Captagon, la droga ‘mágica’ del Estado Islámico que ayuda a cometer sus atrocidades

Los yihadistas del Estado Islámico consumen una anfetamina que les ayuda a cometer atrocidades: el Captagon. Producida clandestinamente en la frontera entre el Líbano y Siria, la droga se está difundiendo por Oriente Medio, implicando incluso a los miembros de la casa real de Arabia Saudita.

La incautación de dos toneladas de Captagon a bordo de un avión privado que pertenecía a un príncipe saudita en el aeropuerto internacional de Beirut llamó otra vez la atención sobre esta droga conocida por ser la favorita entre los yihadistas del Estado Islámico.

De acuerdo con Voice of America, este estimulante sintético fue desarrollado en la década de 1960 para tratar la hiperactividad y la narcolepsia. Pese a haber sido prohibida en la década de 1980, la droga sigue produciéndose de manera clandestina en el Líbano, Turquía y sobre todo en Siria, llegando a ser la droga más popular en la región.

De acuerdo con una investigación de Reuters, el colapso de la infraestructura estatal, el debilitamiento de las fronteras y la proliferación de grupos armados durante los casi tres años de conflicto, han transformado a Siria en un importante centro de producción de drogas, en especial de Captagon.

Reportes de prensa indican que los yihadistas del Estado Islámico recurren muy a menudo a dicha anfetamina ‘mágica’, que aumenta su fuerza y ​​destreza en la batalla, les otorga la impavidez y la brutalidad bestial con la que realizan sus atrocidades: violaciones, decapitaciones y crucifixiones.

Sin embargo, Voice of America subraya que el mercado real de la droga es Arabia Saudita, que la consume más que cualquier otro país. Por ejemplo, en 2011 fueron incautadas en el país 11 toneladas de anfetaminas, principalmente Captagon, frente a 9 toneladas en 2010. Según el servicio web Havocscope, el tráfico de drogas es un negocio de 6.100 millones de dólares en el reino saudita.

Lo preocupante es que la droga es utilizada incluso por niños de 12 años y mujeres en la vida cotidiana. Esas píldoras ayudan, por ejemplo, a permanecer alerta durante los exámenes, perder peso o simplemente combatir el aburrimiento. «Mi teoría es que el Captagon aún conserva la apariencia de respetabilidad médica», explica el doctor Justin Thomas refiriéndose al atractivo de la droga en ese país. «No puede ser vista como una droga o narcótico, ya que no está asociada con fumar o inyectarse».

El Captagon, que es barato y fácil de producir, «en los últimos años se ha convertido en la droga favorita en Oriente Medio», señala por su parte ‘El Confidencial’ citando a fuentes de la zona familiarizados con el asunto. Y aunque su precio lo hace popular entre los jóvenes libaneses, los principales compradores, según el rotativo, son «los árabes del Golfo».