Delio Ricardo Segura, fotoperiodista: “Mi primera foto se la hice al Papa con una cámara mohosa”

Ricardo Segura, fotoperiodista | El Metropolitano Digital

Por Santiago Leiva

Su trabajo como mecánico soldador en tiempo libre, le ha dejado huellas. Ricardo  tiene  manos toscas, encalladas, pero son esos mismos dedos los que le sirven para curar ocasionalmente heridas y dispara el obturador de su cámara todos los días.

Delio Ricardo Segura Chicas como lo registraron en los libros de partidas de nacimiento hace poco más de medio siglo, combina la fotografía periodística, con el voluntariado en Comandos de Salvamento, y el mantenimiento de pequeñas ruedas mecánicas que tienen como patrimonio familiar.

Ricardo se crio literalmente en la calle. Desde niño él y sus hermanos acompañaban a sus padres que con sus pequeños juegos mecánicos llevaban diversión a los diferentes barrios y colonias en San Salvador y alrededores. “Durante transcurso de la guerra, nosotros nos la pasamos solo en la calle, en las champas que hacíamos en diferentes lugares: La Vega, San Esteban, Barrio Lourdes, Candelaria, Modelo. La vida de nosotros ha sido calle, pero todos somos trabajadores”, explica.

A Ricardo cualquiera lo describiría como un tipo “jodarria” y de hecho lo es desde su niñez según cuenta, pero también adquirió en esos mismos años responsabilidad y pasión por lo que hace. En su tiempo de “cipote” adolecente él era el encargado de darle mantenimiento y hacer girar los caballitos y la voladora. Incluso sacó un curso de locución para complacer con música desde la cabina de una rueda a los usuarios.

Más tarde ingresó al periodismo y se enamoró de la fotografía. Por los lentes de su cámara han pasado cientos de personas de todo tipo, desde presidentes hasta adictos a la pega y trabajadoras del sexo. Y es que en sus andares por las calles del centro ha conocido de todo y es conocido por muchos. “Uno en la calle aprende bastante. Aprende a convivir con la gente, con el que pide, con la prostituta y los homosexuales.  Como te digo, nosotros nos criamos en la calle pero nada de andar tocando lo que no fuera de uno porque mi Mamá nos daba unas vergueadas de a galán”, recuerda.

En la actualidad aparte de trabajar la fotografía para Diario Co Latino y colaborar con algunas instituciones de ayuda, es voluntario de Comandos de Salvamentos donde ha conseguido otro de sus sueños: manejar ambulancias. Ricardo Segura es nuestro personaje de la semana.

 

Como cuantas veces habrás apretado el obturador de la cámara…

Uuuuuuu. Mirá de estar acá en el periódico tengo unos 23 años. Ingresé un día antes de la segunda venida del Papa (Juan Pablo II), creo que fue en 1996,  y esa fue mi primera fotografía. En ese tiempo estaba de coordinador de redacción Walter Raudales, me preguntó si tenía cámara le dije que sí. Andaba yo una Pentax (cámara) toda mohosa.

 

¿Una cámara mohosa?

Sí, se la compre en 200 colones a un señor que reparaba cámaras aquí por San Jacinto. Era pequeñita, era de rollos.

 

¿Cómo fue ese momento frente al Papa?

Yo vine a acá porque era compañero en la Universidad Tecnológica de Álvaro López que trabajaba aquí. Él me dijo que viniera porque se iba a ir para  La Noticia. Ese día del Papa, vine temprano y me dieron rollos, me mandaron a la cobertura y yo disparaba a lo loco, pero ahí estaba Álvaro y él me explicó que ángulos tomar. Ese mismo día, en la noche, el Papa iba a llegar a Catedral, vine al periódico a traer más rollos y compré unos a colores. Me fui y me coloqué como a unos cuatro o cinco metros y lo agarré cuando él venía bajando del Papa móvil.  Le tomé la foto, se volteó y echó la bendición, yo no sé si solo a mí me la echó o a todos los que estábamos ahí. La cosa es que echó la bendición.

 

¿Esa fue tu primera foto para un periódico?

Sí esa fue mi primera experiencia fuerte. Al día siguiente que vi el periódico yo saltaba de contento al ver mis fotos en toda la página. Esa vez mi Mamá estaba vendiendo, papas, elotes y churros las fiestas del Barrio Lourdes y una amiga de ella me dijo: vaya “cabrón” al fin hiciste algo de bien porque solo “chingando” andas.

 

¿Y eso era cierto?

Pues mí hobby era estudiar en la Tecnológica y en los ratos libres irme a bailar a los bailes de acá del centro. Me iba a meter a: Los Amigos, Los Billos, Tabárez, el famoso Sancocho, pero fue a partir de esas fotos que me emocioné y decidí dedicarme a hacer más fotos.

 

¿Qué bailabas?

Bailaba “break dance” en la calle, pero  a mí me gustaba un baile que se llamaba el baile del “bon”, en el que  uno que se pegaba cadera con cadera o brazo con la cadera. Era un baile que no era morboso. Yo en ese tiempo tenía como 16 años y me había encontrado una señora, como de 25, y cuando bailaba con ella me gustaba que brincara porque los pechos se le movían. Tenía grande los bustos.  Era muy buena bailarina.

¿Y qué te inspiró a hacer fotos?

Fíjate que yo estudié en la Escuela Parroquial de San Marcos primero y segundo grado. En segundo grado me expulsó el Padre porque yo era terrible. Esa vez me expulsó porque me había tirado al suelo y le estaba viendo las piernas a la profesora.  Así me sacaron de ahí y me fueron a matricular a la escuela El Milagro. Ahí finalicé del segundo hasta el noveno. Ahí tuve profesores excelentes, es que antes no había prohibiciones porque los profesores le pegaran a uno. Nadie decía nada. Mi mamá a pesar que era enojada, era contenta con los profesores porque me castigaran porque era tremendo. Hasta regalo les daba para el día del maestro. Fíjate que con los maestros de ese tiempo uno les tenía temor y aprendía más. Yo a pesar de que era jodión ponía atención a las clases y sacaba buenas notas.

 

¿Cuándo dices que eras jodión, que hacías en concreto?

Yo tenía el vicio de jugar a las tarjetas a la cara y corona. Y los bichos siempre me acusaban de hacerles trampa. Y sí les hacía trampa y por eso me pegaban entre todos. También era de los cipotes que me gustaba andar enamorando a las bichas, y ellas me ponían el dedo y por eso me castigaban.

 

¿Eras igual en bachillerato?

Yo estudie en el Liceo José de San Martín, y ya fue un poco diferente porque tenía otro tipo de compañeros. Ahí agarré bachillerato en mecánica y sí siempre molestaba.  Una vez me expulsaron 15 días porque con el grupito de jodarria reunimos dinero y nos escapábamos para llevar a un compañero que estaba virgen donde las cipotas.

 

¿Cuándo salías de clase te ibas a vender con tu mamá?

Mi mamá siempre nos esperaba en la casa con el almuerzo, comíamos y nos íbamos a las ruedas. Ahí yo me encargaba de darle vuelta a las ruedas porque mi Mamá aparte de vender, tenía caballitos, voladoras… también era el encargado de darle el mantenimiento a las ruedas: las armaba, las desarmaba y cargaba los camiones cuando nos íbamos para otro lugar.  Nosotros no pasábamos en la casa. Durante transcurso de la guerra, los 12 años de guerra, nosotros nos la pasamos solo en la calle, en las champas que hacíamos en diferentes lugares: La Vega, San Esteban, Barrio Lourdes, Candelaria, Modelo… mi mamá siempre andaba ruedas pequeñas. La vida de nosotros ha sido calle, pero todos somos trabajadores.

Eres fotoperiodista de calle…

Sí. Y uno de la calle aprende bastante. Aprende a convivir con la gente, con el que pide, con la prostituta y los homosexuales.  Como te digo, nosotros nos criamos en la calle pero nada de andar tocando lo que no fuera de uno porque mi Mamá nos daba unas “vergueadas” de a galán.

 

Jajaja ¿no te metías en problema?

El problema mío eran las mujeres. Yo era mujeriego, andaba con una y andaba con otra. He pegado siete hijos, mis dos últimos hijos, y cinco más fuera de mi hogar con diferentes mujeres.

 

¿Cómo es que te vuelves fotoperiodista?

La idea de la foto viene de bachillerato.  Cuando estudiaba en el centro empecé a ver que en los accidentes o los asesinatos siempre ponían una línea, una cinta amarilla,  y que los periodistas siempre estaban después de esa línea que uno como civil no podía pasarla. Yo decía: algún día voy a estar ahí,  me fui empilando y  agarré un curso de locución. Pero y lo agarré también porque en las ruedas a nosotros nos pedían dedicar canciones. Luego mi mamá me vino a inscribir para que estudiara la carrera de Técnico en Periodismo en la Universidad Tecnológica y en los cursos de fotografía vine a hacer fotos a unos soldados a una trinchera en la colonia Santa Marta. Salían ellos apuntando hacia mí y así me fui empilando.

 

¿Cuál crees que es a mejor foto que has hecho?

La del Papa porque esa fue la que me dio en aventón al fotoperiodismo. De ahí para acá he hecho diferentes tipos de fotos, unas que me impactaron bastante fueron las de los terremotos de 2001. Cuando llegué a Las Colinas y ver a mis compañeros socorristas sacando fallecidos y pedazos de gente me impactó. Esa vez yo hice la foto de portada, y vine al periódico sucio y con el mal olor de los muertos. Me acuerdo que vine a revelar esa noche y mi jefe la escogió como portada. Ese día yo le revelé el material a todos mis compañeros porque nadie quería meterse al cuarto de revelado porque le tenían miedo a las réplicas. En esa ocasión salió una edición del periódico el día domingo y yo le pedí al jefe que me diera mil periódicos para irlos a vender a las calles.

 

¿Te convertiste en canillita?

Fijáte que esa vez lo hice porque era la noticia del momento y además si hay una entradita de dinero uno tiene que ver como se rebusca.

 

¿Ganaste extra por vender periódicos?

No, no. No fue que me pagaron si no que me pusieron los periódicos a un precio y yo los di a otro. Esa vez me quedaron de ganancia como 300 o 400 colones.

 

Hubo un tiempo en el que te empilaste haciendo fotos a trabajadoras del sexo…

Sí, me iba a hacer fotos en “La Avenida”. He hecho fotos también a los homosexuales, pero eso es parte de lo que es la fotografía. Ahí tenemos al maestro Chico Campos que te saca un buen reportaje de una mosca.

¿Qué es lo más loco que has hecho por una foto?

Una vez, en navidad, para hacer unas fotografías de los cipotes huele pega de aquí por la iglesia de candelaria tuve que pasar la noche con ellos. Estuve bailando con las cipotas y habría sido bonito que alguien me tomara un video bailando con las cipotas y ellas con el bote de pega en la mano. Pero esa vez nadie me acompañó por miedo, yo solo me aventuré porque creo que cuando uno anda con la cámara el miedo hay que dejarlo.

 

¿Cómo compaginas el fotoperiodismo, tu servicio como voluntario en Comandos de Salvamento y las ruedas?, recuerdo que hubo tiempo en que las ruedas las tenían fuera de San Salvador…

Fijate que en ese tiempo algunas veces teníamos las ruedas  en Metapán, Armenia o Santa Ana y yo terminaba las coberturas como las 8:00 de la noche y como no había buses para esas zonas cuando terminaba de rebelar y dejar listo el material,  tomaba la 101 hasta Las Delicias y ahí esperaba las rastras para pedirles “ride”. Ahí iba agarrado todas las noches de las cinchas como que era garrapata. También cuando empecé a vivir en Nejapa y me dejaba el bus me tocaba irme en los camiones de la basura. Me iba al lugar de donde salen los camiones, esperaba que los llenaran de basura y me iba de “ride” atrás porque no les permitían llevar gente adelante. A veces los esperaba por la 5 de Noviembre. Había noche en los que llegaba todo “oloroso” a la casa. Me iba colgado.

 

¿Ha valido la pena todo este sacrificio que has hecho por ser un fotoperiodista?

Sí, fíjate que sí. Me ha costado bastante, pero me siento contento de hacer fotos. Me gusta mi trabajo.

 

¿Y en el socorrismo como te va?

Tengo ya 18 años de estar en Comandos de Salvamento. Empecé colaborándoles con fotos, pero mi sueño era manejar una ambulancia así que empecé a ir a la base. Me la pasaba entre Diario Co Latino y Comandos.

 

¿Has cumplido tu sueño de manejar la ambulancia?

Sí ahora manejo ambulancias, ahí he manejado carros que ni en sueños lo pensaba. Cuando yo salí a mi primera emergencia y activé la sirena sentí que me hervía la sangre…

 

¿Hay más sueños?

Sí mi sueño más grande es tener una casa. En lo profesional irme del diario ya no. Aquí estaré hasta que me diga el jefe ya no. Otro sueño es manejar un carro de bomberos o una patrulla.

¿Si no fueras fotoperiodista que serías?

Creo que me habría dedicado a mecánico, de hecho en mis ratos libres lo hago. Yo le doy el mantenimiento de soldadura a las ruedas y las pinto. Yo hago máquinas de hacer churros (españoles), yo hago los quemadores, las cocinas y las mesas para que pongan su venta.