Por: Fernando Vázquez | TUDN
Hay veces que el Real Madrid añora a un ángel en la figura de Raúl cuando, en realidad, tiene otro, proveniente de la Amazonia, de un Brasil que da un cobijo absoluto a los merengues y que azota a los rivales: Vinicius Jr.
La tarea del sudamericano fue brutal para el conjunto merengue que venció 4-1 a su acérrimo rival, el Barcelona, todo en la Final de una Supercopa de España que es más ‘Real’ que nunca y con el interminable desierto de Arabia Saudita como escenario de pureza para los blancos y de sed para los blaugrana.
Vinicius comandó una goleada que pocas veces se dan entre los dos equipos más importantes de LaLiga, quizás del mundo. El atacante se deshizo del portero Iñaki Peña para rematar ante una solitaria meta apenas a los 7′ y, apenas instantes después, una conexión con su compatriota Rodrygo le permitía firmar el doblete a los 10′.
Las dos jugadas tuvieron como denominador común la facilidad que tenían los de Carlo Ancelotti para hacer que el Barcelona corriera en dirección a su meta en unas transiciones mortales y que prácticamente desnudaban todas las falencias tácncias de un impotente Xavi Hernández quien solo se tocaba la cara con su mano izquierda en respuesta a las saetas que corrían por el centro del campo en dirección a la meta catalana.
A pesar de eso, el Barcelona tuvo un momento de consuelo con un gol (o golazo quizás de volea) de Robert Lewandowski que descontaba el marcador, pero un penal cometido por Araujo abrió la puerta al triplete de Vinicius y a la renuncia definitiva de los ‘Culés’ para defender su título de Supercopa, justo un año después de tener solamente alegrías ante los merengues en Arabia.
El premio a Rodrygo, incansable también a la hora de desbocar los trazos de Koundé desde línea de fondo, a los 64′, la presión del brasileño hizo que le quedara la pelota a modo en el área y firmar el marcador final en lo que es también la primera ocasión en la que Jude Bellingham festeja un título como blanco.
Araujo salió expulsado en lo que era un vestigio de aquel Barcelona que llegó a imponer cierto respeto en Arabia hace un año. Hoy, en plena casa de Cristiano Ronaldo, el blanco se impone, es más ‘Real’ que nunca y tiene a su ángel del desierto y también de la península: un Vinicius Jr. que él solo hizo pedazos a toda una institución que se jacta de ser ‘más que un club’ pero ahora, es menos que una arena perdida en el desierto árabe.
