El protocolo para Trump en Asia impide insultos y sorpresas

Foto de agencia

WASHINGTON (AP) — En Asia, asegúrese de que no estrecha la mano de otra persona durante demasiado tiempo ni demasiado poco. Tenga cuidado al pronunciar los nombres o títulos. Evite los tuits críticos y no cuestione la comida.

Estos puntos clave de etiqueta y protocolo forman parte de la cultura en la región, que valora mantener la compostura y ayudar a otros a hacerlo. Y en muchos aspectos son opuestos al estilo impulsivo y directo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump

Trump inicia el viernes una gira de 10 días por Japón, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas. Allí cargará con una intensa agenda en materia económica y de seguridad nacional y, como en cualquier viaje presidencial, influirá en su posición en el escenario global.

Pero antes de que la conversación llegue a la política, está el protocolo: la aplicación de reglas, etiqueta y normas culturales que rige las reuniones entre dignatarios.

“Una de las cosas del protocolo es obviamente no hacer daño”, dijo el miércoles Sean P. Lawler, propuesto por Trump como jefe de protocolo, ante la comisión del Senado que considera su designación. Como director de visitas y diplomacia para el Consejo de Seguridad Nacional, acompañará a Trump en el viaje.

“Uno de mis objetivos desde el principio”, añadió Lawler, “es preparar el escenario para la diplomacia para el presidente”.

El protocolo, una antigua disciplina, pretende evitar sorpresas y momentos de bochorno a través de cuidadosa planificación y coreografía.

“Somos el puente”, explicó Capricia Marshall, jefa de protocolo de Barack Obama entre 2009 y 2013.

Las costumbres informales estadounidenses suelen provocar malentendidos en las culturas tradicionales que visitará Trump, según expertos en protocolo.

El mandatario dio indicios el miércoles de comprender esa sensibilidad. Aunque se quejó durante una reunión del gobierno sobre “malos” acuerdos y déficits comerciales con países como China, se contuvo.

“No quiero avergonzar a nadie cuatro días antes de aterrizar en China”, dijo Trump, antes de añadir, “Pero es horrible”.

Entre los desafíos que afronta Trump en su viaje a Asia está la complejidad de tradiciones locales desconocidas para muchos estadounidenses pero que resultan cruciales en sociedades de toda la región.

En general, la costumbre implica asegurarse de que el comportamiento, la postura, los gestos, declaraciones y otras formas de expresión no provocan emociones negativas fuertes en los demás ni en uno mismo.

Por ejemplo, los 19 segundos que dedicó Trump en febrero a estrechar, dar toques y jalar la mano del primer ministro de Japón durante una visita a la Casa Blanca cruzaron toda clase de líneas culturales. El mandatario, Shinzo Abe, respondió con un gesto a las cámaras cuando Trump apartó la mirada. Trump jugará al golf con Abe durante su viaje, según funcionarios de la Casa Blanca.