Son múltiples las propiedades que hacen que las sopas y las cremas sean imprescindibles en nuestra mesa en cualquiera de los meses del año. La variedad de colores y sabores las convierte en un manjar sano y divertido que sirven de ayuda a la hora de introducir en nuestra dieta alimentos como las verduras, muy detestadas por los más pequeños.
Las sopas están compuestas principalmente por agua, sin embargo, las propiedades nutritivas dependen de los alimentos de los que estén elaboradas; no es lo mismo utilizar exclusivamente verdura, carne o pescado que juntar los tres. “El caldo va a aportar vitaminas hidrosolubles y minerales que resistan las temperaturas de cocción, ya que son nutrientes muy sensibles al calor“ explican expertos.
Además, en el caso de añadir a la sopa los alimentos utilizados para elaborar el caldo, “ésta se va a enriquecer con los nutrientes que estos aportan, proteínas en el caso de carnes y pescados o fibra en el de las verduras”.
Las sopas de sobre y las caseras “tienen propiedades similares”. La principal diferencia es que la sopa de sobre está deshidratada, nosotros lo único que le añadimos es agua y sabor.
La sal es un componente habitual en las comidas, y su uso debe ser prudente, sin superar los cinco gramos al día, según aconsejan los expertos. Sin embargo, la media de consumo está mucho más cerca de los 10 gramos que de los cinco.
En el caso de las sopas caseras, el uso de la sal depende, lógicamente, de quien la prepara y cocina, de sus hábitos y medidas.
Tomado de EFE Salud