¿Es bueno bañarse antes de ir a la cama?

El flujo de agua continuo sobre el cuerpo, proporciona numerosos beneficios al  organismo. El agua templada, dilata los vasos sanguíneos, baja el tono muscular, se distienden las articulaciones, nos induce a cierto estado de relajación, facilita la circulación sanguínea…Además del calor, el otro “culpable” de estos beneficiosos efectos es el movimiento del agua de la ducha, que actúa como una fuente de estimulación mecánica, imaginemos entonces, miles de partículas masajeando nuestra dermis y nuestros músculos.

Esta propiedad del agua en movimiento, potencia la acción sedante de la ducha. Por eso, si ésta ocurre aproximadamente una hora antes de dormir, nos ayudará a conciliar el sueño.

Por otro lado, existen varios factores que conciernen a la ducha que debemos tener en cuenta, si queremos beneficiarnos de su poder anti estrés.

En primer lugar, la citada temperatura, que no debe superar los 38º grados. Una ducha demasiado caliente, puede provocar el efecto contrario al deseado, ya que se necesita una bajada de temperatura corporal para conciliar el sueño. Muchos problemas de insomnio, parecen estar provocados por una dificultad del organismo para perder calor. La duración también es importante, (y dejando a un lado las cuestiones de cuidado del medio ambiente y ahorro), una ducha no debe durar  más de cinco minutos, ya que bajo el agua el organismo está sometido a un exceso de actividad que puede provocar una sobre estimulación que nos impida conciliar el sueño.

Más allá de su efecto fisiológico, psicológicamente es un momento de desconexión con el exterior, y tenemos un pequeño espacio al final del día para estar con nosotros mismos. En general podemos decir, que después de una ducha, a todos nos invade una sensación de bienestar, salimos notando higiene profunda,  y no hay nada más placentero que ponernos alguna ropa cómoda, y tumbarnos en un colchón que nos invite a abandonarnos “en brazos de Morfeo”.

Tomado de Salud Ideal