El papel que juega Leopoldo López en la crisis política de Venezuela

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Sobre el tejado de un edificio alto y visible desde la principal autopista de Caracas, la enorme valla luce descolorida por el tiempo.

«Leopoldo #LibertadYa», se lee junto a la imagen de Leopoldo López, posiblemente el preso más famoso de América Latina.

Este lunes se cumplen cinco años desde que se entregara el político venezolano, cuya figura reaparece ahora en la crisis política de su país a la sombra del joven Juan Guaidó, el «presidente encargado» que reta a Nicolás Maduro.

Poco antes de que Guaidó, compañero de partido de López, hablara este sábado en Caracas ante cientos de personas, cámaras y fotógrafos, Leopoldo, como se lo conoce popularmente en Venezuela, posaba para una imagen bien diferente.

Lleva lentes, camiseta blanca sin mangas, un pequeño crucifijo sobre el pecho erguido, shorts y zapatos deportivos negros.

En su mano izquierda, la edición del diario «Últimas Noticias», afín al gobierno.

En la derecha, una taza blanca de café con el escudo de Venezuela que oculta detrás del periódico: un pequeño acto de rebelión ante los dos hombres que están a su costado. Visten chaqueta negra con una inscripción «Sebin». Son las siglas del Servicio Bolivariano de Inteligencia.

Desde julio de 2017, agentes del Sebin custodian la casa de López, que antes pasó tres años y cinco meses en la cárcel militar de Ramo Verde, y le toman fotografías todos los días como prueba de vida, según la familia del preso.

López, que se entregó a la policía hace cinco años en un mediático momento tras la emisión de una orden de captura, está condenado a casi 14 años de prisión por instigar a la violencia en las protestas de 2014 contra el gobierno de Maduro que dejaron 43 muertos.

Él defiende su inocencia y el fiscal que lo acusó, Franklin Nieves, denunció años después injerencia política en el proceso.

Amnistía Internacional, entre otros organismos, lo considera un «preso político».