Muere el cantautor Armando Manzanero tras ser diagnosticado con Covid-19

LOS ANGELES, CA - JANUARY 25: Lifetime Achievement recipient Armando Manzanero attends the GRAMMY Foundation's Special Merit Awards ceremony at The Wilshire Ebell Theatre on January 25, 2014 in Los Angeles, California. (Photo by Jennifer Lourie/FilmMagic)

En la mañana de este lunes se conoció la triste noticia que enluta a México: murió el cantautor Armando Manzanero por una complicación de salud después de que fuera diagnosticado con Covid-19.

Manzanero, quien el 7 de diciembre cumplió 85 años, había ingresado la semana pasada a un hospital y aunque había estado «delicado», su salud había estado mejorando y sus niveles de oxígeno se habían recuperado, según dijeron inicialmente algunos familiares.

Sin embargo, informaciones contradictorias sobre su estado de salud, hacían temer lo peor.

El autor de ‘Somos Novios’ padecía de diabetes desde hace años, y siempre había estado controlado por lo que hasta hace poco aún podía viajar para ofrecer conciertos y grabar discos.

70 años de carrera

La muerte de Armando Manzanero viene a marcar el fin no solo de sesenta años de carrera como uno de los compositores mexicanos más destacados, equiparable a José Alfredo Jiménez o Juan Gabriel, desde la segunda mitad del siglo XX; también es el cierre de toda una época en la creación y difusión de música popular mexicana.

Con un estilo particular, que supo fusionar el bolero tradicional con los ritmos más modernos como la Bossa Nova, la samba y el pop, Manzanero, orgullosamente oriundo de la península de Yucatán, surgió como una alternativa refrescante y original en las ondas radiales a mediados de los años 60, cuando en México la preponderancia correspondía al género regional ranchero y al bolero, el chachachá y otros ritmos provenientes del trópico. El ‘rock’ nacional consistía básicamente en versiones traducidas de éxitos de cantantes estadounidenses como Elvis Presley, Ricky Nelson, Paul Anka, Neil Sedaka o Brenda Lee, representados por intérpretes como Alberto Vázquez, Enrique Guzmán, César Costa o Angélica María, según fuera el caso.

Manzanero fue el primer compositor mexicano en fusionar las sensibilidades de esas influencias y de un público más joven, con sus composiciones, como “No”, que en 1966 el cantante Carlo Lico puso de moda, o “Somos novios”, que se hizo popular en voz de Angélica María, al igual que “Esta trarde vi llover”. En 1967, animado por un ejecutivo de la RCA, grabó su primer disco, titulado Mi primera grabación, con canciones propias, donde destaca el romanticismo que lo caracterizó siempre. En los años subsecuentes, su obra llegó a ser interpretada por cantantes como Frank Sinatra (que se declaró su admirador), Tony Bennett, Elvis Presley (en 1970, ‘El rey’ versionó “Somos novios” como “It’s impossible”); Marco Antonio Muñiz, Alejandro Fernández, Perry Como, Luis Miguel (cuya carrera redefinió en 2001 con la grabación de ‘Un romance’, disco de boleros que incluía el tema de su autoría ‘Inolvidable’, que rompió récords de ventas), las orquestas corales que dirigían Franck Pourcel, Paul Mauriat y más famosamente Ray Conniff; también le grabaron temas el ídolo español Raphael, la estadounidense Karen Carpenter (del famoso dueto), Roberto Carlos, Manoella Torres, José José, Tania Libertad (con quien hizo varias temporadas de conciertos en centros nocturnos a fines de los años 90, grabando exitosos discos en vivo), Lucero, Cristian Castro, el pianista argentino Raúl di Blasio y muchos más. Teniendo lo mejor de ambos mundos – una carrera exitosa y el respeto de sus pares – Manzanero, junto con Roberto Cantoral, que era su amigo y colega de generación, hizo escuela en un periodo que evolucionó al surgimiento de otros compositores que buscaron emular su particular estilo, como el mencionado Juan Gabriel (probablemente su mejor alumno) y otros como Joan Sebastian, que lograron fusionar diferentes estilos con éxito y cambiaron por completo no solo la faz de la música mexicana contemporánea, también cambiaron el mercado y la manera que tuvo una generación entera de consumir música.

Todo esto, proveniente de un hombre menudo, afable, de brillante inteligencia y enorme curiosidad: gran lector y ávido cinéfilo, encontraba inspiración en todas partes y tenía gustos muy especiales, que iban desde la música tradicional yucateca – raíces que ostentó con orgullo siempre – a Serge Gainsbourg y la
nueva chanson francesa; Jacques Brel, Leonard Cohen, Joni Mitchell y, naturalmente, los Beatles. Poco le importó haber sido censurado en su juventud por los compositores consagrados de ese tiempo, precisamente por apreciar y tomar esas influencias “extranjerizantes”, para crear lo que es hoy un estilo
admirado internacionalmente.

En su vida personal, Manzanero, nacido el 7 de diciembre de 1935 en la poética ciudad de Mérida, creció en un hogar donde siempre hubo música: su padre, Santiago, fue uno de los fundadores de la orquesta folclórica Yucaltepén, y su madre, Juana Canché, de ascendencia maya, era un ama de casa que crió a sus hijos, cantándoles. Armando, desde los ocho años, inició sus estudios de música en la escuela de Bellas Artes de la capital yucateca y en 1950 se trasladó a la Ciudad de México (entonces Distrito Federal) para completar sus estudios superiores como pianista, entrando a trabajar como director musical de estudio en 1956 a la RCA, donde trabajó como arreglista y tocando acordeón y piano con algunos de los más brillantes talentos de esa época como Lucha Villa, Lola Beltrán, Flor Silvestre, Olga Guillot, Amalia Mendoza ‘La Tariácuri’ – en la grabación de su gran éxito ‘Sufriendo a solas’ –, Luis Alcaráz, Lucho Gatuca,Pedro Vargas e incluso, Agustín Lara, de quienes aprendió mucho, según dijo en repetidas ocasiones. También tuvo éxito cantando sus propias canciones, aunque lo dudó mucho y que siempre dijo en entrevistas que no tenía una gran voz ni se le podía comparar con otros intérpretes, calificándose a sí mismo como un trovador