Grisel Anduanet Campos, ilustradora: “Las paredes de mi casa fueron mis primeros murales”

Foto de Tomás Cruz | El Metropolitano Digital

Por Santiago Leiva

El rostro de Nicole quedó plasmado en papel antes que el café dejara de humear, y dibujar a Dennis le tomó no más de cuatro minutos.  “Gris  Andu” como firma en sus obras o Grisel Anduanet Campos Portillo, como está registrada en los libros de partidas de nacimiento de hace 30 años, dibuja a la “velocidad de la luz, pero lo más impresionante es su memoria fotográfica.

Le basta un rápido vistazo para archivar en su cerebro el rostro de una persona. “Hace tiempo pasé por un taller de lectura rápida y eso me ayudó a conseguir algo que se llama fotografías mentales o archivos mentales”, dice. “En la primera vista veo tu silueta, en la segunda veo los detalles generales: la camisa, la forma del pelo, y en la tercera  hago una composición de cómo son tus cejas, la forma de tus ojos, la nariz, de cómo está posicionada tu boca; esos detalles son por barridos de vista. Al final me quedo con detalles pequeños”, explica.

“Andu” se presenta como ilustradora, pero su arte navega por la pintura, el cómic y la escultura. Trabaja como “freelance” en ilustración y diseño gráfico desde 2008 y en este emocionante camino ha ilustrado libros de textos para editorial Santillana y Joya de Cerén, también ha trabajado para televisión haciendo “storyboard” para anuncios comerciales, y en la actualidad trabaja como artista de cómic para una empresa de video juegos.  Grisel no acabó la universidad, debió desertar por cuestiones económicas de la UES cuando había cumplido su tercer año en Artes Plásticas y Diseño Gráfico, pero por su cuerpo corría la sangre de artista desde su niñez.

Cuenta que desde muy pequeña hacía dibujos para sus compañeritas de clase, y ellos abrían la lonchera y le daban de comer en los recreos. “Todo era un trueque. Yo les dibujaba para sus tareas y me daban cosas. En ese tiempo había unas muñequitas que se les pegaba la ropa encima con unas pincitas. Eran muñecas dibujadas, pero a las muñecas se les ponía un vestidito igual encima. Entonces yo les dibujaba de esas a mis amigas y ellas me las compraban a 0.5 o 10 centavos de colón. De eso yo reunía dinero y me iba a comprar comida en los recreos”, recuerda. Más adelante el pasatiempo se convirtió en profesión, en una pasión que ama y que le ha permitido llevar el sustento diario a la mesa, y llegar a las páginas virtuales del Metropolitano Digital. “La caricatura me ha hecho entrar a lugares de gente rica, de gente pobre y de gente violenta” asegura. “Andu” es nuestro personaje de esta semana.

 

Al verte dibujar, imagino que de niña eras una amenaza para las paredes con un lápiz o crayola en tus manos

Jajaja. Debajo de un metro todas las paredes de mi casa estaban tapizadas. Yo creo que las paredes de mi casa fueron mis primeros murales. Mi mamá se enojaba más que mi papá porque las manchaba, pero no era solo por eso. A mí  me gustaba coser y les rompía las cortinas, los manteles y todo lo que estuviera cerca para hacer muñequitos. Era un desastre total.

 

¿Te castigaban? ¿Qué te decía tu familia, yo por ejemplo vivo regañando a Nicole porque me mancha las puertas?

Fíjate que no me acuerdo que me decían, pero para mí la creación era antes que cualquier regañada, entonces no importaban lo que me dijeran, la creación era lo mío. Sí me acuerdo que mi mamá me escondía las cosas jajaja.

 

¿Qué te escondía?

Me escondía las tijeras, los hilos, las agujas y los lápices a veces.

 

¿Cuál es el primer dibujo que recuerdas haber hecho?

Yo era como ahora que dibujaba y regalaba los dibujos o los amigos. En kínder me los quitaban. El primer dibujo consiente y que dije: pichica me quedó bien fue uno de Pedro Picapiedra. Lo estaba dibujando en el patio y mi abuelo se acercó a verme y me dijo: donde lo encontraste, le dije que yo lo había dibujado y él se sorprendió. Ese fue el primer logro grande en mi vida. Entonces iba como a cuarto o quinto grado.

¿Lo de dibujar lo traes en la sangre, viene de familia?

No sé, en mi familia nadie pinta. Solo teníamos un tío político que pintaba, él era químico farmacéutico, pero hacía unos cuadros chulos, él venía de un linaje largo de pintores. Mi mamá dice que de la nada yo jalaba cumbos de leche y me iba a verlo pintar a él, era bien extraño porque era la única manera en que me tenían quieta cuando estaba pequeña. El murió cuando yo tenía tres años entonces no lo recuerdo.

 

¿Cuándo descubres que el dibujo sería el arte en tu vida?

Jajaja. Fíjate que prácticamente todo lo que comía en los recreos me lo ganaba haciendo dibujos para mis compañeros y lo vi como un negocio. Yo dibujaba ellos me pagaban, me daban pan…

 

En serio…

Sí, sí, sí, todo era un trueque. Yo les dibujaba para sus tareas y me daban cosas. En ese tiempo había unas muñequitas que se les pegaba la ropa encima con unas pincitas. Eran muñecas dibujadas, pero a las muñecas se les ponía un vestidito igual encima. Entonces yo les dibujaba de esas a mis amigas y ellas me las compraban a 0.5 centavos, 10 centavos de colón. De eso yo reunía dinero y me iba a comprar comida en los recreos.

 

¿A parte de las muñequitas, que más te pedían tus amigas que es dibujaras?

Me pedían esas muñequitas hasta que me inventé una historia que le llamaba los Cristales Mágicos o algo así. Yo tenía un protagonista todo guapo y mis amigas me decían que lo dibujara. Y yo les hice una carpeta gigante con dibujos de la historia.

 

Hasta noveno estudiaste con niñas…

Sí. Bachillerato lo hice mixto. Entonces ya estaba en un encuentro de chicos dibujantes de San Martín. Ahí hice mi primera exposición y vendí un cuadro.

 

¿Vendiste la primera de tus obras?

Sí y me lo pagaron bien. Era un cuadro de la guerra de Irak, me acuerdo. Era bien revoltosa para ese tiempo.

 

Jajaja dibujaste alguna vez al chico que te gustaba

Sí, tengo un desfile de chicos ahí jajaja, pero nunca me salían muy bien las cosas. Como que nos les gustaba, como que se molestaban un poco (que los dibujara), se clavaban un poco.

 

A ver cuéntame eso ¿dibujabas a los que te gustaban?

No, dibujaba al de turno jajaja, pero nunca tuve mucha suerte en ese aspecto porque pasaba más tiempo dibujando, pero ha sido divertido el viaje hasta acá.

 

¿Regalaste al dibujo al chico que te gustaba?

Solo una vez, y fue la vez que peor me fue jajaja, creo que es de mala suerte eso. Yo se lo mande por mensaje y fue como mira, eso no me gusta…fue extraño no se alegró, es más me cortó en ese momento jajaja.

En serio, ¿eran novios?

No, no, no. No fuimos nada, pero hasta ahí llegó la cosa. Ahí vi eso como que dibujar a los chicos es mal augurio.

 

Bueno llega tu primera exposición, vendes tu primer cuadro e imagino que en adelante comienzas a relacionarte con pintores, con gente de arte ¿viste el arte como carrera?

Sí porque yo estaba ilusionada con ir a la universidad y todo este movimiento. Entonces agarré artes plásticos en la UES y comencé a ir, pero al mismo tiempo me contrató una ONG para ilustrar. En ese momento yo no sabía nada que era ilustración. Me acuerdo que el primer trabajo que entregue me lo  rechazaron porque era muy artístico, me explicaron cómo era y fue un nuevo comienzo. A partir de ahí comencé a hacer ilustraciones para ONGs.

 

¿Qué quería esa ONG y que les diste vos?

Dibujos que me inventé. Ellos me dijeron queremos hacer una campaña para rescatar Los Cóbanos y salvar a las tortugas. Yo les hice unas tortugas casi volando jajaja, y me dicen: tienes que dibujar Los Cóbanos, me dieron como 50 fotos y les hice el trabajo. Ahí fue donde empecé a hacer arte digital porque era más fácil corregir. Ese cuadro que hice en acrílico me acuerdo que tardamos casi tres meses en estarlo corrigiendo. En ese mismo tiempo yo seguía pintando cuadros, pero no era tanto como la ilustración. La ilustración si me pegó duro.

 

Pintas, haces esculturas e ilustras ¿cuál consideras realmente tu profesión?

Ilustradora. Pintar hasta hace poco lo he vuelto a retomar, lo había abandonado porque estuve en un movimiento de ilustración. Cuando abrió la Casa Tomada  del Centro Cultural de España yo empecé a trabajar bastante con ellos. Primero hicimos un movimiento de mujeres ilustradoras para reunir a todas las mujeres que dibujaran y ponerlas a dibujar, a darnos talleres entre nosotras para hacer más fuerte el gremio. Luego comencé a andar promoviendo ilustradores, eventos de ilustración, hasta ahora que me he vuelto  a unir al movimiento de la pintura.

 

Entiendo que también le haces al cómic…

Sí, el cómic es una cosa bastante experimental porque aquí casi no hay educación de cómic. Así que es algo que lo estamos investigando todavía.

 

¿Los dibujos de los cómics te los inventas vos?

Sí, las historias me las invento yo y las dibujo. A veces también me toca hacer historias de otras personas y también es bien divertido porque es como que casi que tienes que pasarle o prestarle tu cerebro a la otra persona para calar bien el mundo que se imagina. Entonces es un trabajo en equipo bien bonito, muy divertido.

 

¿Qué historia has creado, podemos conocerla?

Fíjate que como me encanta la música agarré la canción Hacer Nuestro el Universo y la convertí en un cómic espacial bien chiva. La historia va así: Hay dos jóvenes (muchacho y muchacha) en una colina, se acercan unos duendes y con polvo de florifundia duermen al muchacho. Entonces el muchacho empieza a ver que su novia se convierte en una princesa maya que empieza a volar y se va para el cielo, él desesperado busca como irse con ella y se convierte en un astronauta. Empieza a viajar detrás de ella, y ella entra a un agujero negro y él la encuentra convertida en un planeta, pero cuando él le dice que la ama se convierte nuevamente en mujer y se marchan juntos. De eso se trata.

¿La historia es de la canción?

Sí, es la canción, pero traducida a imágenes. Escogí esa canción porque me encanta, es así como la clásica del bachillerato de mí tiempo. Este cómic fue bastante popular en redes sociales, lo compartieron como mil veces, y a partir de esta publicación (en mi Facebook) conseguí bastantes trabajos. Me buscaron para ayudar a hacer cómic y storyboard para varios estudios.

 

Has ilustrado para editorial Santillana y Joya de Cerén me contabas fuera de micrófono…

En mis inicios con las ONGs me metí a lo de los libros. Lo que no me gustaba de los libros era que es muy monótono el trabajo y no me gustaba. Yo les ilustré dos libros de educación cristiana para Santillana, y para Joya de Cerén ilustré libros de kínder, de primer grado y de segundo grado. A veces todavía los veo por ahí que tienen los mismos dibujos que les hice hace como siete años.

 

Me decías que tus primeros murales fueron las paredes de tu casa ¿haces murales aún?

Sí, he trabajado con Cadejo…

 

¿La marca de cerveza?

Sí, la marca de cerveza. Los dos murales que están en la fábrica y en Cadejo Santa Rosa yo los dirigí, ayudé a pintarlos e hice el diseño. (En el Hospital de la Mujer) me invitaron a colaborar para hacer el monumento. Fuimos cuatro chicas, el escultor y la encargada de la construcción del monumento.

 

Me dijiste que recién has vuelto a la pintura, el otro día te encontré dibujando y también tenías pinturas en la exposición…

Sí, fíjate que la pintura había estado en el aire todo este tiempo, pero yo desde muy pequeña empecé con el rollo de hacer pinturas y mover pinturas para vivir. A veces pagaba muchas cosas con pinturas y le ayudaba a mi Mamá a pagar cosas con cuadros pintados.

 

¿Has vendido muchos cuadros?

Desde el bachillerato estoy vendiendo cuadros y me eran de una gran ayuda.

 

¿En cuánto andaba un cuadro tuyo?

,Jajaja vendía cuadros hasta en $10 dólares. A veces eran cuadros sencillos como una flor o un retrato rápido que le hacía a la gente. Pero vendía desde eso hasta cuadros de $300 dólares. El más caro que vendí fue de $500 dólares en aquel tiempo. Ahora han ido mejorando los precios.

 

Los cuadros que tenías en la exposición eran de sirenas con tasas de café ¿Cuál es la historia?

Tienen una historia extraña. Hace mucho conocí a una persona (un muchacho) que prometió tomarse una taza de café con migo, íbamos a conocernos, pero nunca nos conocimos y para mí fue muy triste porque era alguien que admiraba mucho y quería conocerlo. Entonces quedamos en tomarnos una taza de café, pero pasaron los años y nunca nos la tomamos y yo siempre me acordaba de eso todos los años, y (con la pintura) era como que le mandaba un recuerdito de eso, pero nunca se dio y decidí hacer una secuencia de: Hay una Sirena en mi Café que es como una limpieza emocional mía hacia ese evento. El contexto de esta historia es: tengo una taza de café que es lo que quedó pendiente, tengo una sirena que las sirenas encantan con su vos. En la Odisea ( las sirenas) llamaban a los marineros incautos para que llegaran a su red y los marineros caían al encanto de las sirenas, y hubo un muchacho, Ulises, que se amarró a un bote solo para oír el canto y nunca llegó donde ellas…

 

Y este muchacho tampoco nunca llego por el café, se resistió al encanto…

Jajaja nunca llegó, ni creo que llegue jajaja. He hecho muchos dibujos de eso, tengo 21 dibujos acerca de eso, y cada vez que lo dibujo es como para sacar el recuerdo. Son sirenas en diferentes poses, pero en el café.

 

¿Qué es lo más difícil para dibujar o pintar, plasmarte la imagen en la mente quizá?

Yo he dado talleres de dibujos, talleres de cómic y lo que veo más que les cuesta a la gente es superar la página en blanco. La página en blanco es el mounstro de cada artista. La página en blanco es un mundo de posibilidades y el problema es cuando uno tiene el talento, pero no sabe qué  hacer, a veces sabes cómo hacer una cara, un cuerpo, sabes cómo poner colores pero no tienes idea de que lenguaje usar en un cuadro. Yo lo primero que les digo a mis alumnos o la gente que estoy hablándoles de dibujar es que piensen en un concepto, en una frase…

 

¿Pero cómo llegue a tu mente tan rápido el rostro de una persona o una caricatura?

Fíjate que hace tiempo pasé por un taller de lectura rápida y eso me ayudó a conseguir algo que se llama fotografías mentales o archivos mentales y lo que uno hace con el archivo es que tiene tantos segundos para captar una generalidad. Uno lo primero que hace es captar la generalidad de la silueta, entonces yo te reconozco por la silueta que es lo primero que hago.  Cuando voy a dibujar una caricatura, veo el contorno de las personas. En la primera vista veo tu silueta, en la segunda vista veo los detalles generales: la camisa, la forma del pelo y a la tercera  hago una composición de cómo son tus cejas, la forma de tus ojos, la nariz, de cómo está posicionada tu boca, esos detalles son por barridos de vista, y al final me quedo con detalles pequeños como lunares y cosas así.

 

¿Disfrutas hacer dibujos a las personas?

Me encanta hacer caricaturas a las gentes como forma de acercarme a las personas para conversar y compartir un poco de arte. He ido a miles de lugares, y esto de la caricatura yo le agradezco mucho porque me ha ayudado a entrar lugares que yo nunca habría logrado entrar de otra manera. Me ha hecho entrar a lugares carísimos de gente rica, y también de gente pobre, de gente violenta. He andado en todos los círculos gracias al dibujo.

He ido a lugares raros. Una de las anécdotas que más me gusta recordar es la de una vez que estaba dibujando en el Parque Cuscatlán. Ese día una señora bajó el canasto, sacó un peine, se peinó, la dibujé y me dijo: pensé que me iba a morir y nadie me iba a dibujar. Su sueño era  que alguien le hiciera un retrato y pues yo me senté y me puse a dibujarla. Fue una  experiencia bonita. En estos lugares que he andado sentarme a dibujar a las personas me ha hecho entablar conversaciones con ellas y es un momento bien íntimo.

Imagino que has dibujado cientos de personas ¿Cuál es el dibujo más loco, más extremo que has hecho, algún pandillero quizá?

Fíjate que sí, una vez llegó un pandillero bien manchado me dijo que lo dibujara y yo me “frikié” estuve temblando todo el dibujo y fue así como que a la hora de hacer los números me dio miedo, pero el muchacho se portó bien, estuvo bien amable, eso fue en CIFCO hace un montón de años.  Es que yo he andado dibujando en convenciones, en cumpleaños, en bodas jajaja.

 

¿Da esto para los frijolitos, para vivir?

Siento que sí porque soy una persona que no me quedo quieta y hago diferentes trabajos. Yo he vivido de esto por casi diez años y siempre he tenido suerte. Todavía no he ganado suficiente dinero porque no le he metido suficiente, pero nunca me he quedado sin oficio. Si no estoy pintando estoy haciendo murales y sino haciendo caricaturas. Entre más versátil es uno, se queda menos sin trabajo. Yo no he tenido un mes que no trabaje.

 

¿En algún momento te has aburrido de dibujar?

Sí, y cundo eso pasa me pongo a hacer escultura, pero fíjate que uno que dibuja no se cansa de dibujar, no se puede dejar de crear, se vuelve como una necesidad.

 

¿Te has dibujado vos misma alguna vez?

Sí, tengo una colección de caricaturas. Es más, mis amigos se burlaban de mí porque yo hacía un dibujito “rechonchito” de mí que se llamaba la Grisita y en ella me burlaba un poco de mi vida cotidiana. Era bien chistoso, bien bonito. Ahora ya casi no lo hago porque hago a un muchacho que se llama Dimitri que es como el novio perfecto, pero como en traducción a lo que yo quisiera.

 

¿Qué proyectos tienes hoy en día?

Este año lo he agarrado tranquilo porque me estaba muriendo del estrés. Todos los meses los tenía topados por proyectos así que ahorita solo estoy colaborando con una empresa de videos juegos aquí en el país. Les estoy haciendo un cómic, la narrativa para que la gente que va a jugar el juego entienda un poquito más el contexto de la historia. Se ha hecho el cómic y unas poquitas animaciones, yo estoy dirigiendo el cómic. Hay un muchacho que tiene la historia, yo la estoy pasando a maquetación.

 

¿Cuáles son tus planes a futuro?

Quisiera ver si puedo viajar porque quisiera conocer un poquito más de cosas, ver si investigo más cosas. Yo siento que en este país se pueden hacer muchas más cosas, pero afuera se pueden hacer muchas más y traerlas aquí.