Los agujeros negros más grandes, llamados ultramasivos, pueden llegar a tener la masa de 66.000 millones de soles, como es el caso de Ton 618.
Se cree que estos agujeros negros crecieron rápidamente en el universo temprano, pocos millones de años después del Big Bang, mediante procesos aún desconocidos.
El telescopio James Webb ha revelado datos cruciales sobre estos fenómenos, observando agujeros negros y galaxias compactas que sugieren que su crecimiento fue simultáneo.
Lo esencial: los agujeros negros, conocidos por su capacidad de absorber materia y luz, varían enormemente en tamaño. Mientras que el agujero negro supermasivo Sagitario A* en el centro de la Vía Láctea pesa millones de veces lo que el Sol, algunos agujeros negros, como Ton 618, alcanzan proporciones mucho mayores, llegando a decenas de miles de millones de veces la masa solar. Según detalló BBC Future, el telescopio James Webb ha permitido a los científicos observar el crecimiento de estos gigantes cósmicos en las primeras etapas del universo, desafiando las teorías actuales sobre la formación de galaxias.
Dimensiones de los agujeros negros: de supermasivos a ultramasivos
Los agujeros negros son algunos de los objetos más enigmáticos y extremos del universo. Existen en diferentes tamaños, desde aquellos formados por el colapso de estrellas masivas hasta los supermasivos y ultramasivos que habitan en el centro de las galaxias. El agujero negro en el corazón de nuestra galaxia, la Vía Láctea, llamado Sagitario A*, tiene una masa equivalente a 4 millones de veces la del Sol. Sin embargo, detalla la NASA, aunque impresionante, no es ni de lejos el más grande. En el otro extremo del espectro, encontramos gigantes como Ton 618, un agujero negro ultramasivo cuya masa alcanza las 66.000 millones de veces la del Sol.