Aumento al salario mínimo

La propuesta de aumentar el salario mínimo ha sido calificada de populista por algunos sectores. Sin embargo, el aumento en el costo de vida de los salvadoreños pone de manifiesto que se necesita una nueva revisión del salario devengado, a pesar del aumento que se tuvo a inicios de 2015.

La queja es generalizada: “El salario no alcanza”. Muchos salvadoreños se la ven “de tripas corazón” para poder adquirir los alimentos básicos para sus familias, ya sea porque trabajan en el sector informal, donde el dinero es variable, o porque devengan el salario mínimo.

El costo de los alimentos, incluidos en la canasta básica alimentaria urbana, era de $ 203.45 a octubre pasado. Ahora, si tomamos como base el salario mínimo más alto ($ 251.70), después de descontar ISSS y AFP al salario mensual, a cada salvadoreño le quedan casi $ 25 para otros gastos.

La situación es más precaria para las personas que trabajan en el sector rural, donde los salarios son menores, la oportunidad de emplearse en el sector formal es muy escaza y la informalidad de los trabajos por temporadas es lo más recurrente.

El salario mínimo es revisado y fijado el Consejo Nacional de Salario Mínimo, un ente conformado por dos representantes de los empleadores, dos de los trabajadores y tres del sector público. El último incremento aprobado por este consejo fue en 2013, cuando se acordó aumentar al salario mínimo un 12% en tres tramos. El último tramo entró en vigor en enero de este año.

En su conjunto, el salario mínimo ha aumentado $ 27 mensuales, en algunos sectores, entre 2013 y 2015. Sin embargo, el costo de los alimentos también se ha elevado; para el mismo período, el costo de la canasta básica alimentaria urbana aumentó en $ 30, aproximadamente.

Aplaudo la idea de que se busque mejorar y equiparar el salario mínimo para todos los sectores. Pero también reconozco que una propuesta como esa necesita una discusión en la que empresa, gobierno y trabajadores aporten ideas y soluciones, dejando a un lado pasiones o lineamientos políticos.

En esa línea, el porcentaje de aumento dependerá de lo que cada una de las partes esté dispuesta a negociar y a ceder. Además, el incremento gradual aplicado en los últimos dos años parece ser una buena solución para que el trabajador pueda mejorar un poco sus ingresos y da tiempo para que las empresas ajusten sus costos de operación previo a la entrada en vigor de cada aumento.

En definitiva, mejorar el salario mínimo no es populismo, es necesario. Lo ideal sería contar con un salario que permita a cada salvadoreño cubrir sus necesidades básicas (alimentos, vivienda, vestuario, transporte) sin que esto signifique que tenga que escoger entre uno u otro porque ya no le alcanzó para cubrirlo.