Mel Gibson reniega de su más reciente cinta ‘The Professor and the Madman’

France 24 Horas

El actor y también director de ‘Apocalypto’ tardó 20 años en hilar la historia de los dos mayores artífices del diccionario en inglés Oxford. Un hecho real, lleno de culpa, amistad y amor, del que hoy no quiere saber nada. No le dará promoción ni hará entrevistas, tras una pelea legal con la co-productora.

‘The Professor and the Madman’ (en español, ‘Entre la razón y la locura’) te atrapa durante las dos horas que dura. De base, es una historia sencilla; la de quienes impulsaron y diseñaron el clásico diccionario en inglés Oxford, que se cocinó desde mediados del siglo XIX. Pero en su producción, es mucho más: es una historia de un entretejido impecable, una montaña rusa de emociones que van desde la caída vital hasta el perdón, ascendiendo por la culpa, el amor, la amistad y, por supuesto, las letras.

Las letras, las palabras, son el origen de todo; llevan al profesor e intelectual escocés James Murray (Mel Gibson) a recopilarlas, con el fin de recopilar el conocimiento del mundo. Pero imposible, también lo sería hoy, que una sola persona pudiera editar de la ‘A’ a la ‘Z’, por ello motivó a cientos de ciudadanos lectores a cosechar todas las definiciones que se encontraran. El que más ayudó en ese proceso fue un médico militar asesino convicto, de origen estadounidense, llamado William Chester Minor (Sean Penn).

Minor contribuyó a engendrar y catalogar en el diccionario más de 10.000 palabras, y esos momentos de brillantez son encarnados de forma extraordinaria por Penn. Si bien, el actor de ‘Milk’ o de ’21 gramos’, es pura conmoción cuando camina por los senderos de la locura de Minor, profundo arrepentido por el asesinato que comete, pero a la vez víctima de la esquizofrenia que lo genera. De esa sentencia, de esa pena, nace una amistad entre, como dice el título, un profesor y un loco, que a ratos se intercambian los papeles, y que mueren habiendo dejado a medias este legado.

Mel Gibson se quedó prendado de esta historia real hace dos décadas, y tras investigarla todos esos años, hoy la trae al cine en un relato apoyado en el libro de Simon Winchester, ‘The Surgeon of Crowthorne’, y dirigido por su coguionista de ‘Apocalypto’ Farhad Safinia, que hacía así su debut. Pero tanto esfuerzo parece no haber servido de mucho, pues no quiere saber nada más de la película y no quiere siquiera promocionarla. La quiere casi en la sombra. ¿Por qué razón? Principalmente, por una batalla legal.

Desde 2017, Gibson se ha enfrentado a la co-productora Voltage Entertainment por discrepancias en torno al filme. Primero fue el actor, respaldado por su productora Icon Productions, el que denunció a Voltage de no haber cumplido su acuerdo de rodaje en algunas escenas y de supuestamente haber mostrado un corte de la cinta a los distribuidores, sin permiso. Después, fue Safinia el que denunció por difamación, tras la acusación de Voltage de que ninguno, ni Gibson ni él, habían cumplido con sus obligaciones de contrato.

Triste final para un proyecto surgido en 1998, al que la crítica le ha reprochado una inestable dirección, diálogos fáciles y un montaje regular. Pero esa es solo una mirada, frente a una cinta que puede acaparar todo el corazón del público durante dos horas y pervivir más allá de ese rato.

Murray se había propuesto terminar el diccionario en diez años, solo que jamás pudo ver completados los tomos, ya que su primera edición salió en 1928, trece años después de su fallecimiento. Mientras que Minor, el gran colaborador, era tan respetado por la armada de EE. UU. que esta llenó su celda con una biblioteca para que encontrara las palabras, con las que “fácilmente describía la evolución de la lengua inglesa”. Por ello, en la segunda edición del Oxford English Dictionary de 1989 recibió una dedicatoria de agradecimiento, finalmente terminó siendo leyenda. Y es que, sin el profesor y el loco, esta obra no habría sido la misma.

Voltage respondió con una demanda, en la que defendía que habían intentado arrebatarle el control y haber interferido en su “capacidad de explotar los derechos para distribuir la película”. Una jugada que ganó, que le impidió a Safinia firmar la cinta con su nombre real en los créditos (solo seudónimo) y que le ha llevado a tener el poder de ‘The Professor and the Madman’, aunque sin sus protagonistas.