Agencias
Vaya que no ha sido una buena semana para la cantante Katy Perry, pues la intérprete de Roar fue demandada por una de sus exempleadas, Christina Fish, la cual pertenecía al grupo de trabajadores que fueron contratados para armar y desarmar el escenario de su concierto en Raleigh, Carolina del Norte.
De acuerdo a la versión de ella, durante la jornada de trabajo le pidieron que moviera una pared, por desgracia su dedo quedó atrapado en la misma y lo aplastó. Al pedir ayuda, nadie llegó y por tal motivo tuvo que llamar a un conocido para que la llevara al médico.
Varias semanas después de la tragedia su dedo se gangrenó y se lo tuvieron que amputar. Sin embargo eso no es todo, además de no poder usar sandalias, ni caminar, los doctores no pudieron quitarle el dedo de inmediato, por lo que tuvo que soportar y ver como cada día se ponía más negro.
Christina Fish fue asesorada por sus abogados y ya inició una demanda millonaria en contra de Katy Perry y los organizadores del evento.
El portal estadounidense TMZ informó que: Fish demandó a la cantante y a la compañía Live Nation precisamente por el estrés emocional sufrido tras la operación quirúrgica. La demandante también señaló que este accidente había “cambiado su vida radicalmente” ya que era una amante del yoga y ahora es incapaz de practicarlo.
