Apolo 1 | Los 50 años de la tragedia que nos llevó a la Luna

Open Mind

El 27 de enero de 1967 no debía haber sido una fecha para la historia. Su lugar debía haberlo ocupado el 21 de febrero, el día previsto para el lanzamiento de la primera misión tripulada del nuevo programa espacial Apolo de la NASA, que debía llevar al hombre a la Luna antes del fin de la década. Aquella primera misión, entonces llamada AS-204, debía abrir el camino con el primer vuelo orbital.

Los astronautas estadounidenses ya habían viajado al espacio. De hecho, dos de los tripulantes de aquella misión eran veteranos: Virgil Ivan GusGrissom era uno de los Siete del proyecto Mercury que Tom Wolfe retrataría en su libro The Right Stuff. Su compañero Edward Higgins Whitese había incorporado más tarde al proyecto Gemini, pero había sido el primer estadounidense en pasear por el espacio. Sólo el tercero de ellos,Roger Bruce Chaffee, era novato; sin embargo, los tres eran conscientes de que, como pioneros de una nueva generación de vuelos espaciales, corrían un riesgo.

Pero no aquel día. El 27 de enero era sólo una etapa más en la rutina del entrenamiento: una especie de ensayo general, con una cuenta atrás simulada y una prueba de “enchufes fuera” o plugs-out; una desconexión de los sistemas de tierra para comprobar que el Módulo de Mando 012, bautizado como Apolo 1, podía autoabastecerse de energía. No había combustible ni bulones explosivos. No había ningún peligro. A la 1:00 de la tarde, los tres astronautas abordaron su nave sin imaginar que no saldrían de ella con vida.

ACCIDENTE A LOS 30 SEGUNDOS

Todo ocurrió en menos de medio minuto. A las 6:31:04 pm, uno de los astronautas dio la voz de alarma sobre un incendio que se había declarado en la cabina. Siguieron gritos confusos, y la imagen de televisión mostró a White tratando de abrir la escotilla mientras las llamas barrían la imagen. A las 6:31:22 la transmisión se cortó. El fuego era tan violento que se abrió paso a través de la pared del módulo, afectando a la plataforma y expulsando una densa humareda que retrasó el acceso a la cabina durante cinco minutos. Los tres astronautas ya habían muerto. Tardaron 90 minutos en poder extraer los cuerpos de los restos calcinados.

“La conmoción del accidente del Apolo 1 tuvo un impacto inmenso en el programa”, comenta a OpenMind el historiador jefe de la NASA, William P. Barry. “Lo más llamativo fue que un test en tierra, considerado como no peligroso, fuera de hecho extremadamente peligroso”. La tragedia paralizó el programa durante 18 meses. Y aunque mucho se averiguó sobre lo que había fallado, “no fue posible determinar con exactitud qué fue lo que inició realmente el fuego del Apolo 1”, cuenta a OpenMind el ingeniero de sistemas aeroespaciales Matteo Emanuelli, exeditor de la revista Space Safety Magazine.

Según Emanuelli, “muchas cosas fueron mal”. Una vez que hubo saltado la chispa, fue una desafortunada acumulación de defectos la que desató la tragedia. En primer lugar, la cabina estaba llena de materiales inflamables, sobre todo redes de náilon y velcro, elementos destinados al almacenamiento. Incluso los trajes presurizados de los astronautas eran de náilon. Todo ello podía prender aún más fácilmente en la atmósfera de oxígeno puro que llenaba el módulo.