Al menos tres misiles golpean la Zona Verde de Bagdad, a unos metros de la embajada estadounidense

AFP

Tres misiles Katyusha han golpeado a última hora de este miércoles la Zona Verde de la capital iraquí, el fortificado distrito en el que están ubicadas sedes gubernamentales y embajadas. Uno de los cohetes ha caído a unos 100 metros de la delegación diplomática de Estados Unidos.

Según fuentes del ejército y la policía iraquíes, el ataque no ha causado víctimas pero ha provocado un incendio. Las sirenas alertando del incidente se han escuchado por varios barrios de la capital tras el estruendo del impacto. El ataque se produce apenas horas después de la comparecencia del presidente estadounidense Donald Trump tras el lanzamiento esta madrugada de una veintena de misiles iraníes contra dos bases militares estadounidenses en Irak, en represalia por el asesinato del general iraní Qasem Soleimani.

Durante su alocución, Trump ha optado por no escalar la crisis evitando una nueva respuesta militar a la represalia iraní y optando por nuevas sanciones económicas al régimen de los Ayatolás en línea con su política de «máxima presión» a Teherán. «Nuestras grandes fuerzas estadounidenses están preparadas para cualquier eventualidad. Irán parece estar retirándose, lo que es algo bueno para todas las partes interesadas y algo muy bueno para el mundo», ha declarado.

Las primeras imágenes por satélite difundidas este miércoles muestran los daños ocasionados por el ataque iraní en la base aérea estadounidense de Ain Al Asad, ubicada a unos 160 kilómetros al oeste de Bagdad, en la vasta provincia occidental de Al Anbar. Según los fotogramas, siete edificios del complejo resultaron destruidos o dañados por el impacto de cinco misiles. Entre ellos, tres hangares empleados para el mantenimiento y reparación de los aviones de combate.

Desde el ataque con dron estadounidense que el pasado viernes segó la vida del estratega que cementó la influencia iraní en la región, los ataques con misiles han desvanecido la calma durante varias noches bagdadíes. «Irán ha concluido su trabajo. Es nuestro turno», ha declarado este miércoles Qais al Khazali, el fundador y líder de Asaib Ahl al Haq, una de las milicias chiíes iraquíes apadrinadas por Teherán y unificadas bajo el paraguas de ‘Hashid Shaabi’ (Movilización Popular, en árabe).

Una amenaza abierta de los grupos que se hallan detrás de los ataques sufridos en los últimos meses por bases militares iraquíes que albergan tropas estadounidenses y que presagia nuevos incidentes. Alarmado por la peligrosa escalada de unas fuerzas integradas en la estructura del ejército iraquí, el popular clérigo chií Muqtada al Sadr, que lidera el bloque parlamentario ‘Sairún’, ha pedido a última hora de este miércoles a las milicias que desistan de lanzar cualquier acción militar adicional.

A su juicio, tras el ataque iraní de esta madrugada, compuesto por 22 misiles balísticos que han causado daños materiales en bases estadounidenses en Al Anbar y Erbil, «la crisis está finiquitada». Asimismo, ha instado a todas las facciones iraquíes a «permitir que culminen los esfuerzos internacionales, políticos y parlamentarios» para proceder a la salida de las tropas extranjeras que se hallan en el país, acordado el domingo por el Hemiciclo en una sesión boicoteada por suníes y kurdos.

Ataques similares se han producido en los últimos días en la capital iraquí. El pasado domingo seis civiles resultaron heridos por el impacto de cuatro misiles tipo Katyusha en dos enclaves de Bagdad. Tres cayeron en el interior de la Zona Verde y el cuarto alcanzó a una vivienda en el distrito residencial de Al Yadria, ubicado frente a la Zona Verde.

En la jornada previa, dos misiles Katyusha golpearon las cercanías de la embajada estadounidense en Bagdad, obligando a las fuerzas de seguridad a cerrar los accesos al área. Otro mortero irrumpió en el barrio bagdadí de Jadriya, hiriendo a cinco personas. Esa misma noche dos misiles sacudieron el recinto de la base aérea de Balad, a unos 80 kilómetros al norte de Bagdad.

El ataque al cuartel, que acoge a tropas estadounidenses, se saldó sin víctimas. Horas antes, la milicia chií Kataeb Hizbulá había llamado a las fuerzas de seguridad iraquíes a alejarse de los cuarteles con presencia de militares de la coalición internacional contra el autodenominado Estado Islámico que lidera EEUU, ante el inicio de una campaña de ataques y hostigamiento.

Precisamente Kataeb Hizbulá -fundada en 2003 por Abu Mahdi al Muhandis, muerto también en el ataque con dron estadounidense del pasado viernes- está involucrada en el desencadenante de la crisis. La escalada se inició el pasado 27 de diciembre con un ataque con cohetes contra una base militar en Kirkuk en el que murió un contratista iraquí-estadounidense. El domingo, en represalia, EEUU efectuó ataques aéreos contra cinco enclaves de la citada milicia chií en el que perdieron la vida 29 de sus miembros.

Hace una semana una multitud accedió a la Zona Verde y protagonizó durante horas un asedio a la embajada estadounidense que, según ‘The New York Times’, fue determinante para que a última hora de jueves Trump autorizara el ataque con dron que liquidó al todopoderoso general iraní que, al mando de las fuerzas Quds de la Guardia Revolucionaria Iraní, amplió durante las dos últimas décadas la influencia de Teherán en la región, desde Irak a Líbano, Yemen o la franja palestina de Gaza.