Agencias
El excapitán del Ejército, Jair Messias Bolsonaro, de 63 años, fue transferido el viernes en la mañana al hospital Albert Einstein, en São Paulo, para seguir el tratamiento de recuperación del atentado que sufrió el jueves durante un comicio en Juiz de Fora, en Minas Gerais. El líder en las encuestas llegó grave al hospital, con hemorragia interna y el intestino delgado perforado en tres partes.
Su agresor, el albañil Adelio Bispo de Oliveira, de 40 años, fue preso in fraganti por un policía correligionario de Bolsonaro. En un interrogatorio confuso, Oliveira confesó que actuó solo y «a mando de Dios», pero la policía desconfía que haya otros implicados en el ataque.
«Ya se incendió, ¿Qué quiere que haga? Mi nombre es Messias, pero no tengo cómo hacer milagro», le respondió Bolsonaro a una reportera esta semana cuando le pedía una declaración sobre el incendio que acabó con el Museo Nacional de Río de Janeiro, uno de los más importantes de Brasil. «Si no hay dinero, paciencia», constataba el favorito en la elección presidencial brasileña, sobre una tragedia que paralizó al país esta semana.
Las posiciones controvertidas y autoritarias de Bolsonaro siguen desagradando a buena parte de los electores. Mientras llega al 22% como favorito a la presidencia entre un grupo que lo llama «Mito», Bolsonaro también es el más repudiado, con un 44%.
En su sexta legislatura como diputado, Bolsonaro se destacó más por agresiones, incluso físicas, que por sus proyectos, pocos y mediocres, aprobando apenas dos en 26 años. Entre sus propuestas de campaña defiende la liberación de las armas, licencia para matar para policías, la castración química para violadores, la implantación de escuelas militares como modelo de educación y la liberación de las tierras indígenas para la exploración mineral y agricultura.
«Si llego a la presidencia no habrá un centímetro más de demarcación», declaró en abril sobre la ley que preserva la Amazonia y los pueblos indígenas. En su propuesta, apoyada por grupos de hacendados y contestada por indígenas, Bolsonaro afirmó que los indios «no quieren vivir en un zoológico».