Ciencia desde El Salvador para el mundo

Redacción

Son las diez de la noche y un equipo de biólogos del Museo de Historia Natural de El Salvador tiene la tarea de investigar murciélagos en la isla de Meanguera del Golfo, al oriente de El Salvador.

El resultado de esta investigación, como la de otras dedicadas a la flora, fauna y paleontología en el territorio nacional que no se restringen a un horario, seguramente verá la luz en alguna publicación internacional y aportará elementos para nuevas exhibiciones en el país.

Por ejemplo, el público que llega al parque Saburo Hirao tiene la opción de visitar el Museo de Historia Natural de El Salvador (MUHNES) —ubicado en lo que fuera el casco de la antigua hacienda La Gloria, que se convirtió en el espacio recreativo—, el cual exhibe en sus tres salas (Zoología, Paleontología y Biodiversidad) el resultado de los estudios del equipo de biólogos.

“Investigación tenemos en las áreas de botánica, zoología y paleontología, en las tres áreas tenemos biólogos como investigadores”, destaca la directora del MUNHES, Eunice Echeverría, al comentar que tras varios estudios completados, algunos de las cuales han sido publicados en medios nacionales y extranjeros, el equipo de especialistas tiene listo un nuevo guion museológico para actualizar el contenido de exhibición del museo con datos extraídos de esos trabajos.

“La propuesta que estamos haciendo para cambio de museografía son los resultados de las últimas investigaciones, de los cinco años para acá”, menciona Echeverría al destacar que el nuevo contenido es resultado de las investigaciones del equipo de biólogos del museo, relativas a nuevas especies de flora y fauna identificadas en el país, a un inventario nacional de bosques y al proyecto de salvaguarda de plantas alimenticias en Mesoamérica, entre otras.

Sobre esta última, la especialista aclara que se trata de una investigación que busca identificar todas las plantas cultivadas (como maíz y frijol) que tienen parientes silvestres, “genética que está en campo, que son silvestres y que todavía no las comemos, tienen genes que pueden reforzar características a las plantas que ya tenemos, que ya estamos consumiendo, para hacerle frente al cambio climático, principalmente”.

Eunice Echeverría es bióloga y cuenta, además de investigaciones y publicaciones, con la distinción mundial de que su nombre y apellido identifiquen a dos especies: Hemiphileurus euniciae (escarabajo encontrado mediante el proyecto Escarabajos Dinástidos de Honduras, Nicaragua y El Salvador, del MUNHES y el Museo de Historia Natural de Nebraska, Estados Unidos) y Meliosma echeverriae (planta encontrada en el Parque Nacional de Montecristo, comúnmente llamado naranjo de montaña).

Como funcionaria, está más lejos de las investigaciones que sus colegas, pero es el motor que dinamiza el trabajo museístico, investigativo y la proyección del MUHNES a través de distintas actividades académicas a las que se dan cita especialistas, estudiantes y público interesado. Uno a uno presenta a sus colegas: Ana María Rivera; Raquel Alvarado, de la sección de Zoología del MUNHES; José Gabriel Cerén López y Jenny Menjívar, curadores del Herbario Nacional (MHES) del Museo de Historia Natural de El Salvador (MUHNES); y Daniel Isaí Alvarenga.

A ellos se suman los biólogos Rosa María Delgado, del área de Educación, y Mauricio Molina, del área de Paleontología, quienes aportan para las exhibiciones e inspecciones, respectivamente.

Rivera es coautora, junto al antropólogo Jesús Ernesto Novoa Roque, del libro “Caracol tintóreo”, sobre el caracol marino que los indígenas utilizaban para teñir. La investigación abarca el proceso de obtención del tinte púrpura, así como datos biológicos sobre el estado de conservación del molusco en la costa de La Libertad. Pero pese a la publicación, la investigación con caracoles continúa.

Alvarado es quien se dedica a investigar los quirópteros o murciélagos de El Salvador, a partir de datos de la Colección Nacional de Mastozoología y de las especies que el MUHNES reporta para el país. En su libro, ofrece mapas de distribución para cada especie reportada y datos generales que ayudan para la conservación de los quirópteros en El Salvador.

Por su parte, Cerén y Menjívar, del Herbario, son especialistas regionales en botánica, a quienes se debe la identificación de nuevas especies de flora en el país, entre ellos un cactus del bosque nebuloso El Imposible, y plantas con propiedades medicinales. Sus hallazgos han sido publicados por ejemplo en la revista especializada Novon, del Jardín Botánico de Missouri, EE. UU.

Aunque dedicado a la paleontología, Alvarenga es biólogo de profesión y recientemente participó del descubrimiento de improntas fósiles de peces, hojas, grama y otros elementos vegetales en el municipio de El Paraíso, Chalatenango, durante excavaciones realizadas en mayo de este año, los cuales indican “que este era un cuerpo de agua hace aproximadamente 2.5 millones de años”, posiblemente “uno de los lagos intermontanos, el más grande del país”, explicó.

A los materiales encontrados se les harán distintos estudios para obtener más datos sobre el hallazgo. Es una investigación en proceso, tal y como ocurre con todas las investigaciones del patrimonio natural. Por ejemplo, la investigación Cactáceas en El Salvador, que arrancó en 2012, y que produjo un catálogo en 2015, donde se recogen las dos variedades de pitaya o fruta del dragón.

La información producida por los biólogos del herbario ha sido retomada por otras instituciones, como el Centa, “para saber dónde están los pies de crías y cuáles son las que tienen mayor potencial de consumo alimenticio”, amplió Echeverría de forma ejemplificativa.

Solo en 2019 se publicaron, bajo el sello de la Dirección de Publicaciones e Impresos, cuatro investigaciones en formato de libro (“Caracol tintóreo”, “Murciélagos de El Salvador”, “Investigaciones paleontológicas de El Salvador” y “Procedimientos de conservación de fósiles”), así como diversos artículos en revistas internacionales indexadas.

El trabajo investigativo ha hecho del MUHNES un referente a nivel nacional e internacional, por lo que recibe solicitudes de información, intercambio y mantiene comunicación permanente con entidades homólogas, como el Centro de Estudio Herbario Tropical del Departamento de Biología de la Universidad de Florencia (Italia), el Jardín Botánico de Misuri (EE. UU.), el Herbario Nacional de México y el Instituto de Paleontología de la Universidad Nacional de Piura (Perú).

Por todo ello, el MUHNES se convierte en un puente con la comunidad científica internacional y en un importante bastión de la investigación del patrimonio cultural natural, cuyo aporte reconocemos en el marco de este Día del Biólogo.