Una “Nina” salvadoreña en Barcelona

Fotos de cortesía

Con su maleta llena de sueños y sus enormes ganas de mirar mundo, Rhina Castellón, partió hacia Barcelona hace 8 años y desde el otro continente nos contó qué hace una arquitecto salvadoreña en la costa mediterránea y planificando una boda.

Por Lenny Castro

La Nina, como la llaman cariñosamente sus amigos, es una salvadoreña de 37 años, quien viajó hasta Barcelona, para alcanzar sus sueños.

Cuando uno habla con  esta mujer, descubre a la salvadoreña soñadora y a la guerrera que lleva dentro; ella es una persona de pocas palabras, pero cada una de las que expresa además de ser  concisas, transmiten energía y mucho optimismo.

Su forma de ver la vida convive entre la libertad y la religión, entre la pasión y la calma,  entre Barcelona y El Salvador; pero sobre todo entre la mujer y la profesional, quien puso un océano de por medio (entre su país y ella) para superarse.

Antes de abrir sus alas y migrar terminó la carrera de arquitectura en la Universidad Albert  Einstein, después y ante la falta de oportunidad laboral y los problemas de seguridad de El Salvador, decidió que tenía que salir del país y la vía de la superación personal fue el camino más viable.

Fue así como en el 2010 se aventura a explorar el viejo continente: “Barcelona fue el destino escogido,  porque era el único lugar que tenía la especialidad que yo quería.” Explicó.

Pero llegar hasta allá no fue fácil,  según su experiencia cuando se relata lo vivido (como en esta entrevista) todo se ve muy bonito, pero hubieron decepciones -y muy grandes- para llegar a donde está.

El primer revés vino durante la planeación, ella averiguó sobre becas y la que más le convenía la otorgaba la Agencia de Cooperación Española para el Desarrollo y se lanzó a reunir los requisitos “Apliqué el primer año a la beca y no me salió, a pesar de la decepción no me rendí y al siguiente año lo volví a intentar y se dio.” Recordó.

Fue así como entre 2010 y 2012 cursó en la Universidad de Barcelona un Máster en Planificación Territorial y Gestión Ambiental, del cual actualmente también ha estado estudiando un doctorado con el mismo nombre.

Ella explica cómo su preparación le ha permitido conocer el lado apasionante de planificar, todo en la vida tiene que ver con ello.

Foto cortesía

Contracorriente

De todos es sabido, que la vida en cualquier país del extranjero no es fácil, hay un sinfín de obstáculos a vencer y para esta salvadoreña no fue la excepción.

Cuando le pregunté ¿Ha sido duro triunfar en el extranjero?

Su respuesta no tarda, es un , categórico. Su tono de voz cambió en esta parte y así vislumbré que por su mente corrieron miles de recuerdos y su respuesta me reveló el segundo revés.

Quizá lo más duro fue que en un principio solo tenía permiso para trabajar medio tiempo, eso me hizo bastante difícil sobrevivir esos meses, el salario era justo para ir pagando o cubriendo todas las responsabilidades o necesidades básicas (comida, alquiler de habitación  y transporte, entre otros.) Para una persona que no tiene el pasaporte europeo se le vuelve difícil firmar un contrato para un empleo de tiempo completo.  A eso se le sumó que yo llegué en el punto álgido de la crisis. Los españoles estaban migrando a países como Alemania para encontrar trabajo porque no había.

¿Cuáles han sido los mayores retos a vencer como salvadoreña en otro país?

Primero, demostrar que como salvadoreña era una persona inteligente, preparada y buena trabajadora.

Siempre he tenido que trabajar duro y vencer aquel mito (que en otros países como España existe) de que la gente que viene  de Latinoamérica siempre son delincuentes y que los que migramos siempre es porque en nuestro país de origen nos estamos muriendo de hambre y por eso tenemos que venir a trabajar de lo que sea.

Mi caso es parecido al de muchos compatriotas. Yo me quería ir por el tema de la delincuencia y la inseguridad, ya no soportaba ese asedio, salir a diario de tu casa sin saber si volverás era un estilo de vida que no era sostenible y la única forma de salir para mí era a través de la educación y si no hubiese podido venirme a España hubiera buscado cualquier otro país.

¿Tu familia te apoyó en esta decisión?

¡Sí! (ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja…)

¿Cómo es un día normal para vos?

El ritmo de vida es muy diferente y mi jornada laboral me permite tener tiempo para mí. Me levanto a las 9:00 a.m., tomo algo ligero y  me voy a hacer  yoga, después cerca de las 11:00 a.m. hago un “brunch” (esto es porque yo entro a trabajar a las 3:30 de la tarde y termino a 12:00 de la noche).

Si hay que hacer compras o limpiar la casa lo hago antes y a las 3:00 me voy al trabajo, el cual está  a 15 minutos de mi casa… A la media noche que termina mi jornada camino de regreso a casa. Ese hecho de volver andando o ir a pie a cualquier parte y hora, sin preocupaciones de que te roben o te maten, no tiene precio.

Aventuras de una salvadoreña por Europa

La Nina, sabe que la vida no es solo trabajo y exprimir la vida al máximo es una de sus pasiones  y en ocasiones eso la ha llevado a vivir aventuras únicas y una de ellas ha sido explorando el continente.

Según ella la aventura que más la ha marcado la vivió antes de mudarse a vivir a Barcelona, como buena católica  quiso vivir de primera mano una jornada  mundial de la juventud con el papa y así fue como viajó a Alemania en el año 2005.

Llegué a Alemania sola y ahí me iba a encontrar con una amiga, quien se suponía me iba a estar esperando y no lo hizo. Así que no sabía dónde tenía que ir y  qué hacer… empecé a preguntar a la gente, buscando quién hablara inglés o español para saber hacia dónde dirigirme.

 Finalmente encontré a un argentino a quién reconocí por su camiseta del “River Plate”, él muy amable junto a un amigo suyo brasileño me guiaron a una estación de tren y como  nunca en la vida había tomado uno (y eso de las rutas puede ser confuso) me perdí durante horas…

Yo dije acá me tocará dormir, no tenía teléfono, nada, pero ahí me encontré unos voluntarios del evento quiénes me enviaron  al colegio donde se me asignó dormir con un alemán que no hablaba nada de español y menos inglés.

Al final resultó que en el lugar yo era la única latina, todos eran de Europa del este y no hablaban ni inglés ni español. Nos hablábamos por señas, pero el idioma no fue obstáculo para que ellos fueran cálidos y acogedores -para variar la línea área perdió mi maleta y yo no tenía nada de ropa, solo lo que llevaba puesto- ellos me prestaron y fueron muy lindos.

¿Cuál es la experiencia más dura que has vivido en Barcelona?

El racismo, es bastante fuerte, en especial cuando saben que venís de un país marcado por el estigma de las maras o pandillas, se creen que todos somos iguales.

Es por eso que  yo quiero promover mi cultura, para que nos conozcan. Como parte de ese plan actualmente estoy trabajando en la inauguración de una “E-commerce” (por sus siglas en inglés)  para promover el desarrollo local y al país.

El negocio, se llama “Indigo Roots”  y la idea es comercializar productos ya elaborados de añil, hechos en El Salvador.

¿Qué hay de tu profesión, qué aspecto podes catalogar cómo el más satisfactorio y en qué etapa estás?

Como arquitecto es ver cómo se pueden implementar todos los proyectos que uno propone en un plan. Tengo la satisfacción de haber   participado en la elaboración del mapa para la zona metropolitana del Sistema Integral de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador (SITRAMSS). Yo pertenecía a la empresa que colaboró con el Viceministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano

Siempre pienso seguir apoyando y trabajando en otros proyectos para El Salvador, desde donde esté, de hecho mi tesis de doctorado es sobre el desarrollo del plan metropolitano de San Salvador y cómo ha ido evolucionando y de proyectos que se puedan implementar más adelante.

¿Qué es lo que más extrañas de El Salvador?

Mis amigas, la playa y los cocteles.

¿Piensas Volver algún día?

No sé, de momento no y quizá si cambio de opinión me iría a vivir  a la playa y pondría un negocio de turismo, trabajaría temas de turismo y desarrollo local,  El Salvador tiene mucho potencial en esa área.

¿Cómo te ves en 10 años?

¡Dios mío! Me imagino que con una familia y supongo que con algún niño o niña y quizá trabajando de lleno en lo mío. Lo nuevo sería con mi propia familia…

Nina, nos contó antes de dar por finalizada la entrevista, que está enamorada y que fue en esa ciudad de Cataluña, que tanto le ha dado desde su llegada, que conoció al amor de su vida. Hoy por hoy se encuentra haciendo lo que más le gusta hacer, planificar, pero en esta ocasión es su boda.

Su prometido es de origen italiano y tienen previsto sellar su amor en mayo de 2019.