Residente despelleja a J Balvin en una canción de ocho minutos

CARLOS MARCOS | El País

Quizá sea el ataque más feroz que un artista ha perpetrado sobre otro en una canción en español. Hablamos de músicos de primer nivel de popularidad: el puertorriqueño Residente, 31 premios Grammy tanto en solitario como con su exgrupo Calle 13; y el colombiano J Balvin, cinco Grammys. En una canción de ocho minutos junto al productor y DJ argentino Bizarrap, Residente no se anda con metáforas para describir a J Balvin. Algunos ejemplos: “El pueblo luchando, los están matando, y el tipo sube fotos de Ghandi rezando”; “pendejo mentiroso, se hace el espiritual usando la salud mental para vender un documental”; “no entiende los valores de la vida, se tiene que tatuar la palabra ‘lealtad’ porque se le olvida”; “es un imbécil con tinte de cabello que puso a mujeres negras con cadena de perro en el cuello”.

La diatriba de Residente se divide en tres capítulos: En un lugar de la Mancha, Mis armas son mis letras y El caballero de los espejos. Es en esta tercera parte cuando el puertorriqueño despliega su arsenal de insultos al colombiano. La canción va acompañada de un vídeo sencillo que muestra a Residente grabando la pieza. Con una camiseta blanca de tirantes y una gorra, el cantante da un sorbo a una cerveza y comienza su cruzada. En la primera parte se muestra como un Don Quijote salvaguardando la honestidad de la música urbana y en contra de los vendedores de perritos calientes: “Mientras hablo solo como Don Quijote./ Con espuma de cerveza en el bigote. / Esperando a que estos hot dogs salgan del camarote. / Como un brote, antes de que se les hunda el bote. / Pero como siempre, la mierda sale a flote. / Estoy preparado para darle a estos soplapotes hasta que el cartucho se me agote”. Sin citarlo, ya se refiere en esta primera parte a J Balvin: “Yo no creo en las estrellas de las plataformas digitales./ Ni en tus [premios] billboards de cremita de pastel./ Ni en tus historias de Instagram, Dolce & Gabbana y Cartier./ Solo creo en mi nivel./ Y en el carbón de mi lápiz corriendo por encima del papel”.

En la segunda parte, Mis armas son mis letras, Residente se reivindica en contraposición a lo que él considera los artistas urbanos de mentira: “Cuando la gorra con la R [su gorra, R, de Residente] se avecina, en la tarima entera empieza a oler a granja campesina./ Porque estos raperos de mentira se vuelven gallinas con mi rima cuando impongo disciplina como en China”. No falta la crítica al autotune, el modificador de voz, ya el instrumento más relevante del pop comercial actual: “El autotune y el playback activado./ Estos bobos cantan hasta con el micrófono apagado”. El sentir de esta fase de la canción lo expresa casi al final: “Una cosa es ser artista, otra cosa es ser famoso”.

El último tramo es donde se desata. Está introducido por una conversación. “¿Está bien así?”, pregunta Residente. “Si le dieras a Balvin puede ser que me guste”, le responden. “No, a Balvin no. Es un bobolón ese cabrón”, espeta primero Residente. Pasan tres segundos y añade: “Bueno, dale”. Y arranca un diluvio de ataques personales a J Balvin. El caballero de los espejos es la fase más larga de la canción, de casi cuatro minutos. Además de las estrofas señaladas más arriba, algunos de los ataques más duros son estos: “Un día dijo que quiso hacer reguetón siendo franco al descubrir que Daddy Yankee era blanco./ Mi llave, lo peor de todo y lo más grave./ Es que este pendejo es racista y no lo sabe./ La historia te va a dar un bofetón en nombre de todos los que bajo abuso recogieron algodón./ Y otro bofetón en nombre de todos los que han tenido que batallar doble dentro del reguetón”.

El enfrentamiento de René Pérez Joglar Residente (San Juan, Puerto Rico, 44 años) y José Álvaro Osorio J Balvin (Medellín, Colombia, 36 años) viene de lejos. J Balvin llamó al boicoteo de los premios: “Los Grammys no nos valoran, pero nos necesitan. Les damos rating, pero no nos dan el respeto. Los que tienen poder en el género, ninguno debería ir, es decir, todos, porque somos un movimiento”. Residente entonces respondió: “Yo te creería lo del boicot si, no sé, el año pasado cuando te nominaron 13 veces no hubieses ido a los Grammy. Pero ahí tú no pediste boicot. Seguro que tenías hasta cambio de ropa para cada premio. Pero como de las 13 nominaciones te ganaste un solo Grammy, ahora vuelve el boicot”. Y definió la música de Balvin “como si fuera un carrito de hot dog, que a mucha gente le puede gustar o a casi todo el mundo. Pero cuando esa gente quiere comer bien, se van a un restaurante y ese restaurante es el que se gana las estrellas Michelin”.

Musicalmente, la nueva canción de Residente es un rap duro adornado con ritmos latinos. Los feroces ataques están rebajados por un estribillo salsero donde el exCalle 13 canta: “Esto lo hago pa’ divertirme, pa’ divertirme, pa’ divertirme”. La historia de la canción viene precedida de un vídeo que Residente publicó ayer en su cuenta de Instagram. Denunciaba que J Balvin intentó parar su publicación. “Este mensaje es lo menos importante que van a escuchar en el día de hoy. Mucho menos en medio de una guerra que acaba de estallar. Pero cuando te metes con influencers urbanos [así denomina despectivamente a J Balvin] te pasan estas pendejadas”. Y denuncia: “Resulta que el pendejo se enteró de que le estoy tirándole [criticándole] y no ha parado de llamar a todo el mundo para que me llame a mí para que no saque el tema. Amenazaron con demandar a mi sello si lo sacaba”. Y termina: “La diferencia entre tú y yo es que yo soy libre de hacer lo que me salga de los cojones y tú eres un esclavito más de la industria”. Ahora se espera la respuesta de Balvin…