México abre frontera a mujeres y niños de caravana migrante hondureña

Agencias

El gobierno mexicano le abrió sus puertas a las mujeres y niños hondureños que migraban en caravana y se encontraban en la frontera con Guatemala, informó la AFP.

Cientos de migrantes centroamericanos se encontraban atrapados en el limbo en la frontera de Guatemala con México, mientras los esfuerzos para enviar a algunos de vuelta a sus países de origen comenzaron en medio de la fuerte presión de Estados Unidos para frustrar la caravana.

Muchos de los migrantes que huían desesperados de la violencia y la pobreza en Honduras pernoctaron bajo una intensa lluvia en un puente que conecta Guatemala con México, con decenas de personas agrupadas frente a una puerta metálica en la frontera, vigilada por la policía antidisturbios mexicana.

En las primeras horas de la mañana, la policía guatemalteca dijo que había transportado a 62 hondureños en dos autobuses de vuelta a su país, uno de las primeras acciones para retirar a los migrantes del tenso cruce de la frontera en el río Suchiate.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha advertido que la caravana centroamericana debe detenerse antes de llegar a Estados Unidos.

El sábado está previsto que el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, se reúna con su homólogo guatemalteco, Jimmy Morales, en Ciudad de Guatemala para coordinar una estrategia para el regreso de los migrantes hondureños.

«El tono con el que nos hablan (Estados Unidos) es de preocupación y nos dicen que actuemos como aliados», dijo a Reuters un asesor de alto nivel del presidente de Guatemala, que solicitó el anonimato porque no estaba autorizado a hablar públicamente.

«Realmente es una situación muy delicada porque pueden generarse más caravanas y que perdamos el control de quienes pasan», agregó.

Agotados por los días de caminata y frustrados, muchos migrantes pasaron la noche a la intemperie. Algunos durmieron sobre toallas y bolsas de basura, otros se acostaron sobre mochilas. Un hombre se aplicaba loción a sus pies descamados.

México también ha intensificado los esfuerzos para detener la marcha, presionado por Estados Unidos, según expertos de migración consultados.

El Gobierno de Enrique Peña Nieto, que dice que procesará las solicitudes de asilo de los migrantes individualmente, se comprometió a hacerle frente a la caravana durante una reunión el viernes con el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, en Ciudad de México.

La mayoría de los migrantes con los que habló Reuters dijo que no tenía idea de cómo obtener la documentación necesaria para entrar legalmente a México, pero muchos estaban decididos a intentarlo.

«Lo intentaré de nuevo», dijo la hondureña Hilda Rosa levantando su puño mientras sus cuatro hijos adolescentes permanecían sentados erguidos y sonrientes.

La nativa de Tegucigalpa relató un cuento familiar cuando se le preguntó por qué se había ido de Honduras: «Ya sabes por qué: no hay trabajo, violencia».

La mayoría de las personas que trata de ingresar a Estados Unidos procede ilegalmente de Honduras, uno de los países más pobres y violentos de las Américas.

Algunos miembros de la caravana, desde agricultores y panaderos hasta amas de casa y estudiantes, dijeron el viernes que el sábado comenzarían a regresar a su casa.

José Ramón Rodríguez, un trabajador de la construcción de 45 años de la ciudad hondureña de El Progreso, se sentó en el extremo guatemalteco del puente, con la cabeza baja, y su hijo de 9 años se acurrucó contra él. «Mañana nos vamos a casa», dijo. Sus compañeros asintieron.

Entre ellos se encontraba Osman Melgar, quien se curaba una herida sangrante en la espinilla que sufrió al caerse cuando decenas de personas atiborradas en el puente comenzaron a huir de los gases lacrimógenos lanzados por policías, según varios testigos.

Algunos migrantes, entre ellos Adriana Consuelo, de 40 años, pasaron por debajo del puente y pagaron 25 pesos (1,30 dólares) para ser transportadas a través del río Suchiate en embarcaciones hechas de neumáticos de goma gigantes. Después de llegar a los embarrados bancos de México, dijo: «Nadie revisó mis documentos».

Eunice Rendón, coordinadora del grupo de defensa de migrantes Agenda Migrante, contó que «cada vez que hay una caravana (de migrantes) se envía a la policía a la frontera sur (…) pero nunca hemos visto nada tan dramático como lo que vemos hoy». «Todo esto tiene que ver con Trump», agregó.