Agencias
Este miércoles, dos cuerpos aparecieron flotando en la orilla del río Hudson, en la ciudad de Nueva York. Se encontraron a la altura de la calle 68, en uno de los muelles que jalonan la ribera de Manhattan, transformada en los últimos años en parque fluvial. Los cadáveres eran de dos mujeres jóvenes y estaban atados por los tobillos y por la cintura con cinta adhesiva.
No tardó en saberse que las chicas eran dos hermanas de nacionalidad saudí: Tala y Rotana Farea, de 16 y 22 años, respectivamente. Iban atadas frente con frente, completamente vestidas y sus cuerpos no mostraban signos de violencia, lo que descartaba una de las primeras hipótesis de los investigadores: que se hubieran tirado desde el puente George Washington, que une Nueva York con New Jersey.
Las jóvenes vivían en el estado de Virginia -casualmente, donde también residía Khashoggi- y desaparecieron de su casa el pasado 24 de agosto.
No era la primera vez que dejaban el hogar: en diciembre de 2017 fueron dadas por desaparecidas y acabaron en un albergue después de que pidieran protección a las autoridades. La madre aseguró a los investigadores de la policía de Nueva York que en la víspera de su última desaparición recibió una llamada de la embajada de Arabia Saudí en Washington. Se les exigía que abandonaran el país porque sus hijas habían solicitado el asilo político.
También niegan la posibilidad de que se suicidaran, a pesar de que no hubiera signos de violencia.
El forense de Nueva York todavía no ha determinado la causa de muerte.