La vital estrategia de una niña de 11 años para sobrevivir al tiroteo de Texas

MARCA

El tiroteo de Texas dejó 21 muertos en el colegio de Uvalde, pero pudieron ser más si no llega a ser por la perspicacia de una niña en el momento de los asesinatos. La protagonista de esta heroica historia es Miah Cerrillo.

Esta estudiante del colegio donde sucedieron los hechos sobrevivió gracias a que se manchó de sangre de una compañera para hacerse la muerta y así pudo engañar a Salvador Ramos. Aunque pudo sobrevivir al tiroteo, sufrió lesiones en la espalda por fragmentos de bala.

Su tía y su padre dicen que Miah está traumatizada

Su tía, Blanca Rivera, explicó lo que sucedió en KRPC-TV. «Mi cuñada dijo que Miah vio a su amiga llena de sangre, así que la recogió y se la echó por encima ella misma», comentó RiveraEl padre de Miah, Miguel Cerrillo, ha hablado con Fox News Digital y ha dicho que estos días que han transcurrido tras el tiroteo han sido muy duros para su hija.

Por suerte solo tuvo heridas de bala en la espalda

Miah tuvo que ir al hospital para tratarse sus heridas en la espalda, por suerte recibió el alta esa misma noche. Pero las secuelas mentales tardarán mucho más en borrarse. «A medianoche, mi cuñada me llamó llorando. Creo que en ese momento todo se hizo realidad para ella. ‘Estamos en casa y está llorando; está teniendo un ataque de pánico», reveló Rivera. «Es traumatizante, y tener una niña de 11 años pasando por esto, no puedo ni imaginar lo que está sintiendo», lamentó la tía de Miah a KPRC-TV.

Una estrategia similar a la que utilizó otra niña en el tiroteo de Sandy Hook

Este tiroteo guarda muchas similitudes con el que sucedió en 2012 en la escuela Sandy Hook en Connecticut, en el que fueron asesinadas 26 personas. En el sucedido este martes fallecieron 19 niños y dos adultos, por lo que le convierte en el segundo tiroteo con más muertes.

En la tragedia de Sandy Hook pasó algo muy parecido a lo que hizo Miah. Una niña de seis años también se hizo la muerta en aquella ocasión, su método fue cubrirse «de los pies a la cabeza con sangre» de sus compañeros.