Iggy Azalea se defiende de las críticas tras continuar un concierto mientras una bailarina sufría convulsiones

Agencias

La cantante Iggy Azalea no se lo ha pensado dos veces antes de recurrir a Twitter para ofrecer su propia versión de los hechos en relación con una nueva polémica que podría empañar su esperado regreso a los escenarios. Y es que para muchos internautas no pasó desapercibido que la intérprete decidió proseguir con el concierto que ofreció ayer jueves en Río de Janeiro mientras una de sus tres bailarinas empezaba a sufrir convulsiones: un gesto que ha desembocado rápidamente en un sinfín de críticas contra la artista por su supuesta falta de consideración ante el estado de salud de la joven.

En un primer momento, la estrella del rap pensaba que su compañera de escena había sufrido una mera caída o que se había torcido un tobillo, por lo que se limitó a llamar al equipo médico que se encuentra permanentemente entre bambalinas para que le asistiera rápidamente al tiempo que ella continuaba con su recital. Según la artista, no fue hasta mucho más tarde cuando todos fueron conscientes de la gravedad del asunto y se volcaron con ella para asegurarse de que evolucionaba favorablemente.

«¡Solo quiero deciros que mi bailarina se encuentra bien! Las luces y el calor del escenario le provocaron un ataque epiléptico, pero tan pronto como fue llevada al backstage empezó a encontrarse mucho mejor», reza el primero de la larga cadena de tuits que ha publicado la intérprete para defenderse de los reproches y dejar patente lo mucho que se preocupa por el bienestar de quienes trabajan con ella.

«Y para aclarar ciertas cosas sobre mi bailarina. Uno, pensaba que simplemente se había caído o que se había torcido el tobillo. Y puede sonar cruel, pero por lo general seguimos cantando y actuando hasta que deja de sonar la música, y pedimos ayuda a los paramédicos, que es justo lo que hice. Segundo, nos quedamos paralizados cuando nos enteramos de lo que había pasado y nos sentimos muy agradecidos de que esté bien. Y tercero, sé que resulta fácil hacer bromas y chistes cuando alguien se desmaya, pero que sepáis que no tiene nada de gracioso que alguien sufra un ataque», ha añadido a su descripción de lo ocurrido.

Pero lejos de limitarse a dar explicaciones y a defender su honor ante la avalancha de ataques que ha venido recibiendo en la esfera virtual, la artista australiana ha dedicado el último de sus mensajes a poner en su sitio a sus detractores y afearles que aprovechen cualquier suceso o incidente para dar rienda suelta a su odio contra ella y a su campaña de difamación.

«A veces me encuentro exhausta con el mundo. Es como si cualquier cosa que haga o me ocurra se convirtiera en una oportunidad para que la gente me diga lo mala persona que soy, por qué mi música es horrible o que mi ropa es extremadamente fea. Pase lo que pase, para algunos siempre seré una artista de segunda o una persona despiadada, y estoy muy cansada porque llevo cuatro años aguantando todo tipo de reproches, siento que nada de lo que hago es lo correcto y me cuesta estar motivada», ha aseverado.