Agencias
A Donald Trump no parece temblarle el pulso en sus nombramientos, aunque algunos de ellos se muevan en un terreno pantanoso desde el punto de vista legal. Pendiente aún de resolverse la forma en que el magnate traspasará la gestión de su imperio antes de tomar posesión, si serán titulares sus hijos o gestores independientes, algo que desvelará mañana en una rueda de prensa en Nueva York, el todavía presidente electo ha decidido nombrar asesor en la Casa Blanca a su yerno Jared Kushner.
Promotor inmobiliario, igual que él, y marido de su hija favorita, Ivanka, su presencia en torno al Despacho Oval con un cargo en la Administración, que se confirmará hoy, constituye un desafío a la ley antinepotismo.
Es poco frecuente la presencia de familiares del presidente como altos cargos, y menos desde que en 1967 el Congreso aprobara la norma, que crea un estatuto federal, después de que el presidente Kennedy hubiera nombrado Fiscal General a su hermano Robert. El texto legal prohíbe la presencia de familiares como «cargos públicos» en agencias de la Administración de los Estados Unidos. Entre el calificativo de «cargos públicos» parece claro que puede encontrarse el presidente.