Sevilla, en Basilea y en media Europa. Allá donde estaba alguno de los jugadores que llegaron a formar parte de este sueño que parecía imposible y que, una década después, es ya historia del fútbol europeo.

Por: ABC.es