Texo y Fotos: Alessandro Bacci di Capaci
San Salvador es una ciudad donde el pasado colonial se encuentra cara a cara con torres de cristal. A través de este fotorreportaje, se busca retratar cómo las raíces culturales y religiosas del Centro Histórico coexisten con la arquitectura moderna, el comercio globalizado y la transformación digital visible en zonas como San Benito o Escalón. Una narrativa visual de contrastes urbanos que revela una identidad en evolución.
Tradición que persiste
El Centro Histórico ha sido por décadas el corazón latente de San Salvador. A pesar de los años, aún conserva ese carácter vibrante que mezcla lo religioso, lo comercial y lo simbólico. Espacios como el Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana o el antiguo edificio del Banco Central de Reserva permanecen en pie, no solo como estructuras, sino como testigos de una ciudad que se niega a olvidar su historia.

En medio de estas calles restauradas, donde la piedra de adoquín ha vuelto a dominar la escena urbana, se encuentra gente como Francisco Rodríguez, un vendedor de antojitos que ha trabajado toda su vida en el centro.
“Yo nací vendiendo en estas calles. Antes aquí no se podía ni caminar de tanta venta, pero ahora hay más orden, y hasta vienen turistas a tomarme fotos. Me siento orgulloso de seguir aquí, con mis pupusas, en medio de todos esos edificios nuevos.”
Este tipo de voces representan la esencia de la ciudad: la resistencia del trabajo informal, el arraigo y la capacidad de adaptación. En las plazas renovadas, conviven los turistas con las palomas, los niños con globos y los edificios coloniales con nuevas propuestas de diseño urbano.
CATEDRAL METROPOLITANA

Es el principal templo católico del país y símbolo de lucha y fe para muchos salvadoreños. Foto:
Alessandro Bacci di Capaci
El ascenso de lo moderno
Basta cruzar hacia San Benito o subir a Escalón para que el panorama cambie drásticamente: torres de vidrio, grandes avenidas, centros corporativos y cafés de diseño dominan la escena. El contraste es tan radical que pareciera estar en otra ciudad. Edificios como Millennium Plaza, Presidente Plaza y Bambú City Center representan el nuevo rostro de una capital que apuesta por lo global.
Uno de los símbolos de este cambio es la Presidente Plaza, donde recientemente abrió sus oficinas Google El Salvador, en un paso histórico para la transformación digital del país. La vida profesional, tecnológica y acelerada que se vive en estos lugares contrasta con la pausa del centro antiguo.
Edgardo Ponce, un joven ingeniero en software, lo vive en carne propia. “Trabajo en una startup con oficinas en Bambú. Es increíble estar en un espacio moderno, con buena conectividad, cafés, coworking… pero en el almuerzo me escapo al Centro Histórico, siento que ahí está el alma de San Salvador. Es como vivir en dos mundos a la vez.”
Estas zonas modernas no solo reflejan crecimiento económico, sino también una nueva manera de habitar la ciudad: vertical, conectada, más ordenada y enfocada al consumo de servicios premium. Pero aún así, no son mundos separados: están conectados por avenidas, por personas como Edgardo, y por la tensión constante entre lo que se construye y lo que se conserva.
Millennium Plaza

Presidente Plaza (Google El Salvador)

Bambú City Center

Una ciudad entre dos tiempos
San Salvador se encuentra en una etapa de transformación acelerada, pero no es una ciudad que deja atrás su historia. Más bien, es una ciudad donde las capas del tiempo se mezclan: donde una cúpula barroca puede reflejarse en una torre de vidrio, donde un puesto de atol se instala frente a una pantalla LED.
Esta superposición de realidades crea una narrativa única que merece ser contada y fotografiada. Los contrastes no son una contradicción, sino un retrato honesto de la identidad urbana de la capital: híbrida, contradictoria y viva.
Restaurante La Dalia

Cardedeu Hotel

Biblioteca Nacional BINAES
