CITES: unidad que vela por la fauna y flora en El Salvador

Por: Remberto Domínguez

El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) tiene desde 1986 una unidad que pocos conocen. Se trata de la Convención Internacional para el Comercio de Especies Amenazadas o en peligro de Extinción de Fauna y Flora Silvestre (CITES). De hecho, esta unidad nació a través de convenio internacional, firmado por todos los países del mundo.

El objetivo de esta unidad es proteger a la flora y fauna que está en peligro de extinción, y que además es comercializada. En nuestro país todos los días hay comercio de especímenes, ya sean vivos o muertos. En este caso puede ser la piel de culebra, la flor de una planta, madera, semilla, raíz, etc.

«El convenio internacional regula el comercio, no lo prohíbe. Si un país emite un permiso de poder sacar un espécimen disecado o vivo, es porque ha cumplido con todos los requisitos estipulados, pero si es algo que está en peligro de extinción; entonces, tiene que apegarse a los apéndice que CITES demanda. Por ejemplo, si el nombre de un mono araña está en el listado, no se podría comercializar ni en este u otro país que está suscrito al convenio», aseguró Alfredo González,  de la unidad CITES del MAG.

En el país el convenio CITES lo ejecutan dos grandes instituciones como el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), y Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN); además colaboran la Policía Nacional Civil (PNC), La Fiscalía General de la Republica (FGR) y las aduanas; marítima, terrestre y aérea.

En El Salvador es prohibido sacar: loras, catalnicas, pericos, micoleón, oso hormiguero, y mono araña. En el caso de las maderas, esta una que se llama Fuenera (Dalbergia Retusa), la cual estaba depredando la mano del hombre, por su calidad en la elaboracón de barcos, cacha de revolver, palos de golf y timones; por lo cual se impido su exportación hacia el extranjero.

Sin embargo, no es lo mismo cazar un animal que anda libre  en su hábitat, como cuando una especie se reproduce en cautiverio. En ese caso, no se les está robando al medio ambiente la especie, sino al contrario, se está preservando para futuras generaciones, y  manteniendo la cadena alimenticia.

En el país, este tipo de convenios que protegen a los animales no se dan a conocer, porque hay intereses particulares. «Aquí hay personas que van a Sudáfrica, van a cazar especímenes, y los traen montados como trofeo de caza. Entonces este tipo de gente no les interesa que existan estos convenios, porque regula la cacería de los animales que están en peligro de extinción», agregó González.