Trump anuncia a los palestinos que trasladará su embajada a Jerusalén

Agencias

Se acerca la hora de la verdad para el plan internacional más ambicioso de Donald Trump. El presidente «outsider» no quiere ser menos en el empeño que todos sus predecesores buscaron: resolver el conflicto de los conflictos, el eterno enfrentamiento entre israelíes y palestinos.

La posibilidad de pasar a la historia también es una golosa recompensa para quien presume de bordar «el arte del acuerdo», frente a quienes desprecian su inexperiencia y total falta de diplomacia. Su política exterior, que afea ninguneando al secretario de Estado, Rex Tillerson, sienta un discutido precedente. Pero el jugador Trump va a apostar fuerte.

Su intención de reconocer públicamente a Jerusalén como capital de Israel y de trasladar su embajada a la Ciudad Santa, que confirmó hoy personalmente a los principales actores de la región, además de un giro histórico a la neutral postura de EE.UU., va a constituir el punto de partida del pretendido proceso de paz que intenta liderar.

En medio de una creciente presión internacional para impedir lo que para muchos será lo contrario, una voladura de puentes con los palestinos, Trump confirmará mañana públicamente su decisión, pero, a la vez, se ha guardado un as en la manga. El lunes, último día del plazo legal para que pudiera hacerse efectivo de forma inmediata, eludió firmar el traslado de la embajada a Jerusalén, según confirmaron a Reuters fuentes oficiales. En la misma línea, «The New York Times» informó de que Trump firmará la autorización para que Tel Aviv siga acogiendo la embajada al menos ese medio año, un periodo que utilizará como arma negociadora ante israelíes y palestinos.

Los principales interlocutores de la región se encargaron de desvelar hoy la intención final de Trump. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, anunció que su homólogo estadounidense le había anunciado que convertiría a Jerusalén en sede de su legación diplomática. Aunque no le concretó plazos. Poco después, el Rey Abdulá de Jordania informó de una llamada telefónica de Trump en términos similares. El día anterior, un contrariado presidente francés, Emmanuel Macron, había encabezado los intentos de frenar la declaración con una llamada a la Casa Blanca. Turquía, Egipto y otros países árabes advirtieron de las «graves consecuencias» de la decisión.

Donald Trump se convertirá mañana en el primer presidente norteamericano que respalda a Israel en la eterna pugna palestino-hebrea por la ciudad santa del cristianismo, el islam y el judaísmo. Pese a que el Congreso de EE.UU. aprobó en 1995 la llamada Ley de Embajada en Jerusalén, que decreta el traslado de la legación diplomática a la reconsiderada capital israelí, los sucesivos presidentes, demócratas y republicanos, Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama, eligieron mantenerla en Tel Aviv. Una decisión que el presidente debe renovar cada seis meses.