Crónica | Por un día Romero reunió al mundo

Comunidad indígena de Guatemala asistió a la ceremonia de beatificación. Foto El Metropolitano Diital

Por: Jorge Molina

Fue un día memorable para todos los salvadoreños, para católicos y creyentes del obispo mártir que fue asesinado hace 35 años. El 23 de marzo fue un día histórico,día en que Oscar Arnulfo Romero, un mártir por el amor, la verdad y la justicia, entró a la lista de beatos de la iglesia católica.

La beatificación de Monseñor Romero el pasado sábado atrajo a miles de salvadoreños y extranjeros de América Latina, África y Europa. “Esperábamos la asistencia de casi un millón de personas a la ceremonia de beatificación de Monseñor Romero”, manifestó uno de los padres pertenecientes a la comisión de logística del evento.

Un grupo de mujeres quiché caminaban juntas en los alrededores de la plaza Salvador del Mundo, alegres y con ganas de gritarle al mundo lo bonito que era estar en la ceremonia.

“Nosotros somos un grupo quiché de Guatemala. Todas andamos vestidas con el traje típico que nos representa en nuestra cultura. Estamos felices de poder estar aquí en la beatificación de Monseñor. Debe ser un orgullo para ustedes los salvadoreños y para toda Latinoamérica”, expresaron las mujeres vestidas con refajos y adornos llamativos.

Los suramericanos también estuvieron presentes en la beatificación de Romero. “Esta es la virgen de Luján, ha venido aquí a El Salvador a compartir con todos ustedes esta alegría como patria grande, como es Monseñor Romero de América, tenemos que estar los argentinos también aquí y la virgen de Luján es nuestra patrona, así que tiene que bendecirlos también a ustedes”, expresó una pareja de argentinos.

Ellos salieron desde México en una peregrinación que duró ochos días; pasando por Guatemala y Honduras hasta llegar a El Salvador. Sin duda, el beato Romero unió al mundo en un día.

Con gritos, aplausos, miles de bocas sonrientes y un final que ya se esperaba, el mundo gritó el nombre del nuevo beato de la iglesia católica y el mártir de un pueblo que, desde hace mucho, esperaba el reconocimiento a Romero por su lucha de amor.