Hogar Padre Vito Guarato nombra uno de sus pabellones en honor a benefactores

Corrían los años ochenta cuando un sacerdote franciscano de nacionalidad italiana, padre Carlo Vito Guarato, inicia esta obra de amor. La inspiración surgió de un hecho que lo impactó profundamente: Muchos niños con discapacidad que después del terremoto quedaron desamparados y en situación de total abandono familiar, sin que ninguna entidad estatal se responsabilizara por ellos.

Con el apoyo de personas altruistas que se identificaron con sus ideales, emprendieron este proyecto, instalando una pequeña casa con unos cuantos niños, iniciando el Hogar para niños minusválidos abandonados, que hoy conocemos como Hogar Padre Vito Guarato.

La actual Junta Directiva de la Asociación Padre Vito Guarato heredó un compromiso profundo con los más necesitados, que va más allá de asistirlos en sus necesidades básicas de alimentación y salud, pues desde la visión del padre Vito Guarato, lo que debe prevalecer como principal ingrediente de esta fórmula, es el amor al prójimo.

Y es precisamente esta visión la que compartieron don Roberto y doña Ellen Dutriz, que dejan como parte de su legado, la entrega de un donativo que contribuirá significativamente a impulsar las operaciones y el funcionamiento de esta obra de amor, por lo cual con mucho regocijo y especial agradecimiento, la Asociación Padre Vito Guarato a través de su Hogar que lleva el mismo nombre, anuncia que designará a uno de sus pabellones con el nombre de sus benefactores.

Doña Ellen Bielke de Dutriz (26.06.1917–22.11.2017) llegó a El Salvador para establecer su hogar,  poco después de haber contraído matrimonio con su querido esposo, don Roberto Dutriz (1914–2007), en San Francisco, California en 1944. Lo que más unió a estos dos jóvenes y que siguió concordando sus ánimos y voluntades durante la larga vida que compartieron, fue la tremenda humildad y amor al prójimo de ambos.

Como expresó monseñor Fernando Rodríguez: “Don Roberto tuvo la dicha de vivir para servir….”. Al igual que su esposo y siempre con su apoyo, doña Ellen también se volcó en ese esfuerzo para mejorar la vida de los demás. Fue una de las fundadoras de la Union Church de San Salvador y trabajó en sus muchas obras benéficas, especialmente las que se dirigían hacia las madres y párvulos. Igualmente formó parte de la American Women’s Association of El Salvador, participando en sus actividades caritativas.