Roberto Servano, paciente con esclerosis múltiple: “Mi arte lo hago pensando en terapia, no como artista”

Foto Kevin Aguilera | El Metropolitano Digital

Por Santiago Leiva

“Este es mi trabajo de graduación”, dice mientras chinea una réplica de la Iglesia de Guadalupe. Claro es una minuciosa edificación con finos de talles y acabados que le han consumido más de 90 días de trabajo, cerca de dos mil 200 horas de paciencia, y más de 13 mil palillos de fósforo.  Don Roberto Servano es un apopense que hace ocho años cogió el espíritu artístico para salir al paso a los efectos de la esclerosis múltiple que amenazaba con dejarlo sin movimiento en sus manos y quizá en silla de rueda.

“Cuando me diagnosticaron la esclerosis, y que ya los efectos eran más frecuentes y más fuertes, empecé a perder mis habilidades de escritura, mi firma, se lo comenté al médico, al neurólogo, y me dijo: vos vas a perder tu forma de escribir, tu mano ya no la vas a poder utilizar te voy a mandar al fisioterapia ocupacional”, recuerda Don Roberto. Las palabras le sonaron duras, pero fueron la chispa que le encendió el espíritu de guerrero, y más adelante cuando hacía maletas para dejar definitivamente su vida laboral también se le prendió el “coco” al recoger de su escritorio un carrito de madera de fabricación artesanal. Don Roberto, retiraba sus pertenencias con la preocupación en el cerebro sobre qué haría en casa en su nuevo rol de “retirado”, y fue ahí que el pequeño carrito entró y recorrió las carreteras de su mente y llegó a la meta, cuando él concluyó que con palitos de fósforo podría replicarlo.

A partir de ahí, desde 2010, don Roberto le dio rienda suelta a su creatividad y encontró una terapia para ponerle el camino duro a la esclerosis múltiple. En sus andares de casi ocho años ha elaborado en miniatura, instrumentos musicales, un Quijote, jarrones, carretas, pero sobre todo las iglesias más coloniales y vistosas que posee El Salvador. La fachada del Palacio Nacional y sus imponentes pilares ya reposa sobre el estante de don Roberto, pero es un proyecto que espera acabar en el futuro, un futuro que a fuerza de imaginación, fosforo reciclado y pequeñas herramientas como pinzas, tijeras, limas y  cuchillas bisturí le llevaran a convertirse en artista consagrado. Don Roberto y su arte terapia es nuestro personaje de la semana.

¿Ser arquitecto era su sueño de niño?

No, no, no, pero yo estudié bachillerato industrial y me gustó el dibujo técnico, el dibujo lineal. Yo era de los alumnos más sobresalientes de mi curso en el dibujo, pero hasta ahí. Ya después me gustó la idea de dibujar a lápiz, no pintar, sino dibujar, eso me encantó, pero no tuve la oportunidad de tener a un instructor, escuela…

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¿Cuál era su sueño de niño?

Ser médico, pero mis padres eran de escasos recursos económicos no me iban a poner a estudiar eso. De ahí pues que surgió la idea de estudiar electrónica, llamada radio y televisión en aquella época que yo lo estudié allá por los años 70s. En 1971 egresé del Instituto Técnico Industrial. Ese año que egresé entrevistaron a todos los terceros años de los institutos que habían en esa época que eran el Santa Cecilia, el Ricaldone y el Técnico Industrial y a mí me aprobaron los de INSINCA. Mi idea era trabajar con los japoneses porque eran japoneses los que estaban acá en el área eléctrica, pero para mi sorpresa me mandaron al área de mecánica industrial a reparación de máquinas cuando yo nunca había tocado una llave. Protesté y todo, pero me quedé.  De ahí me pasaron a control de calidad y me fue gustando y me realice en la industria textil hasta terminar en cargos bastante buenos. Ya estando en INSINCA dije voy a estudiar ingeniería eléctrica.

 

Esa era una carrera universitaria…

Sí, me inscribí (en la Universidad Nacional), pero era la época que empezaba la efervescencia  de la guerra, la cerraban, se la tomaba la Guardia Nacional y nunca pude darle continuidad. Luego me casé y me fui a trabajar allá por Ciudad Arce a otra industria y ya no podía ir a la Universidad.

 

¿Por qué quería estudiar medicina?

No sé, era cuestiones de niño, me gustaba, pero quizá no tenía vocación, ni recursos. Era solo un pensar, muchos niños dicen: yo quiero ser policía, otros yo quiero ser bombero, esto y lo otro.

 

El dibujo le encantaba ¿qué pasó con el dibujo?

Cuando me diagnosticaron la esclerosis, y que ya los efectos eran más frecuentes y más fuertes, empecé a perder mis habilidades de escritura, mi firma, se lo comenté al médico, al neurólogo, y me dijo: vos vas a perder tu forma de escribir. Tu mano ya no la vas a poder utilizar, te voy a mandar a fisioterapia ocupacional. En mí adentro yo protestaba por la forma grotesca en la que me la había dicho, pero eso valió. Porque dije no voy a dejar que eso pase y fue así que empecé a dibujar a lápiz, pero de forma autodidacta. Y sí yo puedo copiar un dibujo y me queda bonito, pero no tengo la creatividad para hacerlo desde mi mente. Entonces pasó el tiempo y ese ejercicio me fue ayudando a recuperar mi letra, mi escritura.

 

¿Y cómo es que llega a hacer construcciones diminutas con palos de fósforo?

Cuando yo recogía las cosas de mi escritorio en mi último trabajo para venirme porque ya me habían discapacitado, lo último que recogí fue este carrito de madera (muestra el carrito) que me lo había regalado mi esposa para que lo tuviera en el escritorio. Cuando lo recogí lo vi y me puse a pensar que iba a hacer yo como retirado, que iba a hacer en la casa.  Entonces cuando vi el carrito dije: yo puedo hacer uno de estos, pero me preocupaba donde encontrar el tipo de madera con que fue construido y fue ahí que Dios me iluminó que podía hacerlo con fósforos.

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¿El carro fue su primera obra?

Sí, y dije: me encanta.

 

¿Cuánto le llevó hacerlo?

No sé, quizá una semana porque lo hice con pega loca. De ahí pues me puse a pensar en cosas que vi en Apopa durante mi niñez e hice una carreta porque acá en Apopa en esa época el tren de aseo andaba en una carreta jalada por bueyes. Así que empecé a hacer carretas.

 

Carretas para regalar…

No, para mí, pero cuando mis amigos venían se las regalaba y se las llevaban. Luego empecé a querer hacer cosas de nuestros antepasados como por ejemplo un pozo artesanal. Y de repente pues pensé si puedo hacer esto puedo hacer otras cosas y fue que hice la iglesia de Apopa.

 

¿Cómo logra estructurarla?

Como podía dibujar un poco, primero hice un bosquejo, pero no lograba plasmar los detalles porque uno los pasa desapercibidos. Yo soy católico y tengo más de 50 años de ver la iglesia, pero los detalles se me escapaban. Entonces ¿que hacía? hacía una cosa y me iba a la iglesia a verla otra vez, y así iba.

 

Jajaja visitaba más la iglesia para estructurarla que para misa…

Jajaja sí, sí la visité más y por mucho tiempo más. Así fue como lo hice. Los artistas, los poetas; yo los admiro porque tienen memoria fotográfica.

 

¿No tiene memoria fotográfica usted?

No, no todavía no. Se me pierden las cosas por la memoria a corto plazo, pero sí, hoy sí me fijo más en detalles que uno común mente los pasa desapercibidos. Por ejemplo esta que acabo de terminar que es la iglesia de La Ceiba de Guadalupe lleva muchos detalles. Esta es un encargo, supuestamente se la van a llevar a México.

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Ufff esa imagino le llevó tiempo y paciencia…

Me llevó tres meses más o menos. Fíjese que esta iglesia tiene más de 13 mil piezas de fósforo.

 

¿Cuál es el precio de una iglesia como esa?

$250 dólares, yo no valúo como artista. Tuve la oportunidad de estar en una exposición en un colectivo junto con dos pintores y un tallador en madera. La hermana de uno de los pintores que había expuesto le llamó la atención (mi arte). Yo había llevado mis iglesias y otras cositas, y le conté cual había sido mi historia, porque para mí esto es una terapia…

 

¿Su arte es una terapia?

Sí, es una terapia. Para mi es una terapia y por eso es que yo no le puedo decir, mire este vale tanto. Mi arte lo hago  pensando en terapia no como  un artista. Yo  nunca me he considerado un artista.

 

¿Qué le dijo la  experta?

Me dijo: se las puedo valuar, si hágalo me gustaría saber le dije. Esta de Panchimalco costaría unos $1,200 dólares, esta de Suchitoto unos $900 dólares, la de Ahuachapán $900 dólares y algo; está de acá de Apopa me la valuó como en $500 dólares y así me valúo las otras cositas.

 

¿Cuál es la construcción arquitectónica más grande que sueña con llevarla a maqueta?

La catedral de Santa Ana. Esa es maravillosa y sé que va ser un reto. Esta (la Iglesia de Guadalupe) ha sido un reto. Cuando me la pidieron dije que la podía hacer, pero yo no sabía si la podría hacer.

 

¿Ha pensado en hacer estructuras como la Estatua de La Libertad en Nueva York o la Torre Eiffel por ejemplo?

No, la Torre Eiffel ya me la pidieron, pero dije que no porque ya evaluándolo como arte sería costoso porque me llevaría por lo menos seis meses.

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Usted esto lo utiliza para terapia ¿habrá un momento que dará el salto a artista?

No podría decirlo. Cuando estuve en esa exposición la persona que le conté me dijo que este es un arte que no lo había visto en ninguna parte, y yo: wow ya no es terapia, es un arte, pero como le decía yo antes regalaba lo que hacía. Hoy algunos han decidido comprármelo, pero sigo regalando. Recientemente hice a Don Quijote y se lo regale a una prima.

 

¿Qué es lo que más le gusta hacer iglesias u otro tipo de figuras?

Las iglesias básicamente son una estructura colonial la mayoría. Yo busco la estructura colonial más que todo, por eso he hecho la  iglesia de Panchimalco, la de Candelaria…

 

¿Cuál sería el mensaje que usted le estaría mandando a la esclerosis con su arte?

La esclerosis básicamente no hay una medicina que la pueda curar, pero con fe en Dios y perseverancia podemos disminuir los efectos que provoca.

 

Según el médico usted a estas alturas ya no tendría movimiento en las manos y hace arte con ellas…

Sí, según la medicina no tendría movimiento. Yo pertenezco a la Asociación Salvadoreña de Esclerosis Múltiple. Ingresé como en el 2005 y de los compañeros con los que ingresé muchos han muerto porque la esclerosis lo lleva a uno a deprimirse y casi todos ellos murieron por depresión porque el médico le pinta a uno que no podrá hacer nada. Dice: vos vas a quedar en silla de ruedas, vas a quedar ciego y le dice todo lo peor del mundo, pero la determinación de uno hace que pueda vencer la enfermedad. Yo estoy también con un grupo de amigos con esclerosis múltiple a nivel iberoamericano y me da cosa cuando algunos compañeros recién diagnosticados piensan que el mundo se terminó, y yo al contrario sigo y trato de aconsejarlos. Les envío fotografías de mis trabajos. Lo que yo estoy haciendo es arte terapia.

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Bueno las “chirilicas” siempre son necesarias ¿ha pensado en algún momento en fabricar para vender?

Bueno sí. Esto (el estante) lo tenía lleno de cositas, tenía algunos instrumentos musicales de cuerda, hice un violín y lo publiqué en mi página de Facebook y lo vendí hace poco. Me dieron $40 dólares.

 

¿Cuál es su sueño?

Dejar de padecer de esclerosis y creo que lo estoy logrando porque tengo siete años de no sufrir ningún evento provocado por la esclerosis. La última vez que tuve un evento estaba acá en la casa, caí y se me incrustó un vidrio de los lentes. Me hospitalizaron por nueve días. Ya tengo 25 años que me lo diagnosticaron y solo tengo secuela. Me falta equilibrio y por eso uso bordón al caminar.

 

 ¿Ha pasado por muchos tratamientos?

Yo desde antes que me la diagnosticaran tomé un montón de cosas, por ejemplo la orino terapia. La orino terapia la practiqué por dos años hasta que me ingresaron en el hospital y me dijeron: se llama esclerosis múltiple lo que usted tiene.

 

¿Le habían dado anteriormente otros diagnósticos?

Los médicos no daban que era, me decían no sabemos lo que usted tiene. Me hicieron todos los exámenes habidos y por haber acá en el Seguro Social. Pasé por un sinfín de especialistas y nada. Empecé a visitar a un médico particular me dio acupuntura y me dijo lo de la orino terapia. De ahí cuando ya me habían diagnosticado me sometí a la picada de abeja.

 

Picada de abeja…

Sí, llegué a que me picaran 14 abejas diarias.

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En serio, y ¿se iba a un colmenar?

No, no, me iba donde mi suegra a ya en San José Las Flores. Ahí tenían un palo de marañón y la miel del marañón atrae a las abejas así que ella ponía un vaso con agua y azúcar cerca del palo y claro les gustaba la azúcar también. Se metían y ella les ponía una bolsa plástica, me llamaba, iba y me las traía en la bolsa plástica. Las movía para que se enojaran más y cuando venía acá a la bolsa platica le abría un agujerito con la tijera para que quisieran salir y ya cuando estaban cerquita la agarraba con una pinza y me la ponía donde quería que me picara. Y claro como estaba enojada era poniéndomela y me picaba.

 

¿Y religiosamente tenía que ponerse 14, ese era el número?

No, no, no. Llegué hasta 14 diarias, porque lo hice entre febrero y mayo, y se dio la casualidad que los cañales empezaron a florear y las abejas se fueron. Además en el Seguro también ya habían empezado a ponerme el “Interferón” y lo usé como cinco años.

 

¿La idea de que lo picaran abejas de donde nació, cuál era el efecto?

Un día viendo televisión con mi hijo había un programa de “Ripley” y vimos que había una paciente de Los Estados Unidos que estuvo dos años en silla de ruedas por esclerosis y un compadre de ella le dijo que la picada de abeja era buena para la artritis, que probara. Vino ella y probó. Llegó a ponerse 40 picadas en la espalda y logró levantarse y caminar. Ahora ella es apicultora para atender pacientes de esclerosis. En mi caso, a mí me empezó en el pie, los dedos ya no los movía. Y al ver eso, un día le digo a mi hijo, mirá ahí anda una abeja agarremola me la voy a poner. Dije voy a probar porque no era recomendable para personas alérgicas. Me la puse en el pie, me dolió y se me hinchó y todo, pero lo normal. Y así fuimos viendo que no era alérgico y de ahí fue que mi suegra me las comenzó a agarrar.

 

Menos mal que eran de colmena, se imagina unas africanizadas…

Jajaja nombre ya no estuviera contando esto. Y fíjese quizá a los dos meses ya podía mover los dedos. Yo se los recomiendo a los compañeros.

 

¿Cuál ha sido lo más difícil en su lucha contra la esclerosis?

Que quedé en cama en una de las crisis, no podía ni sentarme.

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